332 REPERTORIO AMERICANO Qué hora es. Lecturas para maestros: Nuevos hechos, nuevas ideas, sugestiones, ejemplos, incitaciones, perspectivas, noticias, revisiones.
mi El conocimiento y la percepción en historia literaria (FRAGMENTOS)
Por BERNARD FAY Traducción de Raul Silva Castro y envio de Hernán Zamora Elizondo.
del color artes.
se observan instantes de vida, y tratar los como tales. Si se invita al estudiance a buscar procedimientos, con la ingeniosidad pueril propia de los hijos de los hombres, cuando son jóvenes, se logra ría pronto y bien componer una gramá tica de procedimientos tan vana como la che enseñanza oratoria de ao antaño, tan su la eru habría hecho un verdadero progreso uición bibliográfica y sociológica. No 10 se eleva por encima de esos deta lles, para internarse en el tono de la obra y del autor. Allí es donde inter vienen las ideas y sentimientos genera les, sin los cuales los hombres viven aislados y sin los cuales los estudiantes de 1931 no captarían nunca el valor real de Homero, de Virgilio, de Shakespeare de Racine. Si el profesor no sabe usar la simpatía y las hipótesis, si el historiador no utiliza estos recursos indispensables, toda su erudición corre el riesgo de arrastrar a los alumnos a una ignorancia adornada y sistematizada, en la cual algunas nociones arbitrarias, sin relación con la personalidad humana, reemplazarán a las convicciones basadas en la percepción, las únicas sinceras y las únicas que enriquecen de ma nera durable al humano.
Esta tarea exige aplicación y algún entusiasmo. Una actitud objetiva y crítica la hace imposible. Nadie se asimila así el ser intimo de un autor, y no pue de trasmitir el secreto de él sin habersele entregado generosamente. Es posi ble imitado para el profesor y para el campo de los trabajos se vea así los estudiantes, pero eso no será una desgracia. Extendemos nuest a demasiados objetos, de los cuales no adquirimos nunca sino un conocimiento formal, y damos los jóvenes la tumbre hipócrita de suplir fácilmente las verdaderas percepciones por nociones Así se deseca la literatura y se vacía la historia literaria de su contenido. Es tiempo, si se puede, de reducirse cada uno a lo que es lealmente capaz de abarcar, sin querer abrazar el universo. La percepción sincera de algunas obras maestras tiene más valor para el estudiante que una documentación anónima y estéril sobre treinta siglos de literael senti mo se acentuaban, cuáles eran el ritmo y la melodia de los versos, de la prosa, es el auxiliar indispensable de la per cepción. Es sorprendente que sea nece sario todavía desearlo. Nuestras edicio nes clásicas, que acumulan detalles so bre el nacimiento, los estudios, ia carrera, de Rorisard, de Corneille, de Ra cine, menosprecian decirnos como sona ban sus versos y cómo deben sonar en nuestros oídos. Después nos quejamos de que nuestros escolares desconozcan ia música del verso raciniano. es una El son físico de las palaccepción de base indispensable a la los textos poéticos y oratorios; su resomancia interior no lo es menos para to dos los textos. La verdadera historia literaria sería aquella que fijara do y las relaciones de las palabras en cada época con referencia a las a los grandes artistas.
Este trabajo no es sólo un trabajo material: significa también el estudio de las asociaciones de sentimientos.
ideas y de las asoCada autor agrupa sus palabras según cierto instinto: este es el que es preciso conducir a cada estudiante a que lo sienta, y ello no por el empleo de fórmulas abstractas, de graficos ni de reglas generales.
Si se quiere no hacer avanzar jamás los estudios de historia literaria relativos a los clásicos franceses, y a toda la escuela simbolista, bastaría con ahogarse de liberadamente en investigaciones de esle género.
Ellas son susceptibles de pedantería, si no se tiene cuidado. La salvación en tal materia sería no olvidar jamás que obras de de arte Pero sin enseñar una estética, sin atar la historia literaria a un dogmatismo, se la puede orientar hacia ese mundo Interior que es el de la percepción. No se enseña la belleza a las gentes, pero es muy posible cultivar el sentido literario, como se cultiva el sentido pictórico y el musical. Novicios que tenían mal oído aprenden a a tenerlo justo y seguro: aprendices en los cuales el sentido es rudimentario, consiguen desarrollarlo. Las letras no son diferentes a las demás Un profesor puede enriquecer, ampliar, profundizar el sentido literario de sus discípulos, y puede al contrario em botarlo. Allí donde no hay ningún terreno propicio, le será sin duda imposible llegar a resultados positivos, pero un estudiante desprovisto de todo sentido literario. tiene razón de estudiar las letras? Lo mismo que otro, se debe alcanzar éxito al desarrollar en él ese instinto, si se cuida esarrollar y ensanchar de o como a una fuerza viva, no como a un mecanismo, si se evita llamar su atención sobre las fórmulas y el aspecto material de los libros, para hacerle po ner oído atento, por lo contrario, a la sonoridad interna de las obras de arte.
Esta educación es seguramente com pleja, y requiere ingeniosidad, delicadeLa y recogimiento. Es demasiado fácil hacer estadísticas, alinear cifras y jugar con hechos cuya calidad no se toma el cuidado de reconocer. Es delicado, al revés, aprender a oír las voces de adentro, para escoger en uno mismo las reacciones, los sentimientos, Las imágenes. Es una tarea hecha de matices, de tanteos, de paciencia, y donde Ja sinceridad debe ejercer constantemensu control.
No estamos privados, sin embargo, de recursos positivos para hacer que los cstudiantes lleguen a gustar de las grandes obras literarias. Es preciso no despreciar ni los de fuera ni los de dentro, siempre que sean todos empleados con discreción y siempre que nunca se les dé una categoría a la cual no tengan derecho. Desde luego se debe establecer el contacto físico entre el estudiante y texto, cuidado que se olvida muy a menudo y que no es fácil enseñarle.
Los sonidos, elemento esencial del cual están formados los poemas y buen número de textos en prosa, constituyen el primer medio para aludir directamente al estudiante. La historia, al decirnos cómo se pronunciaban las palabras, cotratar ciaciones de callarse para tura.
te In angello cum libello Kempis. En un rinconcito, con un librito, un buen cigarro y una copa de Anis Imperial suave. delicioso. sin iguai FABRICA NACIONAL DE LICORES San José, Costa Rica