180 REPERTORIO AMERICANO LO QUE SON LAS COSAS De casta le viene al gallo Por AZORIN De La Libertad. Madrid omo el gallo al pron me dices de Jerusalén? No hacía yo más que recorrer, solitario y silencioso, las calles de la histórica ciudad. Los dos hubiéramos departido allí muy grata mente.
Juan sonreía de nuevo. Pablo no quitaba la vista de Juan. Al evocar el viaje tornaba Pablo a experimentar las sen saciones que en aquellos parajes experimentara. Sí, esos lugares son bellos, emocionadores, dijo Juan. pero es para los que lo sientan. yo. Desde luego, querido Juan. Tú estás tocado de escepticismo: convengo en ello; pero no puedo evitar el querer hacerte participe de mi emoción. He estado también en Belén. Tuve el capri cho de dar un paseo por los alrededores del pueblo, de noche. La noche, noche de invierno, era clara, silenciosa y profunda. Resplandecían en el azul oscuro los puntitos fúlgidos de las estrellas Todo parecia como diecinueve siglos atrás. yo tuve la sensación de que estaba, no en estos tiempos, sino en aquéllos. siempre me acordaba de ti!
És que crees que ha habido un solo momento en que yo te haya olvidado?
Vas a ver cómo no. En Jerusalén recorría yo una tarde las callejitas, y me paré delante de la tienda de un pajarero. Había allí aves de todos los países.
El pajarero estaba en el umbral de la puerta y me hizo entrar en su tienda.
La vi toda. Lo que me llamó más la atención fueron unos gallos chiquitos, con el plumaje dorado. El pajarero, viendo mi atención, sonreía. Yo me fije en su sonrisa. El entonces me dijo. Ah! Eso es lo mejor de la tienda!
Le pedi explicaciones: y me contestó. Estos gallos proceden de un gallo famoso. Vienen de él línea recta. No se ha interrumpido la sucesión de las generaciones. Estos gallos proceden del gallo que figura en la Pasión de Cristo. Di un salto sin querer. Miré con ojos muy grandes al pajarero. Volvió el sonreir y me dijo: Son muchos los extranjeros que los llevan. Ya sabe usted que el gallo de la Pasión cantó poco después de haber negado Pedro al Señor. Lo extraordinario de estos gallos es que cuando se va a cometer una traición en la vida, cantan como de San Pedro. Puedes suponer que me quedé estupefacto. No lo creí to: pero habia en mí algo, algo inconsciente y profundo, que se sobrepuso a la razón. Compraria o no compraría un gallo de aquellos? Creería o no creería lo que decía aquel hombre? decidí to de ello: no lo dudaba; comprar un gallo. Si: ya estaba yo cierel gallo cantaría seguramente siempre que su propietario fuese a cometer una acción desleal! aquí te lo he traído. En el recibimiento está metido en su jaula.
Juan había escuchado sin pestañear.
La autoridad del maestro era mucha. El respeto que le debía era grande. No pudo, con todo, contenerse. me trae usted a mí ese gallo, queride maestro. cree usted que yo puedo cometer una traición. se queda usted tan Paz, paz! exclamó riendo PabloPues es que yo no tengo por ti profundo afecto. No te quiero como a un hijo. No eres mi discípulo predilecto?
Pues porque tengo en ti una confianza profunda puedo hacer lo que he hecho. ahí te dejo el gallo Hablaron mucho más Pablo y Juan.
Se marchó Pablo. La ujer de Juan estaba fuera de casa. Volvió a la hora de la cena. Se sentaron a la mesa. Juan estaba cenudo. Se le notaba una honda preocupación ¿Te pasa algo? le preguntó su mujer.
Nada: absolutamente nada. No te lo había dicho: ha vuelto don Pablo de su viaje. Ha estado en Jerusalén. Por cierto que me ha traído un regalo extraño: un gallo Será que allí hay gallos especiales repuso la mujer. Sí: son gallos muy especiales; tie nen un sabor exquisito dijo Juan. continuando con su preocupación, como añadiendo algo a un razonamiento interior, dijo de pronto. Qué has dispuesto para mañana. Qué vamos a comer mañana? Podiamos matar ese gallo. Si te parece lo haremos con arroz, creyente.
Pablo y Juan eran amigos. Pablo era viejo: Juan era joven: Pablo era el maestro: Juan era el discípulo. Pablo se marchó a hacer un viaje a Palestina.
Estuvo fuera tres meses. Cuando volvió fué a ver a Juan. Tuvieron una gran alegria al tornarse a ver. No he dicho antes que Pablo, como era viejo, tenía una larga experiencia. Era viejo e inte ligente, porque los viejos que no son inteligentes no llegan a tener experiencia. Juan, como era joven, aunque era tambien inteligente, sabía poco del mundo Se alegraron mucho Pablo y Juan de volverse a ver. Conversaron apaciblemente Siento dijo Pablo que no hayas venido conmigo a Palestina. Hubieras visto muchas cosas interesantes. He recorrido todos los santos lugares. Lo he visto todo. El viaje ha sido como si hubiera leído un centenar de volúmenes.
No puedes imaginarte lo curioso que es ese país de Palestina. Han ocurrido alli los sucesos más memorables del mundo.
Juan sonreía. No habíamos dicho tampoco que Juan era escéptico y Pablo Ya sabe usted, querido maestrodijo Juan que yo soy un poco esLo sé; no es preciso que me lo re cuerdes. Pero, con todo, créelo, hubieras disfrutado en ese viaje. No importa nada tu escepticismo. La Historia es historia: lo que ha pasado ha pasado. tú no llegas a negar la Historia. No me ha quedado nada por ver. He en la casa de Dalila, en el huerto de Get semaní, en el monte Sión, en el Calvario: te lo voy diciendo todo sin orden Hay muchas cosas que contar. Cuando estaba yo en la casa de Dalila pensa ba en muchas cosas; claro que pensaba también cuando estaba en otros lugares.
Pues y la casa de campo de Caifás, donde, congregados los judíos, decidieron la muerte de Jesús? Honda emoción experimenté entre sus muros. ti te hubiera interesado también.
Juan tornaba a sonreír. Pablo le miraba con cariño: Juan callaba. Pablo seguía mirándole atentamente. Sí, sí, querido maestro dijo Juan al cabo todo eso será interesante; pero ya sabe usted. Si. lo sé, Juan; lo sé. Pero yo insisto en mi tema Lo grande en la Historia, se se crea o no se crea, siempre es grande. yo he pensado en ti cuando estaba en el lugar donde clavaron el madero sagrado. Entonces sí que tuve emoción indecible. Si tú hubieras estado allí también te hubieras emocionado. luego en el huerto de Getsemani estuve lo menos un cuarto de hora sin decir nada. Es que tú, Juan, hubieras permanecido indiferente en ese lugar. qué céptico tranquilo?
estado Cansancio mental Neurastenia Surmenage Fatiga general son las dolencias que se curan rápidamente con KINOCOLA el medicamento del cual dice el distinguido Doctor Peña Murrieta, que presta grandes servicios a tratamientos dirigidos severa y cient. ficamente La Floresta española es un libro precioso; está escrito en un castellano expresivo, popular. Una de las anécdo tas que en esa obra se refieren es la