REPERTORIO AMERICANO 181 Bien sabes tú cómo en el aire se condensa ese húmedo vapor que en agua se convierte, desde que llega a regiones donde lo toma el frío.
Si se quiere una definición más clara echarle más agua!
En fin, podría asegurarse que el Dante no sólo dominó toda la Astronomía de su tiempo la que, en verdad no era muy amplia sino la fisica, y, en gran parte, la zoología y la botánica. Fué también un notable dibujante y un apa sionado de la música y de las flores. Fué grande, dice Pascal, por la imaginación y por el sentimiento; por la poesía y por la ciencia; por el pensa miento y por la acción. Fué un magní fico ejemplar de la naturaleza humana.
Martin Gil en prender pués, Newton lo crito, filósofo griego de aquella época, afirmaba que la blancura fosforescente de la Vía Láctea se debía a la mezcla confusa de la luz de millares de estre llas. Ahora bien, sabemos que el Dante conocía a fondo las doctrinas pitagóricas. Se ha observado que tan sólo dos veces, y muy ligeramente, el Dante alude a los eclipses. Tal indiferencia podría explicarse si recordamos que du rante toda la vida del gran hombre no se produjo, para Italia, ningún eclipse total de Sol, sino algunos parciales. La grandiosidad de un eclipse total del Sol.
estoy seguro, hubiera conmovido hor.
damente al poeta, por encontrarse al justo diapasón con su espíritu sombrío.
Se ha dicho también en su obsequio, y con admiración, que él vislumbró claramente la gravitación universal, cuan do en su bello terceto refiriéndose a Florencia, su pueblo querido, alude al fenómeno de la marea: come el volger del ciel della Luna, Cuopre e discuopre litti senza posa, Cosi fa di Florenza la fortuna.
Me parece y siento decirlo, que se trata de otra exageración amable. En tiempos del Dante, y antes también, ya se relacionaban las posiciones de la Luna con el fenómeno de las mareas, aunque no se lo explicaban. Tampoco el Dante lo explica en su terceto. Alude simplemente él. Recién tres siglos des lo explica y lo calcula.
Más tarde Laplace lleva su cálculo a la perfección; y en nuestros días el as trónomo Darwin, hijo del célebre naturalista, lo generaliza en su teoría cosmogonica.
Es bien conocida la célebre alusión dantesca a la Cruz del Sur, que tanto dió que pensar a sus comentadores.
Io me volsi a man destra e posi mente all, altro polo, e vidi quattro estella non viste mai four ch alla prima gente.
Pero lo que todavía está por resolver se es si esas cuatro estrellas no vistas más que por los primeros hombres fueron las cuatro que dibujan la Cruz.
Porque, dicho sea entre nosotros, es mucho más la fama de la Cruz que lo que en sí vale. Por lo no habla de ninguna Cruz, lo extrañar, dado su gran fervor cristiano.
Quizá fuese entonces más verosímil suponer que esas cuatro estrellas fueron las dos mayores de la Cruz, alfa y beta, y alfa beta del Centauro, situadas muy cerca, y que pertenecían antigua mente a la misma constelación; pues, en realidad, esas cuatro estrellas merecen el elogio de un poeta. Aunque el elogio del Dante fué simplemente por poder y no de visu.
La explicación del fenómeno de la llu via, formulada por el Dante en un bello terceto, hoy no podría ser corregida por la ciencia moderna ni en una coma.
Ben sai come nell aere si raccoglie, Quell umido vapor che in acqua riede, Tosto che sale dove il freddo il coglie.
reyes y La corona y la mitra De la obra Dante vivo.
El Dante podría ser definido: El hom derecho y el consejero de los Empera bre que quiso y no pudo ser coronado. dores de la tierra, el heraldo y el re¿Con qué corona? De sus explícitas con presentante del Dios del cielo. En una fesiones se deduce que codiciaba la de palabra: Viceemperador, Vicediós. ΕΙ los poetas y que no deseaba recibirla en emperador no existe o, cuando se preningún otro lugar del mundo más que senta, duda y se equivoca. Los papas, Florencia. Petrarca, muchos años vicarios oficiales de Dios, son traidores después de él, se contentará con el Cam al Evangelio y a la Iglesia. Dante es, pidoglio; el Alighieri no veía, para se en la realidad temporal, un pobre destemejante coronación, más que el bello rrado errante, sin títulos, sin feudos, San Giovanni investiduras ni riquezas, sin armas ni Pero, en realidad, Dante parece aspi coronas. Sin embargo, se permite rerar a muchas otras coronas. Quien lea al emperador, llamar a reunión sus obras con un espíritu semejante al a las naciones, maldecir y amenazar a que las inspiró, sin detenerse mucho en las ciudades, las minucias literales, se dará cuenta de dades, reprender y condenar a los que Dante habla como si vintiese en Papas, amonestar y guiar a los Cardenales, hablar en nombre de Italia y del nombre de una autoridad que rebasa pueblo cristiano.
los principados terrestres, laicos y sa Sus epístolas y los tercetos de la grados. Puede parecer, tal vez, un pro Commedia son tan explícitos que no hay feta desarmado y un rey sin reino, pero necesidad de capciosas deducciones patoda su su actitud, en los días graves de ra probar la verdad de esta misión susu viaje en busca de Dios, es semejante prema asumida por el Alighieri o, si la de un soberano inspirado por las al queréis, de esa ingenua usurpación de turas que se considera por encima de los los poderes imperiales y papales. Cuánde los pontífices Tiene el aire do se permitió jamás un ciudadano par de ser un pretendiente de incógnito, un ticular dirigir llamamientos tan solem señor del mundo no reconocido todavía nes e imperativos como los contenidos pero no por eso menos legítimo. Su en la epístola a los reyes, a los prínci ideal secreto parece querer ser el brazo pes y a los los pueblos de Italia? Se conce biría que hubiese sido escrita por el mismo emperador o por su canciller, pero Cansancio mental que un prófugo de escasa cargo alguno ni dignidad, redacte semejante manifiesto para llamar al deber y Neurastenia a la obediencia a los soberanos legítimos y a las ciudades de toda Italia constituiría, si lo reflexionamos, un espec táculo increíble, si no fuese verdadero.
Fatiga general Lo mismo puede decirse de la ardiente e imperiosa epístola a los florentinos y de aquella en la que enseña a los car son las dolencias que se denales lo que deben curan rápidamente con ra que la Iglesia y Pensar y hacer pa no caigan en la ruina Es verdad que él se excusa de tanto atrevimiento y reconoce que su voz procede de bajo lugar, pero el hecho desmiente la confesada humildad: el solo, pequeña oveja de Cristo, se atreve a apostrofar con abiertas reprimen el medicamento del cual dice das al máximo consejo de la Cristianel distinguido Doctor Peña dad. También le epístola a Arrigo VII es, en la forma, de una gran reverencia Murrieta, que fidelísima, pero en el fondo es un abier to reproche y un severo llamamiento. presta grandes servicios a traEl jugo es éste. Qué haces aquí, per diendo el tiempo, ciego que no te das tamientos dirigidos severa y cuenta de en dónde está la verdadera cabeza de la Hidra; deja las vanas empre científicamente sas lombardas y ven a destruir a Flo¿Con qué derecho, en virtud de qué monta, sin Surmenage pronto, el Dante 10 que es de KINOCOLA rencia!