Imperialism

REPERTORIO AMERICANO 11 aunque diremos que es una admonición La América Latina puede unirse y va a unirse. se une por la voluntad de los gobiernos más po deroscs, de acuerdo con los Estados Unidos, o se une por la voluntad omnipo tente de los pueblos con o sin la арго bación de los Estados Unidos. Cancelada la cuestión de Tacna y Arica, la más importante causa de hostilidades de América del Sur, los Estados meridionales de nuestro continente ven bien claro que no pueden avanzar más limitados por el aislamiento politico. Un block sudamericano ha de ser corolario inmediato del arreglo de Tacna y Arica. Pre císase ahora que los gobiernos más libres de la influencia norteamericana y más avanzados en ideología política asuman una actitud realista. La federación no es buena ni mala en sí. Es un instrumento político que puede ser, como to dos los instrumentos, un medio de pro greso o de retraso. Usando el léxico conveniente al problema de que tratamos.
la Federación Latinoamericana puede ser arma de liberación o de opresión Como a nuestros pueblo la gran mayoría de los gobier nos latinoamericanos tienen muy fuertes vínculos de compromiso con los Estados Unidos, sólo gobiernos emanados del pueblo o nuevos gobiernos, podrán acometer la gran empresa. De no ser así, los Es tados Unidos Latinoamericanos serán, como los dominios del Imperio Británico, entidades componentes de una fede ración colonial Haya de la Torre no.
Regüeldos De El Sol Madrid caz que es la tal. Pero ellas hay que balancear estableciendo un equilibrio de continentes.
No es, pues, la idea federativa del señor Villegas una idea antiimperialista, ella suscite recelos en ciertos sectores norteamericanos. El peligro económico europeo es secundario para la América Latina comparado con el peligro norteamericano. La Federación de nues tros países desde un punto de vista an tiimperialista sería también una Federación Económica, pero no sobre la base de los gobiernos sometidos directa o in directamente al contralor norteamerica De ahí que la joven generación lati noamericana partidaria de la unión de nuestros pueblos haya esperado de Mé xico una política dirigida hacia la for mación de un block de defensa econó mica de América Latina que por la uniformidad de dirección pudiera fijar con diciones, no discrepantes, a la invasión necesaria del capital norteamericano en nuestros países. La política internacio nal México se ha encaminado en cier históri el to del país dirigente de esa política la tinoamericanista. La iniciativa más efihaya surgido de México en este sentido fue de la ciudadanía continencuando, por circunstancias desconocidas, se apagaron las calderas del barco de guerra mexicano que debía partir al Sur con una comisión del Senado para demandar la aprobación continental de ese proyecto admirable, se apagó en gran parte la esperanza de quienes estábamos de la magnifica acogida que diecinueve pueblos habrían de prestar a esa embajada. Ella habría colocado a México en el munición única ante Los que conocemos y amamos a Me xico sabemos bien que ese país ha dado cuanto podía dar a América en medio de su gesta revolucionaria, de sus graves problemas internacionales y de su nece saria improvisación de hombres dirigen tes, no todos con capacidad para ver en grande el porvenir económico de la América Latina Unida. Sabemos tam bién que una etapa nueva ha de venir en miento politico han de encaminar una vez más su acción internacional hacia el objetivo de de la Unión Latinoamericana queno por motivos sentimentales sino por imperativos económicos significa la unica salvación de nuestros pueblos. de los peligros que entraña por su filiación imperialista, la declara ción de Chile tiene para los unionistas y antiimperialistas de América un lado aprovechable. Ella destruye de un solo golpe todas las objeciones de los miopes la posibilidad de una unión latinoame ricana. Cuando una idea se insinúa así, ha insinuado el señor Villegas, una asamblea europea, está bien claro que la cuestión ha sido previamente es tudiada. Los chilenos son en América Latina los que menos usan palabras vagas, puesto que son los que más lejos viven de los trópicos ebullidores de exceLa declaración del señor Villegas que Don Quijote, aquel hidalgo manchego que presumia, de seguro, de leer al Ariosto en su italiano dicho sea no ya con respeto, sino hasta con adoración solia molerle a Sancho a enmendarle los vocablos, molienda de enmienda que al buen aldeano le le escocia, y con razón. en una de le dijo que no se debe decir regüeldo. sino ino eructo Sin duda porque olería menos mal llegándonos el eructo por conducto del latín. Pero hete aqui que antes de que saliera al campo Don Quijote, un fraile franciscano, fray Juan de los Angeles, en sus Considera ciones sobre el Cantar de los Cantares.
había dicho el alma que ha bebido del vino adobado del espíritu regüelda como repleta y llena de espíritu, y huele a gloria de Dios. gloria de Dios le olía el regüeldo místico, al que dijo en su Lucha espiritual y amorosa entre Dios y el alma aquello de: Yo para Dios y Dios para mí y no más mundo.
Estos místicos. Lo que se es que cuando éste se echaba a echar afuera sus sentimentos o los de otros le salian, al escribirlos, con tal unto de entrañas las palabras, que al que las oye, al leerlas, se le pega el unto. hasta siente lástima grande de tanta belleza. Por aquello de Argensola.
Pero basta, pues ¿quién nos va a quitar América y ante lo comido y lo bebido bajo el cielo azul?
Mi maestro y amigo Don Juan Valera, que a pesar de otros pesares, guarda ba no poco de señorito andaluz, acostum braba decir que Santa Teresa había es crito como una cocinera castellana. Pue de ser: pero antes quiero oler a guiso de olla podrida castellana, que no a efluvios químicos de laboratorio de cido do es que me gusta no sólo el cogarbanzos y chorizo, sino hasta el ajo crudo, y mucho. quede que Don Juan no era investigador químico de desinfectantes y que hasta majaba ajos en sus escritos, sobre todo en los epistolares.
Oler mal! Sonar mal! Mi primer maestro de griego. Don Lázaro Bardón, un recio maragatoque por cierto for mó parte, con Don Juan Valera y otros, bajo la presidenca de Don Marcelino, del Tribunal que me dió la cátedra de lengua griega dió en el Ateneo de Ma drid unas conferencias al volver de la inauguración del Canal de Suez. hablando de las Pirámides, contó cómo habia forzado a un felah a que le guiase por una galería. El público no pueblo, claro! del Ateneo de entonces soltó el trapo al oírlo. Don Juan repitió la ра labra y vuelta a la risa y a la tercera. No es mi lengua: son vuestros oídos los que están sucios. Don Quijote le creyó a Sancho romadizado porque había olido los ajos de Dulcinea. Anda por ahí cada señoritingo con suciedad cul terana en los oídos. no es que se vaya, como solía el po bre Don Julio Cejador a tiro hecho a echarse a buscar palabrotas de esas que pasan por groseras séanlo o no y sin venir a cuento. La grosería estriba en otro estribo. Hay que saber sufrir las adversidades y flaquezas de nuestros prójimos. propósito de culteranismo, recuerdo cuando un mocito clásico me trajo un escrito en que decía de un poeta que, al sentir el estro, tomó el plectro, y entono en la citara una oda. le dije. No es pesar de OCTAVIO JIMENEZ Abogado y Notario a OFICINA: como la en 50 varas Oeste de la Tesoreria de la lunta de Caridad.
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