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REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXIX San José, Costa Rica 1934 Sábado de Agosto Núm. Año XVI. No. 693 Ramón Pérez de Ayala SUMARIO Nuestro Nietzsche Ramiro de Maeztu Un discurso Si nos descuidamos, la voracidad de la United Fruit Co.
Jacques Chevalier traza una magnifica semblanza de Una se tragará cuanto le convenga en la zona del Pacífico. Juan del Camino muno Los socialistas argentinos y el proyecto de Congreso de la Cartas al amigo Manifiesto del Partido Socialista Argentino. Carlos Ascoli De Flora Tristán a Carlos Marx Joaquin Quijano Mantilla Cuaderno de Apuntes Diálogos: Uno entre la señorita Maria de Laguna y el Dos poemas.
embajador de España en Londres.
Gentile, al Indice del Santo Oficio Dos baladas Miguel de Unamuno Pallais Luis Alberto Sánchez Alejandro Manco Campos Nuestro Nietzsche Por RAMIRO DE MAEZTU De La Prensa. Buenos Aires Federico Nietzsche Dibujo de Macaya La obra de Carlos Andler sobre Nietzsche es nada menos que la reconstruc ción sistemática del pensamiento nietzscheano en sus diferentes fases, lo que implica el estudio de las fuentes de Nietzsche en la filosofía, en la literatura, en la filología y en el arte. Gracias a Andler y a la división de la obra nietzscheana en sus distintas fases, podrá apreciarse mejor el panorama de su pensamiento y el puesto que en ese panorama ocupa cada una de las ideas del profeta del superhombre Esta obra de reconstrucción era necesaria por la indole misma del pensamiento de Nietzsche. Era un hombre dado a los éxtasis, en los que concebía sus ideas. Después las analizaba al tiempo de escribirlas. Lo fundamental en el éxtasis y en el análisis. era la emoción, la alegría del descubrimiento, que se expresa también a maravilla en su estilo cortado y aforístico. Es la razón alada. la razón y el Eros, como en Platón, pero más impaciente de dar en el blanco desde el primer momento.
Ya no cabe duda de que Nietzsche ha sido el originador de numerosas ideas que luego han pasado a ser bienes mos trencos de la ciencia.
Una de ellas es Ia de que lo inconsciente no es sino lo consciente rebasado. Por ejemplo. en pezamos a andar o a aprender un idio ma, dando conscientemente cada paso, de suerte que el esfuerzo se hace en plena conciencia, y la cosa, una vez aprendida, entra en el automatismo de lo in consciente Lo extraordinario es que los volúmenes de Andler nos revelan que los españoles que empezablamos a leer Nietzsche entre los años 1895 y 1900, apreciamos desde el primer momento lo que era esencial, característico y más importante de la filosofía de Nietzsche: a saber, la trascendencia suprema que concede los juicios de valoración y las escalas de valores. El acto más importante que puede realizar un hombre es el de valorar una cosa o proyecto, porque si los estima buenos tenderá irresistiblemente a poseerla o a realizarlo.
Esta fué la razón del nietzscheanismo de algunos españoles en el 98. La guerra con los Estados Unidos nos había revelado despiadadamente la impotencia quita para que así se debilite la voluntad de potencia. de Nietzsche, que tanto admirábamos algunos españoles del 93. El valor es el género: la po tencia, la especie. Lo que queríamos específicamente, en aquel hora de bilidad, era la potencia, es decir, lo es pecífico, y no el valor, lo genérico.
Pero para lograr la potencia había que empezar por valorarla, por estimarla, por quererla. por cllo fue Nietzsche nuestro filósofo, como el creador de una filosofía que hacía de los juicios de valoración el fundamento de toda especulación ulterior y que in terpretaba el goce y el dolor como juicios de valor olvidados, como antiguas percepciones conscientes, que habían pasado a la inconciencia.
Otros aspectos de la filosofia nietzscheana no nos interesaban tanto. Hablábamos mucho de su aristocratismo y de que los pueblos no tenían más sentido que producir algunos cuantos grandes hombres y tres o cuatro obras maestras. Conseguimos que se nos motejase de superhombres. no sin dar algún motivo para ello. Manejamos los tópicos de la moral de los amos y la moral de los esclavos, que luego han dado lugar toda una literatura sobre el resenti miento de los esclavos. que, con la degeneración de las aristocracias, origina las revoluciones, y a toda otra literatura sobre las razas nórdicas, productoras del rubio hiperbóreo y y aun so bre la eugenesia y materias afines. había una idea central del pensamiento nietzscheano que rechazábamos la del eterno retorno. fundada en el supuesto de ser el mismo, de toda eternidad, el número de átomos, que agotado todas las posibilidades combinatorias y este mismo momento que vivimos en la actua lidad, en estas mismas circunstancias, absolutamente las mismas, hemos tenido que vivirlo un número infinito de veces y otro número infinito de veces volveremos a vivirlo, exactamente lo mismo que ahora.
Entonces no podíamos aducir en contra de esta idea las razones de una física que cada día se espiritualiza y postula con más fuerza la necesidad de una Providencia que ordene el Univer so. Pero lo que sentíamos entonces es nos hizo radicalmente, nacional Evidentemente éramos débiles. Pero en otros siglos habíamos sido fuertes. Si nos habíamos debilitado era, sin duda, por descuidar el valor de la fuerza, es decir, por menospreciarlo. Lo fundamental es el aprecio o el menos precio de un valor. Esto, que nos corroboraba Nietzsche, es lo mismo que nosotros mismos nos decíamos. así la posición histórica penetrar desde luego en la idea central del nietzscheanismo. Nuestra ventana nos obligaba a a ver directamente lo que al cabo de tan meritorios esfuerzos ha descuCarlos Andler Ahora Andler trasforma la voluntad de potencia, de que Nietzsche hablaba.
en voluntad de valor. En cierto modo la trasformación es muy legítima, por que la potencia está en el valor y nuestra potencia exterior es consecuencia de nuestra potencia Puesto que la potencia es valor físico, del mismo modo que el valor es la potencia moral.
la voluntad de poten cia se trasforma en voluntad de valor.
Todo ello es cierto, así como que nuestra actividad puramente humana con siste en valorar o revalorar, pero ello no a bierto por lo Se han me un sobre nosotros mismos.