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REPERTORIO AMERICANO EDITOR: García Monge Correos: Letra Suscricion mensual: 62 00 Representanto en Hispanoamérica: Alfredo Piñeyro Téllez (El semestre, 50 SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Desde que Garrison fundó su Liberator no hubo paz en la Unión: cómo crecen las ideas en la tierral José Marn.
EXTERIOR: Elano, 16. 00 1m.
Giro bancario sobre Nueva York.
He aquí una nueva trilogia barojiana, cuyo primer volumen, Las noches del LECTURAS Buen Retiro. 1) acaba de irrumpir en el Un independiente De Luz, Madrid la que mercado con el ímpetu de siempre, con la hurañía de los mejores libros de BaPor BENJAMIIN JARNES roja, aunque parezca haber disminuído el número de vocablos de franco sentido agresivo que, ya en 1910, subrayaba José Ortega y Gasset véase El Espectador. primera serie Baroja, campeón entonces del improperio, ha suavizado su idioma.
Pero no su arisca tan plausible independencia. Bien podemos apuntar en su honor la circunstancia de seguir manteniéndose, no precisamente en la famo sa y cursi torrecita de marfil, sino en su puesto de cazador de tipos, a la in temperie. sin contacto alguno con grey política que, por turno, reparte sus dones. Pío Baroja nunca fué un men digo del Estado. De muy pocos en esta hora de dispersión y oportunismo de escritores podemos decir esto. Porque hoy el escritor, grande o pequeño, en vez de ejercitar activamente su profePio Baroja sión con la esperanza del auténtico es Visto por Bagaria critor hispano, es decir, con la del martirio por hambre o acribillado como San Sebastián, se entrega a la faena mu llardo Frente único y por la cobarde cho más sencilla de recorrer pasillos miretaguardia.
nisteriales. El escritor y el artista. Aun Se le creyó un extremista. Que muchos jóvenes hicieron pública insensatez! Es el centro de un mundo ostentación de pureza de intención lipeculiar de tipos y de anécdotas. Se teraria no vacilan en sentarse bajo la quiere más de un artista? Baroja es lo mesa del presupuesto para recoger esas que debe ser todo escritor original: migajas que el Estado deja caer anual anárquico. No anárquico puro, sino de mente sobre los continuadores de la hisla subespecie de constructores, Anartoria del espíritu.
quico al comenzar a ver, constructor al Nunca artistas y escritores se asoma agrupar lo visto.
ron con tal fruición por las ventanillas El vagabundo decía Ortega en aquel del Tesoro. Aun los que parecieron un ensayo de 1910 no vaga el mundo por tiempo de más áspera y olímpica inde motivos externos, no es un fracasado, pendencia no han vacilado en acudir no es una hoja inerte arrastrada de acá melifluos y dóciles a firmar la nómina.
para allá. Vaga como el cenobiarca ce Otros parece que estaban aguardando fabrica una soledad en en torno, como el el advenimiento del nuevo régimen popoeta levanta un verso, como el Ilonjista lítico para canjear su fama de escritor pone en limpio sus cuentas y el pensador por nutritivos cargos. Pío Baroja se construye su ideal edificio.
Vaga por mantiene en su puesto, a la intemperie.
genialidad. Fomenta en sus entrañas yo Yo no he tenido dijo en el Ateneo no sé qué inquietud, qué estímulo trasde Madrid relación con ningún com humante, algo que le libra de quedar ibierno; ni con el anterior ni con éste.
gado en los lazos que las costumbres, No he tenido ni destino, ni empleo, ni los oficios, las tradiciones le tienden comisión, ni pensión para viajar. No he Sólo sabe que lo que llegamos a ver no sido más que médico de pueblo. Es 16vale nunca lo que aun no hemos visto.
De modo que sus actos no los rige gico que tenga más independencia que el que tiene mercedes de un Gobierno.
la realidad circunstante, sino que obra Es la independencia del perro vagabun siempre en vista de una anticipación do con relación al de buena casa.
Casi todos los escritores hoy españoles EN BUENOS AIRES, Rep. Argentina, pue ser perros de buena cade ellos son señoritos saRepertorio Americano, al editor Manuel Gleizer.
Santa Fe 1983. atinadamente los ha llamado Ortega. Baroja su genial vagabundez, con el peligro, LA Agencia General de Publicidad de Bugenio Diaz Barneond, en San Salvador, puede darle claro está, de la consiguiente pedrada por una suscrición al Repertorio.
uno u otro punto cardinal. Ahora, por la derecha y por la izquierda, por el ga EN La «Cultural Libreria Cervantes. Av. 1) Edición Espana Calpe. Madrid, 1984, de Italia 62. Le mueve la ultranza. Ahora bien; en esto consiste la condición idealista.
Baroja es un vagabundo idealista y anárquico. Precisamente mucho de lo que debe ser un artista. No conoce el oportunismo, desprecia el rebaño parasitario, es dueño y señor de sus desplantes: no los cobra en bonos del Tesoro. Si hoy distribuye por su libro menor cantidad de improperios, es, senci llamente, por bondad de corazón, no porque lo haya ablandado ningún Ministerio ni Academia. Es uno de los po cos hombres españoles de alta estatura que hoy puede opinar sin restricciones mentales. Es decir, agrediendo, sacando de quicio a los bien apoltronados. Es un modelo de escritores libres, la ver dad es que muy poco seguido. Con es critores así, como yo dice. no hay más que dejarlos o matarlos. El proce dimiento de matar a un escritor como escritor es fácil. Consiste, sencillamen te, en no leerlo. no faltó quien prorase disminuir los lectores a Baroja, publicando apócrifas partidas de acabamiento y defunción del siempre inquieto y fértil novelista.
De su vivacidad perenne es buen ejem plo Las noches del Buen Retiro. donde se nos presenta con toda minuciosidad un Madrid de mil ochocientos noventa y tantos. Probablemente Baroja no reparó en que está siguiendo la moda que encuentro muy sabrosa. de re constituir un pasado, que apenas lo es, por todos los medios de que disfruta el arte. Especialmente por los peculiares del cinema. Por todas partes asoma ese para nosotros conmovedor fin de siglo en que nos asomamos por primera vez al mundo.
Un día un atardecer de invierno frío y desapacible el novelista lee y corrige pruebas. De la monótona faena le distrae. pirandelescamente una miste riosa enlutada. Es un personaje en busca de autor, uno de los muchos personajes que andan por España buscándolo, sin tropezar con él, porque hoy los autores se se entregan a otros deportes de mayor rendimiento económico. Excepto esos casos rarísimos, como el de Baro ja, en que el autor recibe a demasiados personajes, hasta el punto de que mu chos de ellos se ve frecuentemente en los libros del hospitalario autor nada tienen que hacer en la novela, salvo dar su nombre y sus señas personales: son meritorios, aspirantes sin plaza, que de vez en cuando aparecen en un capitu lo preguntando si hay vacante.
Pero en esta efímera nota sólo queriamos subrayar la magnífica indepen dencia de Baroja. De la dependencia de otros escritores grandes o chicos seria muy divertido hablar. En mis Cartas aragonesas habrá ocasión de asistir al desfile de estos ilustres mendigos.
prefieren sa. Muchos tisfechos.
como tan aticne a se Imprenta LA TRIBUNA.