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38 REPERTORIO AMERICANO OCTAVIO JIMENEZ Abogado y Notario Castillo OFICINA: 50 varas Oeste de la Tesorería de la lunta de Caridad.
ral. porque de General no acatar la acusado Tel. 4184 Apdo. 338 Isla y figu planes del Ciesen a primeros pronto quedaron anulados an te el humo de las victorias. Legis lativo y Ejecutivo también se enfrenta ron, enemistados. Carlos Manuel de Céspedes fué destituído por la Cámara.
ΕΙ presidente de la Republica en armas, Tomás Estrada Palma, prisionero, y con finado en el de Figueras, en Es paña, escribe en 1877 al general Antorecomendándoles trabajasen con empenio Maceo y al general Máximo Gómez, ño en la conciliación y concordia genees absolutamente indis pensable que terminen en el campo cu bano las disidencias, causa de tantos males, y que se establezca una sola ar monia en todos los patriocas militantes.
Semejante cuadro de descomposición existió entre los cubanos que formaban la Junta Revolucionaria de Nueva York durante la Guerra de Yara, profunda mente divididos y enemistados unos con otros.
Una de las manifestaciones de esa de sunión fue el localismo, dividiéndose los revolucionarios, además de por las enemistades y rencillas personales, tam bien en facciones localistas. Este localismo no sólo era de provincias, sino que, como dice Gerardo Castellanos en su obra citada, aun dentro de una misma provincia hubo agrios cismas locales, aisladores de bayameses, holguine.
ros, baracoenses y guantanameños, etc. este sentimiento tan nocivo llegaba al extremo de negarse los revolucionarios de una jurisdicción a salir a pelear fuera de los limites de la misma, repe liendo cualquier unión y cooperación con los de otra localidad o provincia que necesitaban su auxilio. Pelear los orientales en Camagüey, o los camagüe yanos en las Villas, o cualquiera de és tos en La Habana y Vuelta Abajo? Ina.
ceptable. Que cada uno luche por su región, fueron el pensamiento y sentimiento generales, olvidándose todos de que era la independenia de Cuba entera la que había que conquistar, y sin que pudieran tener explicación en nuestra tierra estas divisiones localistas por la existencia de efectivas divisiones geográficas, étnicas, religiosas, etc. etc. que es necesario reconocer en otros paises.
Del Zanjón a Baire se registraron las mismas desuniones entre los cubanos convencidos de la necesidad de la ѕера ración de Cuba de España, retardándose por ellas el momento de la coordina ción para emprender la nueva lucha En la pintura que de la situación cubana hizo Juan Gualberto Gómez un folleto publicado en Ma.
drid, Cuba en 1884, decir: Si alli (en Cuba) no defendieran su bandera más que los peninsulares, ya se podria dar por segura y próxima la separación de Cuba. Esto lo saben cuanto cono cen bien los accidentes diversos, ya po líticos, ya militares, de las revoluciones de Cuba. El día que todos los cubanos estuviesen unidos frente a España, pue de ésta dar por perdida su oberania sobre aquella isla, a despecho de toda la decisión, todo el valor y todos los sacrificios que hicieran los peninsulares de uno y otro lado del Atlántico Uno de los aspectos más extraordinarios de la obra de preparación y orga nización revolucionarias acometida por Marti y que culminó en la guerra de 1895, fué el unir a los cubanos de la de las emigraciones en una acción común para arrojar a España de Cuba.
whir a los veteranos de Yara con los noveles revolucionarios, unir a las ras militares del 68 68 entre sí; lograr que todos aceptasen los Partido Revolucionario Cubano, que el general Máximo Gómez se pusiese al frente de las operaciones guerreras, y que Maceo, Garcia y otros jefes recono a Gómez como Generalísimo. Unicamente Martí ha podido realizar en Cuba el milagro de unir a los cubanos a fin común. En esas favorables condiciones estalló el 24 de febrero la revolución de Baire.
Después de muerto Martí en los albo res de la lucha armada, volvieron las discordias, las divisiones, los localismos.
José Miró en sus Crónicas declara: Había mar de fondo en las esferas guber nativas; Gómez y el Gobierno estaban en discordia. los altos oficiales en sí, y los oficiales de inferior catego ría contra sus jefes de brigada. no se llegó a catastróficas disidencias gracias a la entereza de carácter disciplina militar del Generalísimo, quien logró con Maceo, en la marcha de la Invasión, mover, libres de localismos, las tropas mambisas de Oriente Occidente de la Isla, en singular hazaña guerrera, y pudo imponer relativa autoridad de mando, como fué imposible conseguir en la guerra de Yara.
Pero los antagonismos entre el ele mento civil y el militar subsistieron hasta los mismos días de la ocupación yanqui de la Isla, culminando, primero, en la destitución por el Consejo de Go bierno, de Calixto García, del cargo de lugarteniente general que ya había re nunciado, y la declaración por éste de reconocimiento de ningún Gobierno en esta Isla con excepción del de los Esta dos Unidos; y después, la deposición por la Asamblea de Representantes reunida en el Cerro en 1899 de su cargo Jefe de Máximo Gómez, de autoridad de Asambica y de entenderse, prescindien do de ella, con el Gobierno yanqui; y en la disolución de la propia Asamblea, divididos y distanciados sus miembros cuando mas necesarias eran organización, para presen tar un frente único al extranjero ocupan te por su triunfo sobre las armas espa ñolas, que prescindia por completo de los cubanos y se arrogaba todo el man do y todo el poder, los que fácilmente pudo ejercer a su antojo y capricho de Dido a esas divisiones y desorganizaciones de la familia cubana.
La República no ha puesto coto a esos males, y como en tantos otros que sufri mos, semeja colonia superviva.
y en todas nuestras campañas cívicas, des pués de rota la apatía, no ha podido alcanzarse el triunfo apetecido, porque las discordias y desavenencias entre jefe o grupos han imposibilitado la unión y la organización indispensables al éxito de toda empresa politica.
Durante todo el cruento y bochorno so período de la tiranía machadista jamás lograron ponerse de acuerdo los diversos sectores de la oposición para formar un frente único de ataque y re sistencia, y sólo de manera precaria y artificiosa se llegó a constituir en los Estados Unidos una junta revolucionaria, cuyos miembros se dividieron dis persaron bien pronto sin realizar acción alguna efectiva, enfrascados en ardorosas polémicas de carácter personalista, derrocado el dictador al negarle su apoyo y volverse contra él las fuerzas armadas, una vez que se convencieron que el presidente Roosevelt no respaldaba ia dictadura cubana la ha bían mantenido los gobiernos de ni aun entonces pudo realizarse la unión e e identificación para el gobierno provisional de to dos los grupos oposicionistas ahondan días de la nueva situación hasta dose las divisiones desde los minos en el golpe de estado del de setiem bre, después del cual se han se han producido nuevas divisiones y subdivisiones da uno de los ya divididos entre si antiguos grupos oposicionistas de la tiranía machadista, y hasta el Ejército, que durante todo régimen de la más absoluta unión el sostenimiento de la tiranía, quedo totalmente fraccionado al desalojar los sargentos y clases a la oficialidad, estableciéndose irreconciliable antagonismo entre los ayer firmes, cons tantes, e identificados mantenedores del Machadato.
tre y rígida como Coo a lidge y y Hoover, constituir necesaria Incha armada INDICE llega y com OTROS LIBROS Henri Beraud: Mi amigo Robespierre. 00 Julián del Casal: Sus mejores poemas. 00 Pablo Garus: El Evangelio de Buda. 50 Waldemar Coutts: Tirania sexual y 00 Blaise Cenerars: Las Yack. Novela. 50 Solicitese al Admor, del Rep. Am.
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