REPERTORIO AMERICANO 265 Gregorio Gutiérrez González o el paisaje y el hombre SUR SO RSS क Los paisajes huraños Por GERMAN ARCINIEGAS conocer la lengua de las palomas Por una extraña paradoja de la De Lecturas Dominicales. Bogotá. Enero de 1985 torcaces, hizo finas las cuerdas de la emoción para percibir la llega.
naturaleza el trópico no se entreda de los vientos que galopaban ga sino a los más sutiles buscadoch retardados detrás de los potros salres de belleza. El viajero que siviajes. Por qué triunfó Rivera. gue los caminos de piedra de los ¿Cómo llegó a esta comprensión de Andes casi siempo se queda per cu tierra que le ha hecho célebre en piejo ante la inmensidad de los palas letras universales? Creo que noramos abiertos a su contemplael procedimiento fue muy simple.
cion. Las montañas sesarrollan El hizo el juego inverso al juego hajo una diafanidad que quema los de la naturaleza en el trópico, buro os en sistemas de sierras, de valo la paradoja, y deteniéndose en lles, de cadenas, de abismos, de las cosas insignificantes pudo elecurabres, de curvas bizarras o gravarse hasta la comprensión total cisas, en donde la imaginaciór.
de los paisajes más dilatados.
vuela como un nauta sin rumbo tratando inútilmente se enmarcar El método cientifico empleales perspectivas en fuga. Elesdo a la ciencia del paisaje pcctador es un vencido por el paisaje. Se queda lelo, como un idiota Si el paisaje se oculta desple y como un idiota avanza sin estagándose en toda su grandeza, pues blecer un punto de contacto que lo del propio modo puede sorprenderrescione con el ambiente. En la sele dándole la espalda a su granliteratura se patentiza esta idiotez deza para encontrar sus claves en cuando empiezan a desfilar por sus los detalles insignificantes. Posiblecauces adjetivos abstractos que inente, esto puede ser hasta cienno denotan sino la incapacidad del tifico. Parece que la ciencia nace escritor delante de lo que no logra de coleccionar datos minúsculos aeir entre el puño firme de un que, como inesperadamente, sirpalabra certera: la belleza del cieven de puntos de apoyo a las leyes lo. la grandeza de las montagenerales que informan su atrevifas. se dice cuando no se tiene da arquitectura. En el caso del arnada que decir. así le ocurre al te, lo mismo que en el de las ciennoventa por ciento de los escritocias, se necesita la visión genial de res que usan de palabras vacias paGregorio Gutiérrez González un artista para hacer brillaren ra describir el trópico.
una gota de agua, y en sólo una, Otras veces ocurre que el espectodos los cielos, toda la gracia, totador se convence definitivamente una docena de casas de guadua y de entonces no ha dejado que caiga da la belleza del paisaje.
de que no tiene nada que decir y nojalata, me crucé con un pintor una tarde sin asomarse a dialogar Los ingleses que se encuentran entonces surge lo que se ha llaque suele vagar por esos sitios basmado la muda contemplación de con ella. Qué hace Ud. por aqui, muy cerca del animal inferior por cuarenta años, maestro? le pregunté en Puerto muchos aspectos si atraviesan los paisajes. El turista anota: Mecando, desde hace el misterio que los atardeceres im Liévano Estoy estudiando me un paisaje del trópico se encamiquedé mudo ante la grandeza de lo primen a los paisajes andinos. Un contesto: Doy vueltas por la que veian mis ojos. Es éste un nan a los detalles, ciertamente. Codia, lejano ya, el pintor, siendo montaña, camino por las orillas leccionan orquídeas, buscan plancaso típico de incapacidad.
apenas un adolescente, dejó la casa del rio, tomo apuntes: vengo bus¿Qué significa todo esto. Es tas raras que envían a Kew Garden paterna para correr a la ventura que detrás del grande espectáculo condo una interpretación lo más para que sean clasificadas por los por los Llanos.
La tempestad le del trópico no hay sino el vacío?
fiel posible de esta luz nuestra que botánicos, y toman apuntes sobre ¿Las montañas y los rios y las lla sorprendió mal amparado bajo el alumbra de manera tan especial, la manera de trepar los armaditecho de un bohio que crujia ennuras están metidas acaso dentro con tonos tan difíciles, en gama tan llos. Pero los ingleses jamás potre los brazos del huracán. Afuera variada estos contornos: no he en drán, o lo podrán muy difícilmende buja azulenca cuyo rodaban en los campos los carros interior no se mecen sino las notas contrado nada todavia, trabajo te, arrancar toda su belleza al dede las nubes sobre ruedas de fuede la nada? No. Lo único cierto es desde hace cuarenta años, pero yo talle y hacer que la gota de agua go. Cimbraban las entrañas de la que el paisaje del trópico es un creo que ya estoy sobre la meta: le bañe la cara al paisaje, lo repaisaje difícil. pesar de ese des.
tierra al paso de ese pavor en don. algo he podido ver!
suma y lo exalta, y ofrezca en el de no se sabia si era más doloroso pliegue de panoramas que ofrece a Esa confesión sencilla de Zamo pulido espejo de su botoncillo de e! azote de los relámpagos o el los ojos del espectador, se esconde ra me llenó de alegría. Sólo con diafanidad la copia vivida de una y se recoge en una intimidad que bramido de los toros recogiendo la una devoción semejante puede maravilla sin límites.
Vacada temblorosa. El jovenzuelo muy raros son los ojos que logran acercarse el artista al trópico y te Gregorio Gutiérrez González redescubrir. La vegetación que pa aquel espectáculo, el más grande de lo que be miró suspendido en medio de ner la esperanza de encontrar algo presenta Colombia el tipo perrece entregarse en un alarde de luforastero no acierta a fccto del hombre que supo ponerse juria no hace sino ocultarse, esque según parece puede ofrecer al descifrar. El trópico está lleno de a nivel con el paisaje en donde tunombre la naturaleza irritada. Sus quivarse, engañar con ceibas giforasteros. Todos en él son foraste. vo la suerte de nacer. Sobre un gantes y con helechos arborescenojillos, adiestrados en el juego ros. La dificultad de llegar a la plano de la cordillera central, aistranquilo de las colinas y riachue esencia de tes que se dirian arrancados a las sus paisajes hace que lado de todas las agitaciones ciuviñetas que los geólogos dibujan los que circundan la sabana de Bo aun quienes en el nacieron se des dadanas, vivia en una hacienda cude las épocas prehistóricas. Los gotá, vinieron a ser los ventanales vien y eludan su interpretación ya casa es un balcón colonial que paisajes del trópico son tesoros, inesperados por donde se metió en Este es el valor insigne que en mira a uno de los rincones más pero tesoros que sólo encuentran su espiritu toda la pasión del ver cuentro en la obra de José Eusta tranquilos de los Andes: un rincón daval los artistas predestinados a cio Rivera. Para escribir un libro Cercado de colinas, cruzado de crisser buscadores de bellezas.
No sé si esta aventura del pintor de poemas y otro sobre un paisatales y metido todo dentro de una a que me refiero, que no es otro je, él bajó en piragua los rios que gran campana azul en donde no Buscadores de bellezas que el paisajista Zamora, determi fecundan el interior de Colombia, Iepican sino las vocecillas de la nó en él la vocación de penetrar ejercitó el ojo hasta captar el re iglesuca de La Ceja. En resumen, Detenido, por accidente de via en los misterios del paisaje. Lo lámpago de plata en que se en nada. El viajero llega, sufre el enJe, una noche, en Puerto Liévano, cierto es que el conserva todavía Tuelven y revuelven los peces ce. canto de la llanura deliciosa, enque no es sino un claro abierto a fresco este recuerdo de hace cua gidos por las tenazas nacarinas de cuentra un sitio en donde su3 pucrillas del Magdalena para montar renta o cincuenta años, y que des las garzas, adiestró el oido hasta pilas pueden emprender largas ex