258 REPERTORIO AMERICANO ALBERTAZZI AVENDAÑO ABOGADO SAN JOSE, COSTA RICA por el dolor de una entretodo lo más OFICINA: 75 vs. Oeste Botica Francesa TELEFONOS: OFICINA No. 3726. HABITACION No. 3133 a los en almas sudamericano mas oscuras.
solitaria de Europa, durante sus noches inciertas de cuatro años friolentos. Un calofrío de bellezas artificiales llenaba el corazón de los personajes de sus stocks sentimentales, de sus conglomerados deliciosos, de sus ideas inútiles, cuyos tentáculos crecían diariamente en los ambientes calcinados por el vicio o de una humanidad gada al espantoso de los episodios.
Ēi eje del cosmopolitismo de Paul Morand comenzaba a girar, con los tropisde una ideología deseosa de hallar la inmovilidad de las pasiones; pero su movimiento secreto de Dios complicó su espíritu hasta llevarlo al amor de sus realizaciones en el vicio.
El cosmopolitismo de Paul Morand es muy distinto del de Jean Giraudoux, Valery Larbaud, Pierre Mac Orlanc, André Salmon, contempladores más esenciales de la ellos, y especialmente Valery Larbaud, hacen un trabajo de aproximación hacia los ambientes en que viven sus personajes: existe en ellos la verdadera realidad de una poesía arraigada en las audacias de un arte romántico cruel, amarga por momentos, que enfoca las maravillas de los mundos que encuentra a su paso. Se despojan del elemento propio para vivir en las tierras más distantes.
zonas de contradicción donde el espíritu se conmueve con los recuerdos de las intenciones sentimentales ales que luego hacen vivir a sus personajes, sumergidos en un sueño de esperanzas y de anhelos nunca alcanzados. Se está poseído por el demonio de la geografía y sólo bajo sus alas se puede encontrar el secreto de la vida: no es otro el elemento de continuidad de las razas. todos ellos han ido al fondo de lo humano, como a un humus fecundante, en no importa qué lugar de la tierra, o a lo que mismo Morand llama la segunda potencia.
son analistas del viaje, contempladores de la naturaleza en función de hombres. En verdad el iniciador y el creador de la literatura cosmopolita actual es Valery Larbaud quien no solamente nos ha contado sus impresiones de inquieto del viaje, sino que nos ha dado el único per cruda, sonaje que sintetiza todas estas inquietudes cosmopolitas, todas estas nostalgias de las almas errantes que se saturan, con una especie de diletantismo, en todos los encantos de la civilización: Barnabooth, el multimillonario y cosmopolita. Paul Morand ros dice otra cosa, fugaz y pasajera de todos los climas de todas las temperaturas de las almas que padecen el mal de la velocidad. En su mundo de comentarios emotivos y de escenas descarnadas, se realiza lo que Gide considera como el nacionalismo sentimental. es decir, la limitación del espíritu llevada al extremo en que se convierte en algo universal. Sus personajes. y cse es su encanto teligencia, caprichos, vanidades de invernadero y por eso para ellos el mundo el más pequeño de los patrimonios Dejadlos vagar un rato por las calles no importa qué ciudad de Europa, de América, del Asia y sentiréis vibrar en sus recuerdos la nostalgia de las tardes grises de París, de las orquestas de los grandes restaurantes de París o de las noches inolvidables de la de la Costa Azul.
Es el cosmopolitismo del que viaja como turista con un alma esencial y adaptable a todas las posibilidades del mundo, justamente porque se halla dolorosament definida. Son deliciosas sus mujeres cínicas, insensibles y sensuales, que en medio de las congojas, de las miserias, de las improvisaciones de sus necesidades sólo explicables por el milagro, se acuerdan, bajo el frío de la tarde y acomodadas en los brazos de es un amante del azar, de una fiesta de Paris, antes de la guerra. Son criaturas hechas para el placer, son ejes de sensualidad, en cuyos nervios se fermenta un epicureismo inconsciente que las consuela de la responsabilidad de una civilización en la cual se encuentran desterrada; y derrotadas. Es la realidad vital, en la literatura, de que nos enseñó el fin de siglo, en las páginas de los grandes maestros: pasada la laguna la guerra levadura de hombres y de ideas, los espíritus supervivientes sc sc agarraron cantos de los principios de un dandismo escéptico para animarlos y demostrar su importancia aun en las propósito del sabor de crónica cosmopolita de los cuentos de Paul Morand, algún crítico ha recordado a Jean Lorrain: sí, algo de todo ello hay en el autor de Lewis et Iréne. Se podrá sondear el alma de la post guerra en sus páginas, pero no como se sondean las complicaciones de fin de siglo en los caprichos ingenuos de Monsieur de Phocas porque, fuera del elemento artístico que en Paul Morand es superior al de Jean Lorrain, en sus narraciones hay espirales de artificios que nada tienen de la época y sí de la literatura: círculos artificiales hechos a base de vida imaginaria, de recetas fabricadas para grandes señores embarazados con aburrimientos sin consecuencias y que no conocieron las verdaderas crisis del espíritu. En En Lorrain los hombres apenas comenzaban a limpiarse, como los personajes de Meredith, de la tiranía victoriana y de la ironía filosófica de los pensadores alemanes. En cambio, las almas de Paul Morand obedecen a una fatalidad inevitable, son producto de una civilización que se improvisa diariamente.
Una de las cosas que más fascinan en ellas son sus adaptaciones casi automáticas a los vaivenes de un mundo que se busca a tientas, en el desorden de la anarquía en que florece lo mejor de sus intenciones.
Además de un poeta de lo cosmopolita y de un analista sentimental, Paul Morand es un un poeta de la geografía: sus ojos han descubierto la tierra, enredados en sus paralelos, en sus meridianos, en los bordes de unos continentes emotivos, de unas islas perdidas en medio de las tempestades y salvadas apenas por el pico de las aves errantes, en la línea de horisontes azules les; en ciudades donde todas las razas se codean, donde todos los idiomas odian, donde el sudor de los hombres se eleva al cielo como un perfume de trabajo cotidiano, en unos desiertos solamente irregulares por la comba de un viento de fuego, en los bars, en los barcos, en las estaciones, en los muelles, en el fondo de las minas. Geografía activa, humana, viviente, que está luchando con ha animado, con cierto calor viril, en sus cuentos y en sus novelas de última hora. Porque él sabe que el goce fecundante sólo nos vendrá de la geografía. entonces lucha contra la historia, ese mal del siglo xix. Por eso los acony móvise JOHN KEITH Co. Inc.
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