24 REPERTORIO AMERICANO Un hispanista francés Don Raimundo Foulché Delbosc De la Revue Hispanique, primera parte del tomo LXXXI y último, New York Paris, 1935. Dedicado a la memoria de Foulche Delbose. El artículo de Garcia Calderón se escribió en abril de 1917 y se publicó en La Nación de Buenos Aires, el 24 de junio del mismo año. Es la única entrevista que concedió Foulche. Delbosc. Coplas de Геи examen de su Raimundo Foulche Delbosc Dibujo de Ramon Casas les. Pero Es un solitario. Ni la Sorbona ni las revistas famosas le conquistan. Al mar gen de las instituciones oficiales trabaja en silencio. En la misma escuela fran cesa sie hispanistas conserva su celosa originalidad. Parece, en su castillo de libros, un cenobita de suave voz un poco velada que ha levantado sobre las miserias de la vida cotidiana sus predilecciones literarias como defensa. Se adivina en él una discreta tristeza, la melancolía de quien contribuye con pulidos materiales a levantar el templo fu turo que no verá. Ha reunido, en torno suyo, en salas de severo gusto, diez mil volúmenes que ha leído, meditado, anotado en largos años estudiosos. De su noble aventura le queda tal vez, como dice el libro desencantado, un gusto de ceniza en los labios. Dolor de estos gran des eruditos a través de la floresta de obras arcaicas: quisieran fijar definiti vamente el pasado y de los documentos sólo surge una visión limitada y frag mentaria. Reducen su ambición, limitan su esfuerzo: su curiosidad metódica y sabia llega a descubrir verdades parciael misterio crece y los ago bia. Discusiones sobre una versión, fervoroso duelo de razones para hallar el autor olvidado de un libro eminente, in tensa actividad para arrancar a un enigma literario su secreto. Penosamente esta blecen en vida corta algunas certidumbres. Apasionados argonautas, bus can en periódica odisea un tesoro in violable.
El señor Foulche Delbosc renueva, con noble tesón, la erudición española. Per pétuamente insatisfecho, analiza sin tregua un problema de las letras y llega al ápice con gallardía. Le creéis confinado en un empolvado rincón de la literatura y sigue, al mismo tiempo, la producción contemporánea en Francia y en el extranjero, en España y en América.
Refiere anécdotas sutiles y explica cuestiones de historia, pasa de la vida cir cundante a la abstrusa antigüedad: su memoria, archivo inagotable, le entrega fechas, ideas, versos. indefinidamente Enseña divagando. De pronto la enérgica precisión de un dato, diez citas coordinadas os sorprenden. Su obra per sonal es la más notable colección de monografías sobre literatura española. No ticias, observaciones, notas, llama a sus excursiones por las edades pretéritas a donde no llegó siempre la devota investigación, el método moderno, ni la se veridad de los especialistas. Rara vez denomina su trabajo lo hace, estad seguros de ha escrito pá erite ginas definitivas. veces un santo ar dor le anima en discusiones de erudición, Maneja entonces la ironía aguda y aceda, castiga sonriendo, derrumba ambiuna será seguramente un modelo de exactitud, el más fiel de los textos, obra de diez años de eximia aplicación. Ha pu blicado La Celestina las Jorge Manrique. editar las poesías del siglo xv consagra el mismo erudito afán en la operosa intimidad de sus vigilias. dónde no llegarán su ciencia sin premura, su amor en que parecen juntarse la lucidez y un vago desencan to? Anhela para España presente la restauración de la gloria antigua y quisiera descubrir en las letras actuales la abundancia, la novedad, la perfección de una aurea y remota edad. Su hispanismo militante se revela, sobre todo, en una publicación cación periódica. En ella ne textos inéditos, estudios de critica, documentos selectos, sabias recons trucciones, el problemas no resueltos, páginas de literatura comparada, análisis de libros excelentes. Desde mirador del bulevar Malesherbes, es tudia este gran erudito el el suntuoso pa sado español. Congrega a espíritus distinguidos en su hospitalaria tienda de sabiduría. Alli Fitzmaurice Kelly y Bonilla y San Martin, Desdevises du Dezert y Paul Groussac, Farinelli y Cuervo, Rennert y Vasconcellos, representan tes del hispanismo europeo y america no, estudian periódicamente antiguas obras, violan el misterio de los viejos wa archivos, aplican nuevos métodos historia rica en creaciones perdurables.
La Biblioteca Hispánica en Madrid reune, en ediciones definitivas, libros clásicos. No las considere mos definitivas, porque esta escrupulosa erudición sólo admite provisionales ensayos para restablecer un texto antiguo en su pureza. Son esfuerzos de aproxi mación tan notables que podemos otor gar plena fe a la brillante y elegante colección a su retiro algunas interroga: ciones terminantes. Me opone su ciencia discreta de los matices. Mi curiosile hace sonreír. Pedis sin tesis ambiciosas a quien ebediente a estricta región Sciplina, se encastilla en una estrecha pañol hasta llevar a plena gunto al señor Foulche Delbosc como don Rufino Cuervo, en la desagre formación en tierras nuevas donde se convertirán en idiomas nacionales los irregulares y pintorescos. No cree el maestro en la formación de len guas flamantes más allá del océano, co mo en Se le le antoja excesivo el pesimismo de Cuervo: sin duda, ha recogido en sus observaciones datos de gran interés, sig nos curiosos de trasmutación. Pero, ha olvidado dos factores esenciales: la in (Pasa a la pagina 27) que imprime Agris Llevo ciosas construcciones y establece, con argumentos abundantes o seguras in ducciones, verdades cardinales. Al azar citaré algunos de estos ensayos limitados, modestos y precisos: estudio sobre La tia fingidas notas sobre Las com plas del provincial. algunas reminiscencias en Espronceda, observaciones sobre La Celestina. Cada página resume par cientes excursiones del más agudo, del más sagaz de los críticos. Nada escapa a su lento vagar por los libros, a su lucida pasión. De las mejores escuelas francesas posee método seguro ga al acervo erudito, el don cierto, la in tuición. Pertenece a la raza singular de espíritus que dudan fervorosamente no aventuran una leve afirmación sin abrumar con datos Un error de presión le irrita como un pecado contra el buen gusto. Adivinaría el des orden de espíritu por una falta de gra mática o una cita incompleta. Lleva estudios en que domino mu estudios en con el sentido muchas veces la ime responsabilidades, los de las de los esco de un benedictino, la la precisión constante y la claridad infatigable. Don Rufino me refirió alguna vez sus inquietudes de filólogo en sus tristes años crepusculares, porque se había servido de ediciones sin vigor crítico, como la de Rivadeneira, y en ellas había fundado afirmaciones y leyes de la lengua. El señor Foulche Delbosc llevó seguramen te a su reclusión melancólica consuelos oportunos.
Prepara una edición de Góngora, que perentorios dad agresiva del pasado literario. es stre llevar a ella ena luz?
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cree Cuervo dialectos Sufría.
estudio. que