REPERTORIO AMERICANO EDITORI García Monge Correos: Letra Suscrición mensual 2. 00 SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Desde que Garrison fundó su Liberator no hubo paz en la Unión: cómo crecen las ideas en la tierra. José Mari.
Representante en Hispanoamérica: Alfredo Piñeyro Téllez (El semestre, 50 Giro bancario sobre Nueva York.
EXTERIOR: Elano, 16. 000 am Mentiras de viboras De Caras y Carefas. Buenos Aires ras ante Cabeza de vibora de cascabel disecada para ver la posición que ocupa en su interior la glándula del veneno (V. de la cual quiere la tradición popular que se despoje cada vez que se va a banar.
tro de Uno de los más lindos cuentos de Fray Mocho, el inolvidable, es sin duda aquel en que, inspirándose en tradiciones nativas, el ilustre periodista narró con su peculiar gracejo las aven turas de la vibora y del sapo. Tiene aquel relato enorme interés folklórico, por que en él, sin alarde de erudición, se registran algunas de preocupacio nes populares más extendidas en nuestro país. Tal es, por ejemplo, la creencia de que la vibora de cascabel, cuando se baña, tiene la precaución de dejar la orilla la bolsita del veneno, paJo ra que no se le moje.
Por extraño que parezca, personas serias y cultas, o que al menos por taies se tienen, participan de esta creen cia y por nada del mundo se convencen de que despojarse un reptil de uno de sus órganos de secreción para entrar en el agua y volver a colocárselo al salir, es algo tan imposible como lo sería para nosotros sacarnos y meternos las glándulas salivales el páncreas cada vez que nos damos un baño. La vibora de cascabel, o cualquier otro ofidio venenoso, ni siquiera puede emitir jar de emitir el veneno a su capricho, porque se trata de un acto mecánico que acompaña indefectiblemente a la mordedura. Las glándulas secretoras de la ponzoña están a ambos lados de la cabeza, entre músculos especiales y comunican por un canalito o o conducto el interior de de algunos dientes, que tienen la punta perforada, como la aguja de una jeringuilla de inyección. Las víboras jamás pican con la lengua, como he oído decir de los visitantes del zoo que pasan horas a muchos enteras asomados a la baranda del serpentario; muerden con los dientes y el movimiento de la mandíbula al morder, hace que los mús compriman las glándulas y que el líquido venenoso sal ga por los dientes y y penetre en la herida que éstos hacen. El que la mordedura sea más o menos venenosa, depende principalmente de que el reptil lleve mucho o poco tiempo sin morder: si muerde varias veces seguidas, no hay tiempo para que se forme nueva sustancia tóxica en las glándulas.
El conde de Chateaubriand afirmaba muy seriamente que una vibora era más venenosa cuando tenía hijos, pero que advertir que el gran romántico tenía ideas muy extrañas acerca de estos reptiles. Nuestro Horacio Quiroga ha hecho, con espíritu de verdadero conocedor, la critica analítica de la escena entre un crótalo y un canadiense flautista, tal como la incluyó el célebre autor francés en su Genio del Cristianismo. Para Chateaubriand, la vibora es un animal que ora se pliega circularmente y vibra una lengua de fuego, ora, te, a menos que ésta se neutralice repi tiendo rápidamente: lagarto, lagarto. o haciendo un signo cabalístico que consiste en cruzar los dedos índice y corazón de la misma mano. Los andaluces, sobre todo, jamás mentan al nefast reptil: le llaman la bicha. y así y cuanto menos se le nombre, mejor. Fie conocido personas cultísimas, verdaderas lumbreras en la política o en las le tras, que consideraban casi como una ofensa personal que se hablase de viboellas, apresurándose a cambiar de conversación o a cruzar los dedos.
Hay provincias donde se cree que la vibora sólo da mala sombra al sexo feo, siendo, en cambio, protectora de la mujer, quien tendría su enemigo en el lagarto.
Suele decirse que estas niñerías se relacionan con la maldición divina que pesa sobre la serpiente, como consecuencia del ingrato papel que le tocó desempeñar en el Paraíso Terrenal. Sabido es que a aquel episodio se debe también que los ofidios anden a la rastra; en algunas obras antiguas sobre Physica Sacra se ve, muy bien pintada, la serpiente antes de engañar a nuestra madre Eva, caminando con cuatro lindas patitas y después de aquella picardía arrastrándose por el suelo. Pero yo creo que lo de la jettatura de las víboras nada tiene que ver con la tradición bíblica, porque la misma preocupación se encuentra entre muchos pueblos paganos. Los kayanes de Borneo, por ejemplo, si ven una culebra tie.
nen que matarla en seguida, porque no lo hacen, la mala suerte les acompañará por todas partes. Para los musulmanes, las víboras son encarnaciones diabólicas, pero la misma opinión tienen de las tortugas, camaleones y demás reptiles: solamente los discípulos del santo Mahomed Ben Aisa, comúnmente llamados aisana. manejar estos bichos sin riesgo material ni espiritual. Estos aisana son los famosos encantadores de serpientes que se ve actuar en las plazas públicas de todas las ciudades del norte de Africa Según parece, tienen procedimientos eficaces para hacer inofensivas a las serpientes más verenosas, sea arrancándoles los dientes o de alguna otra manara; pero declaro honestamente que todos los que yo he visto sólo manejaban culebras perfectamente inocuas. Sin embargo, en la India hay encantadores que exhiben cobras de la peor especie, pero nunca se hacen morder por ellas, como los aisana por sus viboras y, parece que, en previsión de cualquier accidente, saben inmunizarse mendiante una serie continuada de pequeñas inoculaciones Las habilidades de estos encantado(Pasa a la página anterior)
con son huecos apoyándose en la extremidad de la cola, camina perpendicularmente como por encanto; sabe arrojar, sin ser vista, cual un asesino su túnica manchada de sangre temiendo ser reconocida; compone venenos que hielan, abrasan manchan el cuerpo de su víctima con Ing colores de que aparece teñida: alli levanta dos cabezas, amenazadoras: aquí hace sonar un cascabel, silba como el águila de las montañas y brama como un toro.
Cuando uno de los escritores más cultos que ha tenido Francia dijo tales enormidades, a nadie pueden extrañar las ridiculas supersticiones de que las serpientes aparecen rodeadas a los ojos del vulgo de todos los países y de todos los tiempos. Entre nosotros, una de las más divulgadas es la que supone que una víbora no puede cruzar el círculo de baba que alrededor suyo, cuando está dormida, forma el sapo, por el gusto de verla morir de rabia y de hambre. Según una variante del mismo cuento el venado también disfruta de esa propiedad de cerrar el paso a las víboras con un círculo fatal. En el sur de los Estados Unidos, la gente de campo cree que se obtiene el mismo resultado con una piola hecha de crines de caballo, y hay quien no viaja sin llevar una soga Je esta clase para rodearse con ella cuando duerme en el suelo. Probablemente, todas estas creencias nacen de la costumbre que tienen la mayoría de las víboras de rodear los obstáculos que encuentran, en vez de pasar por encima pero, por si acaso, conviene no fias En algunos países de Europa hay acerca de los ofidios más preocupaciones populares todavía que entre nosotros. En España, por ejemplo, decir víbora, culebra o serpiente, da mala suerImprenta LA TRIBUNA. pueden