REPERTORIO AMERICANO 35 Quiere Ud. buena Cerveza. Tome Selecta No hay nada más agradable ni más delicioso.
gado.
Es un producto Traube terriversan cabo a rabo) y por las obras de Taine y pática participación en las opiniones de de Matthew Arnold. Me refiero al es cada uno de los filósofos. No eran piritu histórico del siglo xix y a ese es acaso, todos ellos, hombres ilustres? plendido panorama de naciones y reli las cosas que a ellos les parecian per giones, literaturas y artes que desplega suasivas. no lo serían quizá? Por muy ba la imaginación. Esas proyeccio seductora que fuera esta forma de rones pintorescas del pasado vinieron manticismo no era suficiente, sin em Nenar ocasionalmente el ámbito, geo bargo, a adormecer completamente mi gráfico y moral, a que mi imaginación dogmatismo escolástico.
estaba ya acostumbrada. Cuidaba es pecialmente el profesor Palmer de incliJorge Santayana nar el cerebro hacia una suave y sim(Seguirá en el cuaderno proximo)
ante la a tó la desilusión, y voluntariamente me he ido a ella.
De entonces a acá mis ideas, respecto a estos temas, se han ido haciendo me nos estridentes ¿No enseña, por ventura, la filosofia moderna, que nuestra idea del llamado mundo real es asimismo un producto de la imaginación? Una religión (ya que hay otras religiones ade más del cristianismo) no hace sino ofre cer un sistema de creencias distintas de las vulgares, o bien rebasarlas simple mente En cuál de los sistemas ima ginados debe uno creer? He aquí el problema. La conclusión a que he lle en mi madurez, es que no existe sistema alguno, ni siquiera el científico.
en cuyo sentido literal se deba creer como si fuese el espejo de la realidad, pern todos los sistemas pueden ser emplea: dos y, hasta cierto punto, considerados como símbolos. La ciencia expresa, en términos humanos, la relación dinámica del hombre con la realidad que le rodea.
Las filosofías y las y las religiones, allí donde no esas relaciones dinámicas y no contradicen a la ciencia, con la expresión moral del destino en imágenes poéticas y naturalmente, míticas.
Mas estas verdades morales, de que otra manera pueden ser expresadas si no es en una forma tradicional y popular?
Las religiones son el ensueño grandioso de la conciencia.
Cuando, siendo estudiante en Har vard, comencé el estudio formal de la filosofia, latían ya en mí estas preocu paciones fundamentales hasta una cierta actividad dialéctica debida a mi familiaridad con los temas más delicados de la teología. Los argumentos en pro en contra del libre albedrío las pruebas de la existencia de Dios bullian claramente en mi cerebro. Escu ché, en consecuencia, Tames y a Roy ce. pero con mayor admiración que ver lástica hubiera pretendido hacer inme diatamente de James un materialista y de Rovce un escéptico absoluto, se me irracional la resistencia que ambos ofrecían a esta simplificación Había escuchado muchos sermones unitarios (me a que me hiciera demasiado católico. y me interesaban en las en la medida de su información de su iracionalismo y aún a veces, por el carácter cómicamente irreligioso que para mi tenian. Pero ni Harvard, fue fácil para mi comprender esa combinación protestante de reverencia y de insubordinación acostunbrado a ver el agua manar manar de las fuentes y brotar en surti en surtidores a flor de tierra, y me llenaba de confusión verla ahora tan penosamente extraída del pozo subjetivo en cubos enlodados y.
tambaleantes.
una lección, sin embargo, que aprendi más fácilmente, no sólo en Harvard, del profesor Palmer, y más tarde en Berlin, de Paulsen, sino del ambiente general de esa época cabalmente repre sentada, para mi, por la Revue de Deux Mondes (que yo Icía con asiduidad, de Doscia Estampas Otra vez con Eremburg y su libro España República de Trabajadores Colaboración antojba derecho y ganaron Los fotógrafos de la prensa gráfica elecciones. Después el resto de las muespañola llenaron multitud de placas con jeres de España desfilando por las urlos sucesos electorales que acaban de nas recogedoras de sus votos. Así ganavolver dueña de la maquinaria guber ron los reaccionarios, por no existir disnativa de España, a la reacción dere tinción entre las mujeres y gozar todas chista. Para los que sólo de oídas sa del voto. Si obrera por obrera, si monbemos de la realidad política española ia por monja, si comica por cómica. La esa serie de cuadros de las votaciones Constitución de una República de Trason de mucho valor. La mujer pudo bajadores no podía negar a ninguna musufragar y no hubo distinción para nin jer española el que instituía guna. La revolución de 1931 fué he para orgullo de la nación. las mujecha con un gran aporte femenino. La res votaron Constitución reconoció el aporte y de El juicio de Elías Eremburg acerca de cretó imperativamente el derecho de to ia España republicana, mejor aun, acer das las mujeres españolas a votar. Al ca de la República de Trabajadores que borozadas fueron a a cumplir y no faltó por mandato de una Constitución es hoy España, vuelve a nuestra meditavomitaron monjas. Aquí las vemos tem ción en esta observación de cuadros de sostenidas azos mascuEs cierto que no conoce.
linos derechistas, haciendo esfuerzos por mos a fondo la situación actual de Esacercarse a la urna de su circuito elecpaña, sus problemas fuerzas sociales.
toral. No fue nunca el es ciert no hablamos quico tan acogedor. Ellas son metidos son agrade el callejón sin salida de y dejan la celda conventual y sa partido político. Nuestro juicio no aslen a luchar contra el reuma lo pira a dar oriente Feumna y contra la sordera buscando votación Ancia único anhelo es divulgar el juicio ajeno nas y mozas, todas son mujeres aptas lleno de inconformidad. Si Si parecemos para elegir. También los hogares echa dogmáticos será por el calor con que ron a la calle las paralíticas y el fo acogemos al observador de genio que tógrafo recogió la escena cuando otros no enreda su visión en detallillos, sino brazos derechistas se apoderan de la sufragante para asegurar el triunfo de las que separa inmensos bloques y los sitúa en un porvenir a que precisa aspirar paEstaba votaciones régimen monár pero también es que cidas un nadie, porque el Hubo