REPERTORIO AMERICANO 53 Escenas reales de la crueldad nazi Por HEINRICH MANN De Critica. Buenos Aires. Envio de Véanse las dos entregas anteriores)
HINDENBURG RECIBE HITLER Queda rurales fueron El testigo. Usted debería hallar las maneras educadas de antaño.
El aprendiz de juez. Señor juez, e!
acusado se permite insolencias para con migo. Usted deberá atenerse a las consecuencias.
El juez. En este caso su proceso verbal va a ser defectuoso. Este joven se presenta como testigo.
ΕΙ aprendiz de juez. Ah! Es cono tal. Usted prefiere atenerse a los modales de la época marxista.
El juez. Testigo. Usted se llama Klenau y tiene 23 años. Cuál es su condición?
El testigo. Soy mecánico sin trabajo.
Recibo cinco marcos 40 céntimos por semana y es mi abuela la que me man tiene El aprendiz de juez. La abuela tiene todo el aire de ser una joven amiga.
El juez (hace una señal al testigo pa ra que se mantenga tranquilo. Usted debe responder en el asunto de la doble muerte perpetrada por comunistas.
Un agente y un jefe de sección de las tropas de asalto, llamado Maikowsky, víctimas de un ataque de comunistas contra el local que debía prote ger el agente. Usted fué uno de los testigos oculares de la agresión?
El testigo. Un momento. Nada de eso es así.
El juez (muy agitado. Klenau, re flexione usted sobre lo que va a decir.
El aprendiz de juez. Demasiado tarde El testigo. Señor juez, vengo aquí por quincuagésima vez y respondo siem pre en el mismo sentido. Me he presentado con el y como los hechos son conocidos por doscientas personas, parece que uno de be decir la verdad. Naturalmente, son los nazis quienes hicieron los disparos.
ΕΙ aprendiz de juez. Pregunto a esc individuo si no es marxista El juez. como yo soy juez, Ustedes los jóvenes.
El aprendiz de juez (levantándose de su asiento. Protesto con todas mis saludar muy vejecido Hitler. Yo soy muy educado. Mis orígenes no son en nada proletarios.
Surgido de una familia burguesa.
Hindenburg. El señor pintor de puertas.
Hitler. Señor mariscal, vencedor de la guerra mundial. Soy yo quien hice apreciar eso.
Hindenburg Es cierto. Deberé dirigir un discurso a mis fieles nacional socialistas.
Hitler. Imposible.
Hindenburg. Usted me impedirá de cir mi discurso. Publicaré una protesta.
Hitler. Usted reflexionará.
por liquidar ese asunto de los propietarios ¿Quién se mueve alli abajo? Pero es vuestro señor hijo. Tengo el honor de saludarlo, señor hijo.
Hindenburg. El honor. Me siento sin nada cuando oigo la palabra. Soy demasiado viejo para comprender sus añagazas de político extranjero. He en como soldado leal y así me reuniré a mis antecesores.
Hitler. Entendido. Reúnase a ellos, señor mariscal.
Hindenburg. Solamente que tengo como una idea de que mi honor ha su frido un tanto desde que Ud. está aquí.
Hitler. Desde luego, señor mariscal, desde luego. Para eso ha confiado en Hitler! Soy yo quien decide los honores por acordarse a cada uno. Usted tiene asegurados los funerales más colosales que jamás se han visto. Puede apararse!
Hindenburg. Sé lo que me queda por hacer.
Hitler (haciendo ademán de marcha se. Me inclino muy bajo ante el ge nio tutelar de la patria.
Hidenburg. Reciba mi puntapié. Queda solo. Yo he perdido, entonces.
Su hijo Oscar. Todas las armas de fuego os han sido arrebatadas, padre. Hindenburg, hundido en la butace, llora. yo. La (Hidenburg, hundido en una butaca, llora. Su hijo Oscar. Padre, usted debe cesar en su llanto. Hitler espera.
Hindenburg. podré todavía ponerlos en guardia a ustedes?
Su hijo Oscar. Eso depende de quién esté en el lugar contra nosotros.
Hindenburg. La cachiporra, entonces. Ah. Hijo mío, hijo mío! Es tu idea de las cosas lo que nos ha llevado a esto.
Su hijo Oscar. Sobre todo, te ruego que no empieces de nuevo.
Hindenburg Bien! Haz pasar a ese soldado austriaco de primera clase. Hitler se inclina enmudecido. Hindenburg No pierda su tiempo, señor Hitler.
Hitler. Señor mariscal, tengo el ho nor de humildemente al genio tutelar de la patria.
Hindenburg. El genio. Ah. Soy patria? La vuestra es Austria. Cuándo la conquistaremos finalmente?
La campaña está que truena. Las cosas así terminan mal. mí me pagan para Hitler. Es un país desgraciado, caí do en manos de extranjeros.
Hindenburg. Es nuestra Prusia!
Hitler. Me refiero a Austria. Todos los días estallan bombas, arrojadas, naturalmente, por los comunistas. No hay más que escuchar a los que acuden en busca de seguridad a nuestro lado. No hay comunistas ni de otros partidos. Yo los he aplastado.
Hindenburg. Basta de eso! No hay razón para aplastar a los otros partidos.
Hitler. Todos eran marxistas. No queda ni uno. Es como lo dijera mi pre decesor: yo no conozco más partidos en adelante.
Hindenburg. Vuestro predecesor fué ese excelente Ebert que me ayudó tanabatir esa revolución de 1918.
Hitler. Perdón. Es al emperador a quien yo sucedo.
Hindenburg. Yo no he estimado ni a uno ni al otro. No lo estimo a usted más ahora. Usted no es más que uno del ejército aliado y amigo que no era el único ejército (Levantando la voz. Firme!
litler (encogiéndose de hombros. No os Hindenburg (hablando como quien hace un gran esfuerzo. Yo me entreHitler. yo también. al sufrir aún la presencia de vuestra vieja osamenta de la que todavía tengo la desgracia de necesitar para los papanatas.
Hindenburg Sea más cortés. Qué ha hecho de mi querido Papen, tan educado?
saberlo.
goce migo del por la comparación con un ene to a EL TESTIGO resurgimiento alemán.
El juez. Vamos a los hechos, Kle nau! En esa sala se hallaban comunis tas. No es así?
ΕΙ testigo. Sí. Los nazis pretendie ron hacerlos salir. El agente fué apos tado a la entrada de la casa, con los brazos cruzados. Rindo homenaje a su memoria. Es una víctima de los nazis que luego la exhibieron en la catedral como muerto por los comunistas. Esa es su manera.
El aprendiz de juez (en voz muy alUna voz. El testigo Klenau. Un joven blondo y pálido, aun decentemente vestido, avanza. Un aprendiz de juez (23 años, usa monóculo, figura chirle. Por qué han traído a este individuo?
os hago caso!
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