Communism

140 REPERTORIO AMERICANO La vivienda Por ALBERTO MASFERRER Del folleto El Libro de la Vida, Guatemala, nes mohosos. cuartos de mesón, con su pila única y misérrima, su excusado execrable, donde el que entró una vez se siente como degradado para siempre; donde la pobre e ingenua muchacha ha de oír las groserías e infamias que vo mita ahí al lado un borracho brutalo un tahur endemoniado. este San Salvador, ciudad de mesones, donde cuarenta mil criaturas humanas, por lo menos, viven suciamente, oscuramente, odiosamente. aquellos conventillos de Santiago de Chile, donde el roto vegeta y se pudre, sin saber qué cosa es tener madre, blandiendo la navaja, olvidando en el vino y en el canto la pena inmensa de vivir. que Alguna maldición muy remota y en conosa pesa sobre el hombre, para que a esta hora, después de tanta filosofía y tanta ciencia, y tanto legislar y tanto dar su sangre para hacer la vida tolerable, aun esté con la incertidumbre y zozobra de no hallar un techo que le abrigue.
Como hace dos mil años, Jesús podría repetir, doliéndose de su propia vida y de la indigencia de los otros: los pá jaros tienen un nido las raposas una guarida. sólo el hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza. sin embargo, tener donde reclinar la cabeza, tener cuatro paredes y un te chado para guarecerse del frío y de la lluvia y para esconder sus tristezas, es un derecho elemental del hijo del hombre. Así como afirmó el mismo Jesús que el trabajador es digno de su alimento. afirmó con aquella lamentación en que envidiaba a los pájaros y a las naposas, que el trabajador merece y necesita su casa; sus cuatro paredes y su cobertizo, que le aseguren contra las inclemencias y contra la profanación de vida íntima.
Sí, el hijo del hombre merece una el trabajador merece un techo; lo necesita, es su derecho; más aún, es una prolongación de su organismo: un aparato de su economía, así como los pulmones y otros que sirven para cumplir funciones ineludibles e insustituibles.
Las funciones del reposo, de la independencia, del entrar uno dentro de sí mismo, a solas con su pensamiento; de hablar con su Dios; de rememorar el triste ayer y de esperanzarse con el manand. de volverse pueril y jugar y neciar como un niño; de mostrar libremente a los suyos todas sus flaquezas; de implorar de los suyos benevolencia, y mimos y socorro del corazón. esas funciones no son menos, que digerir y respirar, sino que son, acaso, más, porque ya no sirven meramente para cumplir la vida animal, sino que con ellas se inicia la vida humana, en que el despertamiento del espíritu convierte al hombre en hijo del hombre.
su Los pájaros del cielo tienen su nido, y las raposas del campo su madriguera. Sólo el hijo del hombre no tiene dón de reclinar su cabeza. todo por Porque unos tienen demasiada codicia y otros demasiada imbecilidad. Porque sólo una codicia infinita puede impulsar a unos al acaparamiento de las casas, y sólo una imbecilidad infinita puede inducir a los otros a consentir ese acaparamiento. La casa, esa necesidad su prema del hombre, convertida en objeto de lucro, en manera lícita de ateso rar dinero, es señal de codicia infinita: el mesón, caricatura siniestra y mor tal de la casa, es señal, en quienes lo consienten, de imbecilidad infinita. Bastaría que los que representan los inte reses comunales, los que rigen la Coguarida; muna, el Municipio, que es uno así como Hogar Común, se dieran cuenta de que jamás habrá hombre sano, equilibrado, moral, activo y fuerte, si nace y vive en un cuchitril, para que se viniera abajo el malvado régimen que conente y apaña el acaparamiento de la tierra, sobre la cual, ineludiblemente han de levantarse las casas.
Porque ¿dónde, no yo, sino la mayo ría inmensa de los habitantes de esta ciudad, han de hacer su casa, si el terreno vale, diez, quince, veinte colones el metro? si no puede cada uno, o si quiera los más, hacer su casa. quién le moverá el corazón al terrateniente, al acaparador de la tierra, pra que venda o alquile sus casas, a precio que sea accesible al trabajador y no solamente al rico. si la Comuna, el Gran Hogar Común, cuya verdadera y grande misión es proporcionarle y garantizarle a todos los asociados, a los convecinos, los elementos necesarios para obtener lo que Se llama minimum vital. lo que hace es proporcionarles a los acaparadores lo necesario para que monopolicen la tierra, y acaparen con la tierra la vida, y se hagan así dueños y señores hasta del aire, hasta del mísero girón de cielo que se ve desde los cuartos del mesón, cuando sin fe en los hombres buscamos allá ariba algo o alguien que sea menos cruel y menos codicioso?
No reprobamos la riqueza. No pro clamamos ninguna era ilusoria, en que no haya pobres, y menos el reino quimérico en que todos los hombres habitarán en palacios y beberán champaña. Siempre tendréis pobres entre vosotros. afirmó Jesús, y creemos que así es la verdad, y que es saludable que im pere y sea respetada esa verdad. Siempre tendremos pero no miserables, no hambrientos: porque éstos no son el fruto del espíritu ni siquiera de la ciega Naturaleza, sino los frutos de la codicia, del vampirismo, de la tiranía y de la estupidez.
Nos mantenemos asentados sobre las realidades, sobre las más firmes e inconmovibles realidades, y nada queremos proclamar que no tenga su raíz en el suelo, bien arraigada y Pero ninguna realidad, ninguna ley natural, ningún derecho humano ni animal, ninguna necesidad, ninguna filosofía ni religión sirven de fundamento al hecho monstruoso de acaparar la tierra urbana, de de convertir en objeto de explota ción lucro la casa, que es prolonga ción y complemento del hombre, como la concha lo es del caracol, y el nido del pájaro, y la guarida de la raposa. afirmamos con absoluta convicción y certeza, que no merece ningún respeto, nir. gún acatamiento el sistema politico, social o religioso, o lo que sea, que sostenga la legitimidad de semejante régimen.
No tenemos ningún empeño en que se establezcan desvaríos ni quimeras, ajenos enteramente a las posibilidades del hombre actual. Pero no queremos pobres, a a Dios gracias; Vuele con todo confort y seguridad en los lujosos aviones de Aerovías nacionales (Empresa Román Macaya)
resistente.
Servicio aéreo de pasajeros, encomiendas, carga y correo a todos los lugares de la república.
Viajes expresos os oídos Cuartos de mesón! Sucias y estrechas celdas en que el vaho de las respiraciones promiscuas forma una atmósfera cargada de sudor y de todas emanaciones; calabozos en fila, donde los llantos y las cóleras de unos, se le meten por y le envenenan el ánimo a to dos los que están viviendo ahí en el más horrible comunismo: de aquellos que no se aman sino que se soportan. cuar tos de mesón, húmedos, miasmáticos, lamparosos, limpregnados de mugre y de tristeza. cuartos de mesón que se beben la sangre de los niños y la voluntad de los adultos. cuartos de me són, cuyas paredes son como empastadas en maldiciones y hálitos de rincoOficina: Contiguo a Koberg TELEFONOS: Oficina 4021. Hangar 4023 Apartado 793 Aviones Curtis Motores Wright