118 REPERTORIO AMERICANO AFIASPIRINA el producto de confianza tana. y hasta antes de las fechas ñor. He recibido la orden de fijadas? don Miguel Pagolo. Yo BAYER El duque. Reunios a ellos y Don Miguel. Perdóname, lanzaos sobre los aventureros, mi querido Pagolo! Respon Para todo dolor que no esperan nada y que no derás en seguida lo que quietienen con ellos a sus jefes.
ras, todo lo que quieras y El botín es vuestro tan largo como te convenSeñor de Candalle. Sega, pero tenéis que saber ñor, ahora mismo voy. Sale. antes con quién tratáis en mi (El duque sube la escalera, persona; es preciso que me seguido de los cuatro capita explique. Ah, yo soy un hom nes, a quienes sus gentes ro bre franco, sincero, leal, recdean por todas partes. Entra to, sencillo y sin ambajes! Os sar Borgia, inferior en número a en una alta sala y de repente lo juro por la amistad verdaEl duque. Con ello cuento.
las compañías de condottieri. se vuelve. los cortesanos. dera que tengo con vosotros colocadas a la derecha; el duque, Que arresten a estos traipor mi salvación eterna. Por Maquiavelo, el señor De CandaSeñores, agrupaos alrededor dores y los desarmen!
qué iré a deciros tal o cual de nuestros huéspedes, y si Oliverotto. Ah, bandido!
lle, Baltasar Castiglione, Micosa que no sea rigurosamen estimáis mi amistad, tratad guel, Ugo, Marcantonio da Fa(Los cortesanos se arrojan te exacta? Tened confianza en de conseguir la de ellos no, Leinolo, Mgr. Allegri y otros sobre todos y los sujetan. mí los cuatro y dejadme ha(Los caballeros, advertidos El duque. Llevaos a estos blaros con el corazón en la capitanes; todos a caballo por don Miguel, rodean a los hombres a la habitación de al mano. No, Pagolo, no, compa tres capitanes. llega Oliverot lado y ponedles guardas de El duque. Miguei!
ñero; el duque no te ha he Don Miguel. Señor!
to con Miguel. vista. Me gustaría saber lo cho el menor daño: al contra Eh. señor Oliverotto, que hace el señor De CanEl duque. Coloca tu cabario, te ha mimado y honrado ¿dónde estabais?
llo aquí, al lado del mío. Acer dalle.
singularmente, y lo mismo ha Oliverotto. Un poco pálica la cabeza. Escucha! Mira Don Miguel. En una venhecho con la casa Orsini y la do. Monseñor, estaba cumcasa Vitelli.
nuestros aventureros, que se pliendo con mi deber: no huacercan. Cuando yo les haya biera deseado que cualquier sistido el choque. Están deLos aventureros no han reSoy quizá demasiado since hablado, dos de vosotros os traición de las gentes del cas rrotados, y los franceses, que colocaréis al lado de cada uno ro y os ruego en todo caso tillo pudiese enturbiar esta están haciendo con ellos una que no repitais mis palabras de sus hombres. con el fin hermosa jornada.
gran carnicería, cometen de dispensarles el honor debiac al duque. Quede en secreto El duque. Cuando se entre nosotros. Es perfecta donaréis.
es tos de pillaje en las casas de ¿Me oyes? no los abanfranco, no se teme al engaño, la ciudad.
mente exacto lo que os afirmo.
y yo no temo a nadie. Dadme El duque. Corred y que ¡No queremos ni buscamos Don Miguel. No, señor. la mano. He olvidado lo ocu cuelguen a una docena de esos otros amigos que vosotros! El duque. Qué es eso? rrido.
bárbaros! No quiero saber que Porque si Os fuera a decir to. Se ha quedado detrás Oli Oliverotto. Gracias, señor. nadie hace lo que no ordeno.
sé os diría que ha verotto?
El duque. Hablando mien. Don Miguel sale a toda brá de venir un tiempo en que Don Miguel. Sí, alteza. tras marchábamos, hemos lle prisa. tendremos que romper con los Está ahí abajo, a la cabeza gado a mi alojamiento. Os ¿Dónde está Michelotto?
florentinos, aunque estemos de sus bandas.
deb, uno muy agradable, se Michelotto (verdugo. Aquí con ellos en la hora presente. El duque. Vete por nues ñores capitanes. estoy, señor.
Los cuatro capitanes a la tra espalda dando un rodeo, Gravina. Quisiéramos da El duque. Tienes cuerdas vez. Qué nos estás contan te unes a Oliverotto y, a toda ros mil otros más bellos, al nuevas?
do. Estáis de acuerdo con costa, lo traes. toda costa! teza!
Michelotto. Completamen los florentinos. Estás segu Me entiendes y me respon El duque. No faltarán oca te nuevas; mi hacha, mi curo?
les de él?
siones de realizar esa prome chilla y mis ayudantes Don Miguel. Hombre! Uno Don Miguel. Pero, señor. sa. Echemos pie a tierra y en El duque. Entra ahí. Te de sus secretarios, Nicolás El duque. Es que no me tremos en la casa.
voy a ver operar. Uno tras Maquiavelo, se halla en este omprendes. Me respondes (El duque, los aventureros otro, todos estrangulados. Yo momento con el duque. le él. No pierdas el tiempo; y todo el acompañamiento te observaré.
le en seguida. descienden de los caballos. Michelotto desenrolla sus Por él nos hemos enterado (Don Miguel parte al galo Gran tumulto. cuerdas, que lleva enrolladas de vuestras proposiciones de pe. Los capitanes se aproxi Qué ruido! Orden, señoalianza a los florentinos. Esen la cintura, y entra en la man y saludan. res. No os apresuréis de es habitación. tos han enviado al duque vues El duque. Sed bien veni te modo. Señor De Candalle. Vamos, señores, un poco tras cartas y ofrecen dinero y dos, amigos míos! Gracias al una palabra, por favor. de placer después de tanto tropas.
cielo, ya no habrá más discor(Se separan del grupo y dolor!
En este caso quedaríamos dias entre nosotros. Tendría hablan. Franquea la puerta seguimerced de los extranjeros.
que reprenderos algo por vues. Continúan vuestros gue do de su corte; ruidos, gritos tro aturdimiento. Vuestra rreros a caballo?
espeluznantes; después, el si Además, lo que habéis hecho no ha enfadado tanto al duque mano, duque de Gravina. Bue Señor de Candalle. Si se lencio y risas. como os entretenéis en creernos días, Vitellozzo!
lo. Volved a nosotros Se os nos días, Pagolo! Aproximaos.
Una página memorable.
tienden los brazos Nunca me siento bastante cer (Viene de la página anterior)
ca de vosotros. Mi fuerza es OTRA ESCENA EN SINIGAGLIA tá en las lanzas de mis avenlos Bentivogli y procurarse el apoyo de los florentinos; y a unos cierta distancia, al fondo, la tureros.
y otros enviaron emisarios, prometiendo auxilio a aquellos y encareciendo a los otros la conveniencia de unirse contra el común puerta de la ciudad, ocupada por Gravina. Hemos pecado, enemigo.
los soldados de los aventureros. señor, olvidando cuáles eran Esta dieta fué inmediatamente famosa en toda Italia; y aqueEscuadrones dispuestos a la batavuestros sentimientos. Sabre Tlos pueblos que estaban descontentos de la dominación del duque, lla con Oliverotto al frente y sus mos reparar nuestras faltas entre ellos los de Urbino, pensaron en sacudir su yugo. Estando oficiales. Delante, la tropa de Cécon nuestros servicios.
así suspensos los ánimos, cierto Urbino fué encargado de apodedo lo que iBue