DemocracyImperialismViolence

REPERTORIO AMERICANO 165 Quiere Ud. buena Cerveza. 99 Tome Selecta No hay nada más agradable ni más delicioso.
Es un producto Traube tala prensa, ña y Rusia, menos propicias a los asomos de libertad que implicaba el simple noticiar sobre las cosas públicas, tardaron cien años en marcar el paso. la colonia sajona de América, que un dia normaria la prensa del orbe, solamente hizo su inicio el 1689, en Boston, con una hoja de vida fugaz, Inútil es el reseñar la marcha de ese periodismo, cojeadora, resignada e ino fensiva, por una senda, larga de dos centurias, insidiosa y resbaladiza, que a las veces desembocaba en la prisión o en el destierro, pero casi nunca en la conciencia de la humanidad. Fué única mente en los confines del siglo xviu cuando empezó ser un factor de modelamiento de la opinión pública, a exaltar sus aspiraciones y a asumir posturas decorosas ante las conculcaciones del derecho natural a la libre expresión del pensamiento. Débiles son las in fluencias políticas y sociales que ejerce en el principio de su nueva etapa. Sus horizontes tienen la estrechez del círcu lo cotidiano. si la visión es corta, el oído no le va en zaga, pues no oye, o parece no oir, la corriente subterránea que viene hora dando, desde distanciado pretérito, un sistema milenario.
Se avecinaba el drama del 89. preparado por los filósofos y los enciclopedistas, que un pueblo urgido por el ham bre iba a poner en escena; los signos de su inminencia eran inconfundibles, y.
mientras tanto, cuando se multiplicaban los presagios de la espantosa crisis que revaluar lo humano o a crear la grande ilusión de ese revaluamiento que hasta ayer hizo de hada venturosa del mundo, el periodismo de Francia parecía aceptar placentero la censura que evita actitudes comprometedoras, y trataba de embobar al pueblo con puerilidades.
Exceptuada Inglaterra, donde los Swift y los Defoe habían, de tiempo atrás, exaltado la prensa, sosteniendo acres campañas por principios, en Europa no surgió hasta la revolución francesa el periódico adoctrinador de idearios, de instintos, ya espiritualizados o ya turbiamente telóricos, y reflector de las reacciones ernotivas de la multitud. Capitaneado, el de Francia, por Prudhomme, Loustalot, Marat, Desmoulins y otros, bajo la célebre divisa de romántico efectismo los grandes sólo nos parecen grandes porque nosotros esta mos de rodillas: pongámonos de pie no tardó en zozobrar o en mitigar su justa violencia entre los azoramientos de la naciente libertad. Por falta de largo aliento para el bien o para el mal, sa; y tan delar ada andaba, que su abandonó a la pren represión, en la era del imperio advenedizo, iué motivo de general complacen cia. oh eterna palinodia de los voceros del pueblo! de hinojos la vemos otra vez ante los ídolos que humilló ia vispera. Pero, con todo y claudicante, ya se vislumbraba en ella esa fuerza que llegaría a conferirle gran dominio en el Estado. Napoleón, certero calculador del enemigo, fue el primero en agorar roso, entrabó su advenimiento en los dominios suyos. En cambio, por estas riberas atlánticas, donde alboreó la libertad del mundo moderno, la cuyo mensaje no tenia obstáculos ma yores que vencer, se disciplinaba en una acción honesta, sosegada, fuerte, y bajo el signo de los Franklin y los Adams ennoblecia su misión de factor político y social, y se avecinaba a la presentida categoria de autoridad. En la Europa continental el periodismo estaba muy lejos todavia de sentirse en terreno firme. Entre caidas y erguimientos, y sin ánimos ni libertad para influir en ninguna de las nuevas revoluciones que se preparaban contra los absolutismos, lle vó penosa vida hasta que un cálido viento de democracia secó ese suelo peligrosamente resbalador. Poco a poco fué cobrando vigores y multiplicando dones. Acrecienta su eficacia política, gana influjo social, el temor que les infunde a los gobiernos es una relativa salvaguardia de su existencia. Cuando le cercenan la palabra, no se resigna como antaño, y logra, con hábiles efu gios, decir su pensar. Si en la curiosa equivalencia que de sus fuerzas hace Napolcón, cuatro periódicos enemigos podían causar mayor daño que un ejército de cien mil hombres, y el célebre Mercurio de Coblenza era el quinto poder de Europa. acercábase la hora en la que un solo periodista Rochefort con su Linterna derribaría un imperio, y un solo periódico el patriarcal Times tendría la influencia, al de Disraeli, de una universal embajada británica.
Con una simple noticia artera, di fundida en la prensa, ano iba a conse guir el férreo Bismarck hipertrofiar el patriotismo francés y desatar la guerra que anhelaba. Concluira en el cuaderno próximo)
decir Estampas En Grau San Martin tuvo Cuba un Presidente que quiso trabajar por libertarla de la voracidad imperialista yangui Colaboración Logró el Departamento de Estado poner en el Gobierno de Cuba a político sumiso a su expansión imperialista e in mediatamente le descarga un empréstito de doce millones de dólares. Cuba debe quedar ahogada a fuerza de préstamos usurarios para que la factoría quede sellada a perpetuidad. Ya sufría el yangui de la Chipre con la pro longación de un reacio a sus planes. Grau San Martín no trato con él y se propuso dar leyes que desquiciaran el vasallaje padecido por Revolvieron contra su Gobierno a cier cier tos sectores descontentos y en último térmico alentaron al militarote dueño de las armas para que lo traicionara. llegó el hombre que no entraña peligros contra el imperialismo, que ayuda al imperialismo por todos los medios.
Un amigo cubano nos escribe para decirnos con ironía que de lo que lleva mos escrito sobre sucesos de su país deduce que nuestros ideales de redención cubana no van más allá de Grau San Martin. Es decir, trata de afirmar que sin ese Presidente no se salvará Cuba, porque ese Presidente tuvo la visión exacta de la lucha y la emprendió certe ramente. Interesa el decir del amigo en esta etapa de la tragedia cubana. No creemos haber mostrado un entusiasmo enorme por el hombre que se burló de Sumner Welles y dijo en un momento de trascendencia que su país tenía derea gobernarse sin el consejo del De partamento de Estado. Pero si hemos elogiado a ese hombre y nos hemos do lido de que las divisiones hondas que matan a Cuba no pudieran desaparecer cuando más lo necesitaba su salvación Grau San Martín hizo mucho durante el crédito Cuba cho a