348 REPERTORIO AMERICANO mala lengua el mque y entenma lo que se declara, o playa adentro, hacer lo suyo, que es lo mismo que lo de él.
El Viento de la Escuela lo hallamos el primero; el de Las Casas Vacías nos recuerda, sin imitación, la historia de Andersen y todos cumplen en nosotros, lectores, la misma operación que los Insomnios, de despeñarnos la memoria en los faldeos de la infancia.
Creo yo que no hay regalo que se le pueda agradecer más a un escritor que este regalo de hacernos un desgarrón impetuoso en lo velado guardábamos y reencontrar un mundo, perdido pulpa adentro de la memoria.
Había que seguir enumerando, repaMuchos lectores escarmenaran y escogerán mejor que yo, aquellos en los que la infancia es más volumen; es decir: los hombres más ricos. Porque una infancia vasta o enteca es la que nos vuelve ricos o pobres para toda la vida.
El libro es mejor sobre niños que para niños, aunque su lectura va derechita a ellos, que la gozarán entendiéndola. Este sobre preferido al para, está muy bien.
Cuando hacemos cosas para ellos (y yo soy reo de este pecado) con deliberada, los resultados son malísimos.
Novedades de lengua, se encuentran Esta instintiva, es dueña del idioma oma y hace con él lo que quiere.
Sus sentidos se las dirán, selectos y agudos, y en el lenguaje de la Carmen de cuarenta años, hallaremos crecidas y multiplicadas las bonitas invenciones y los pulcros atrevimientos que van aqui, en el libro treintañero.
La metáfora se la alabamos en muchas partes como punzón descubridor de tesoros, y le saludamos la fantasía, reina y señora, sin la cual nadie es nada en este negocio de escribir Pero sobre ellas, o adentro de ellas, le alabamos las sensaciones perfectas; las de la noche, las del silencio o del miedo; las de aguas marinas o fluviales, de aire y de tantas cosas. Gran captadora, muy mujer; es decir: una piel delgada y leal que recibe y que responde. Qué bien se mueve una mujer en su reino! Reino quiere decir aquí montón de niños y memorias de infancia, ambas cosas divinamente servidas en estos peory revivir voluntad varias.
grata criaturas echan de menos, de día a día, bo de Palos. Se han puesto a vivir el agua de vida, la buena agua que nutre para nosotros, fueron silbados del silbo jugando, puerileando: el agua que si da de ella estos muchachos, y acudieron, y los sulfatos, hace también las nubes.
casi les pongo asiento en mi cuarto para La pedagogía de llanura de silex o do gredas secas que es la común, realiza que se queden conmigo.
Necesitamos, sin embargo, precisar algo más que entristecer ánimas; las embastece, las que esta pergeñadora de chicos no los resquebraja.
y las hace según las modas de ahora, en juta. Ya son dos, Unamuno y Papini, en garretas decorativas La Carmen Contre la gente latina, los que se le han ido de de veintiséis años se nos presenta coencima a la Pedagogía, a decirle que es mo mujer muy vivida, muy grávida de tá hacicndo cosas muy malas o ninexperiencia. Españolísima en este asguna.
pecto, nos trae en seguida a Carmen Conde, naturalmente, no ha adjetivo que más estimamos en un clopasado por Normales ni por Institutos. gio: el de humana.
Alguno diría que por eso ha salvado sus Están preñadas de sentidos sin estropeo, limpios y suyos; humanidad sus estampas, y nos ponen en el dedo calor, y no sólo la tiza o los carque por eso sabe ver al mirar bones de dibujante ingenioso.
der al oír. Sería casi cierto: la virgini Vivacidad, dulzura dad constante de los sentidos denuncia y alacridad a un tiempo, hay en estas que no querríamos en elia a una persona a la cual no in llamar siluetas, porque como los dibujos tervinicron las pedagogías con su disciplina (ordenación en el vacío) y con su japoncses, son criaturas de veras.
Salto de esta sección de la que de Tierra alentadora reemplazada por el mapa sin resuello.
la he dicho, a los Insomnios.
buenas ganas no me saldría, pues apenas Alguien que no recuerdo, dice que la El libro se llama, con nombre de toda infancia, al revés de lo donosura, Júbilos, y aunque se trae por carga con tantas angustias, miedos, teallí muchas punzadas de aflicción, se rrores, esclavitudes, que seria entre las resuelve en criatura gozosa. Ver bien, edades la y la que él no querría oír bien, y palpar bien, son jubilos. En creo que tiene su poquito el subtítulo se llama Poemas de Niños, de razón, pero no voy tan lejos como Rosas, Animales, Máquinas y Vientos él. Se prueban en la infancia, con la y la letanía de temas promete fies carnecita de ciruela y la imaginación tas cumplirá cabalmente.
desatentada, los espantos más grandes Hay un repertorio de niños, de clieninto con las dichas más dichas.
tes de banco escolar que no están empa Carmen Conde, en esta parte de su lilados sobre el banco, según el uso. Es bro me devuelve unas noches mías, retán allí, en la penitencia de la escuela, divivas; unas noches de terrores de las pero también andan sueltos, viviendo a que me había olvidado.
la buena de Dios, que es, Son admirables, son estupendos estos levantinas, algo mejor que una óptima Insomnios; quien los sabe dar así como de Dios. Las estampas mejores son, los tuvo, es una gran veraz y un escritor para mi gusto, Gloria Hernández, Maria de niños el mejor entre los que tengaVega, Freja, Javiva, La hebrea muermos. Quien devuelve aquellas sensata. Los nombres exóticos no correspon ciones que los demás tenemos tan soden a extranjerías compuestas a lo Pieterradas y tan ensordecidas, rre Loti. Freja y Javiva son niñas mafrescura de recién de esta semana, posee rroquies españolas, con las cuales Car una memoria que Dios le guarde y pomen jugó de niña en su infancia de Mesee un arte que Dios le haga prosperar lilla.
en nuestras tierras.
Carmen Conde se ha puesto a un re Noches de niños maravillosos y maracuento de imágenes de su infancia, de villades. La ima imaginación tout court, la las no anegadas, y prueba ser buena rela chica, metiendo adentro de cordadora narradora deliciosa. Entre la palabra desde Shakespeare el amigo, la memoria y la escritura no se le entro al Dante el abuelo, no cuenta con tropemete, generalmente, la retórica. lío de lormas, con realidades y absurdos Le quiero y le celebro mucho la tertrenzados, con gías más embrianura en el recordar. Las quiso a las chiquillas melillenses de sus encuentros de gantes, que las que ellos se conocen alla por los cinco y los diez años.
escuela, de y de huertas, y las tra Carmen Conde ha destapado una fuenta con dulzura, como a la mejor carne te que teníamos cegada, ésta de los suedel corazón, que son las compañeras de ños de la infancia. Prospera mucho, la infancia.
demasiado, la otra fuente de Freud, la Pero lo excelente no es tanto que las de los sueños adultos, sucia, caliente y quiera como que las sepa decir tan ma fea. El derrotero de Carmen, que lo gistralmente en unas estampas rápidas aproveche alguno: es magnífico y le daen las que no sobra nada. Maestra en rá mina y mina si lo sigue.
este arte de pergeñar niños con cariño y con sabiduría por igual, yo no le co Le gusta a Carmen el Viento. Le gusnozco.
Ella se ha entregado a un ins to de niña, le gustará siempre. Es el into que posee, medio pictórico, medio Espíritu Santo de la tierra, mejor que lírico; a una naturaleza muy feliz que el Fuego; pero eso lo sabemos y lo deaqui le conocemos, de imaginera y con cimos los adultos. Los niños saben que tadora. La artista en este reino apare es el niño grande de este mundo, el tace consumada. Se leen de un tirón las rambana que puede más, el burlón eor, semblanzas y se le pedirían más: otras el que les desenseña lo que enseñan moras, otras judías, otros niños del Ca la escuela; el que los larga, calle arriba que en tierras esa con grande poemas.
de calle cisado.
Se me ocurre a veces que sí es cierto lo que han dicho de nosotras las mujeres, con ánimo de ofendernos y sin ofendernos; que somos niños.
Puede ser; sólo que unos niños vueltos más conscientes que los otros; unos niños padecidos y más alertas, que tendríamos en este mundo cierto encargo que no se ha dicho, o por lo menos preNosotras, Carmen, estaríamos destinadas y subraye fuerte el destinadas porque sería un destino pleno a conservar, a celar y a doblar la infancia de los hombres. Las corrientes de frescura y de ingenuidad que arrancan de la infancia en elios, y que después, muy pronto, se encenegan, se paran o se secan en su entraña, Setiembre 1933. Madrid