REPERTORIO AMERICANO 237 Para nos puras manejó y cumplió los cargos públicos que le fueron confiados.
Adoró la libertad y fué amigo del oprimido Miles de veces le oí decir la Justicia, todos los lugares, y verano, todas las estaciones. Fué su credo que la felicidad es el único bien; la razón la única antorcha; la justicia el único culto; la humanidad la única ro ligión y el amor el único sacerdote.
Contribuyó al caudal de la humana dicha, y si cada uno de aquellos a qui nes sirvió con amor trajera una flor a su tumba, dormiría esta noche bajo una selva de flores.
La vida es un estrecho valle encerra do entre los fríos y escarpados picos de dos eternidades. En vano, tratamos de mirar más allá de sus alturas. Elevamo nuestros clamores y sólo el eco conter ta a nuestras lamentaciones. De los labios sin voz de los muertos que no nos responden no viene palabra: pero en la noche de la muerte ve una luz la esperanza, y el amor que escucha oye el rozar de un ala.
El que duerme aquí, al morir, equivocando los pasos próximos de la muerte por el retorno de la salud, murmuró con su último aliento: Ya estoy mejor Creámoslo así, que a pesar de dudas y dogmas y lágrimas, esas palabras queridas sean verdad en el número inconta ble de los muertos. ahora a vosotros, los que habéis sido elegidos de entre los tantos que el amo, para cumplir con los últimos, tristes deberes para el que ha partido, os entregamos sus restos sagrados.
Nueva York, agosto 19 de 1934.
En la Hay una roca vertical, labrada, a triángulos en lajas de pisa ca zarra.
Al pie, el rio, desaguando mu(Cuento)
do, dobla a la inversa la altitud Por CARLOS SALAZAR HERRERA de la roca. Colaboración. Costa Rica, 17 octubre del 84 ep Caen chorros de lo alto que se pulverizan en lluvia menudita La humedad pone en las grietas vegetación de helechos gigantescos.
Alguna vez, una laja desprendida corta el soliloquio del agua.
y entonces huyen espantados los garrobos.
El rio es como una ternura echada en el fondo del precipicio.
Frente al peñasco estaba la saca de Ramón Jiménez. Qué negocio más riata!
El aguardiente destilaba en hilitos y se iban llenando las garrafas. Chepe! Tré más leña.
La tarde empezaba a tirar serpentinas bajo la niebla de los chorros. Qué negocio más riata. Pero arriesgao.
Madera de Salazar Herrera. Qué va! Aqui no llegue resguardo. Pos quin sabe. una tarde cualquiera llegó el resguardo. Eran muchos homEnvio de Maria Paz, México, 1934 bres a caballo. Cayeron como una plaga de langostas y se lleTe iba llevando al acaso floreaban con llamas rojas la mañanita nublada; ias conchitas de tus uñas.
varon el alambique, las garrabajo tu luz, flor de nieblasfas, y se llevaron también a Rala noche se desnudaba. Ah, flor de tu risa fresca món Jiménez con las manos atacortada en tajadas finas, das.
Tras como blanca flor que abierta a la flor del beso Pasó mucho tiempo y pronunciada en lengua maya; otra resume en jugo de limas. silencio de ocho sonidos tarde cualquiera Ramón Jiméabierto a la flor del alba!
Ah. flor de tu risa clara nez volvió al lugar.
cortada en silencios blancos, Una hora rio abajo de donde Recuerdas? Rojo y rubi, como luna a flor de espigas estuvo la saca, Ramón empezó rojo de grana y granada; sobre el surco de los campos.
de nuevo a destilar aguardiente lavó su sol para ti la mañanita nublada.
Ah. flor de tu risa alegre clandestino.
cortada a cuchillo grande: El contrabandista se frotaba Gota a gota al sol surgiste por ella floreó la aurora las manos.
más linda y fresca y más rubia, con amapolas de sangre. como un listón de arco iris. Don Ramón, al viene un en fuentes de agua de lluvia, Te iba llevando al acaso hombre por la ladera!
la mañanita nublada. Espi quién es.
Como en mayo el flamboyan, y te sumaste a mi fuente nido de rojas espumaz como un chorro de agua clara.
Chepe se ccultó subiendo entre el charral. Luego bajó.
Emilio Cisneros Canto Es Pedro Rojas. Miasustastes.
Pedro Rojas entró al galerón de la nueva saca. Hola, Pedro. Idiay, que icistes que nu has venio más enantes. Qui hay Ramón. pos hay siempre volando pala onde ñor Juaquin. Rosa. Teresa. los chacalines. Pos ai bien. OS. Pos aqui siempre con este confisgao negocio que no da pa sustos. Idiay. pos no supistes que me cayu el resguardo? Es lo pior ser uno confiao. Querés un trago? Es guaro e cabesa, toavia está tibio. Está almadiar al mas juerte.
Pedro tomó la cara y la vació de un trago. Qué tal está. Como pa paladialo.
Dos palomas moradas volando bajo, aspiraron el olorcillo y tornaron a pasar después.
El río desaguaba mudo, haciendo azulejos. Mbré. Ramón Ramón ponía leños en el fuego. Mbré. Ramón. volvió a musitar Pedro. Yo jui el que te denuncié a autorida. Vos. No Pedro, no juistes vos, primero dudo si jui yo mesmo. Pos como ollis, necesitaba plata, y no hallaba ionde cogela Ramón se sonó la nariz y hechó un salivazo en el rio.
Las frases fueron saliendo a pedazos. Lentas. Crudas. Pa que me lo venis a contar?
Una rana de colores se zambullo en el agua. Pa qué me lo venis a contar?
Pedro inclinó la cabezota que era una talla en granito. Es que la consencia. está jodiendo Romance en flor de provincia