108 REPERTORIO AMERICANO Guillermo Enrique Hudson.
SUS ULTIMOS INSTANTES Por MORLEY ROBERTS De La Nación. Buenos Aires. Domingo de septiembre de 1988 Cuando me detuve por un instante, la otra beria llamar al doctor Frederick Price, a tarde, ante el escaparate de una libreria inquien conocia muy bien, Añadi que ain glesa de la calle Cangallo y entre muchos duda Price podria aliviarle el dolor. Puso otros ví el libro Hudson: Portrait. reparos. Un médico de Harley Street cobra.
no pude resistir a la tentación de adquirirlo.
ria honorarios abultados por venir a WestHace algunos meses tuve oportunidad de leer bourne Park Además, pero yo sabia que un comentario sobre el mismo en John la insinuación le agradaba, asi que saque un London Weekly. la revista literaria inglecigarrillo y dije, sin aparentar importancia sa, lo que me indujo a pensar que contendria alguna, que saldria y hablaria por teléfono variados e interesantes aspectos, desconocicon Price. Llamé 113 Harley Street.
EL dos casi, de la vida del autor de La Tierra doctor Price estaba ausente, pero hable con Purpurea particularmente en lo que respecel doctor Parsons Smith, que lo reemplazata los últimos anos de su existencia, transba. Como en una ocasión le había enviado curridos en Inglaterra, porque Morley Roun enfermo, este médico conocía mi nombre berts, su autor, fue amigo intimo de Hudson y convino en ir a las 19, 30. Le relate todo durante unos cuarenta añoshasta el molo que habia observado y reconoció que el mento mismo de su fallecimiento. Ahora caso era de urgencia que he leido detenidamente sus páginas con Cuando regresé junto a Hudson y le dije fieso que una vez más he podido apreciar alegremente que todo estaba dispuesto, me cuán grande es la suerte de aquellos que pareció encontrarie muy aliviado. Sures.
pueden leer las obras de Hudson en inglés.
piración mejoraba: el dolor disminuía. Pero el idioma en que fueron escritas, porque, neel tinte rosáceo subsistia, aunque hablaba cesario es reconocerlo, las traducciones veranimadamente de cien cosas Criticó cierto tidas al castellano no están a la altura de nuevo libro popular con salvaje humor: El la elegante edición de los originales.
último fué un gran libro comparado con est, Si bien Morley Roberts no ha escrito una aunque la segunda mitad del otro era abbiografia por falta de elementos relacionasurda dos con la juventud de Hudson un retrato Hasta sus últimos instantes fué Hudson Hudson llama a su libro en este abundan datos un gran critico y lector de novelas, aunque y anécdotas de interés, especialmente para (Por Victor Delhez)
su poder de critica le fallaba a veces si el aquellos que conocen de cerca al escritor ancuento era de su agrado. No obstante su glo argentino a través de sus narraciones de esplendida labor de imaginación, simulaba historia natural, o sobre la vida y costum no pedir que lo fuera a ver. Sabia que iria. no ser juez de obras de ficción, especialmente bres campestres, Hudson era nieto de in No admitia hallarse lo suficientemente en cuando le disgustaba algo escrito por un gleses y escribía sus obras en inglés, pero fermo para necesitar atención médica, pero amigo. Interrumpió la conversación para no debe olvidarse que nació en el partido de le hubiera causado sorpresa verme ese insistir en extender un cheque para el médiQuilmes, en el paraje denominado Los vein mismo dia. Llegué a su sombrio aposento co. Lo firmó e hizo una alteración, a la ticinco ombues Mas mi atención se con temprano por la torde. Era jueves, el 17 cual puso sus iniciales. Fueron éstas sus dos centro principalmente en el último capítu Con todo, nada habia en su tarjeta que puultimas firmas, escritas con firmeza y cln.
lo en el cual relata minuciosamente Morley diera alarmarme ridad Roberts los momentos que precedieron a la Cuando entré en su cuarto, alzó la vista Tomó el Century Magazine. que estaba muerte del autor de El ombu y Marta Riy sonrio, Denotaba preocupación, pero pasobre la cama, diciéndome que contenia su quelme.
recia aliviado Conocedor como era de su segundo articulo sobre el sentido del olfato.
Justamente el 18 del pasado mes hizo once estado, yo no me hallaba tranquilo. Tenia Quiso que lo leyera, mag durante todo este años del día en que falleció Hudson en Pen el tinte rosáceo, propio de los cardiacos, Su tiempo me preguntaba yo cuánto podria aun zance, Inglaterra, a la edad de ochenta y un circulación decaia y su corazón se dilataba quedarme sin alarmarlo. Habia algo sobre años. No obstante los dos lustros transcu Al sentarme a su lado se movió intranquilo incienso en el artículo, y le relaté que cierta rridos, muchos recordarán la mañana aque y dijo que sentia dolor: el dolor precordial vez havia presenciado misa solemne en un la en que los diarios, en pocas palabras, del corazón forzado, que se dilata. Había pro monasterio Trapense. Habia un aire mágianunciaron su deceso. Fue al final del oto bado todas las posturas y hasta agotado la co en el incienso, le dije. Estuvo primero fio de 1921 cuando se traslado Hudson de poca energia que le quedaba frotándose con en desacuerdo y luego aprobó. Hizo un vaLondres a Penzance. Durante el invierno y linimento El médico habia estado alli por no esfuerzo para arreglar las ropas de su la primavera anteriores se hallaba bien de la mañana cama: le ayudé y noté mejor que nunca su salud, aunque su corazón, el corazón de aquel No se opuso a que le tomara el pulso.
corpulencia. Si su corazón hubiera sido tan que tanto amaba a la naturaleza, le causn Este estaba débil y demasiado lento. Le fuerte como el resto de su organismo, sin ba ligeras molestias. Hudson, como muchos aconsejé que no tomara más digitalina, pero duda hubiera alcanzado una edad poco cootros afectados de la misma dolencia, habia me hallaba preocupado porque sabia que era mún. Cuando estuvo más tranquilo le hable llegado a comprender que lo mejor para los necesario tomar inmediatamente alguns resobre los desordenados manuscritos (1) que que sufren del corazón era no hacer nada solución, y al demostraba la más minima habia sobre su mesa de trabajo, que estaba que pudiera redundar en fatiga, ya del cere señal de aprensión o apuro, le causaria más al pie de la cama.
bro como del cuerpo.
daño que bien Cuando me preguntó respec. Es el último capitulo de Hind in to a su pulso, le contesté que lo hallaba más Richmond Park dijo y que me ha dado Quiero anotar exactamente lo que ocurrió bien débil, y poco a poco le sugeri que de. tanto trabajo Está todo concluido, pero fal dice Morley Roberts, refiriéndose a la muerta ordenarlo y revisarlo.
te de Hudson. Repose los escritos y le sugeri que debia Mi esposa y yo regresamos de Somerset llevármelos y pedirle a mi hijastra que los shire el lunes. Su última carta había sido pusiera en limpio. Objetó diciendo que ella alegre: nada contenia que dejara entrever no podría leerlos y, ademais, el principal inla poximidad de su fallecimiento. El cansanABOGADO cio me impedia ir a él de inmediato, pero pedimento sería cambios de redacción que nadie más que él podrin hacer. No insisti.
le escribi el martes invitándole a que almor.
Criticó algunas cosas de Santayana, y me zara con nosotros en el lugar donde solisSAN JOSE, COSTA RICA alcanzó el último número del Mercury. que moy hacerlo. Su contestación llegó en una tarjeta postal el jueves (ayer) por la ma nana OFICINA: 75 vs. Oeste Botica Francesa. Aun en plena juventud, Hudson, lo mismo Miécoles No puedo aceptar, porque que Pope, escribla sobre trozos de papel y hasta en estoy enfermo en cama desde el domingo, y TELEFONOS sobres, y con lapiz, de manera que muchas veces aunque me levantara, no saldria de casa esle era imposible descifrar sus notas. Hasta utilezaba ta semana Tuyo, Hudson.
OFICINA No. 3726. HABITACIÓN No. 3185 páginas de papel del tamaño de pequeñas libretas de anotaciones. El manuscrtto de Crystal Age Era netamente caracteristico de Hudson tenia casi sesenta centimetros de espesor. ALBERTAZZI AVENDAÑO