Enrique Espinoza

106 REPERTORIO AMERICANO gado a en verdad anual no era en nos sin una palabra, sin una sonrisa. Qué El cardenal era mío! Cómo podía fragante y el sol relucía a través de las extraordinario, que poco natural me pa crerlo aún después de arrancar el chal y tiernas hojas de vid, encarnadas y verrecia que ese hombre a quien temía y ver al hermoso pájaro y oír la recia no des. Estaba como enloquecido por exodiaba pudiera gustar de los pájaros y ta! El obsequio hecho por el austero ceso de alegría saltando desatinadamenser el dueño de ese preciado cardenal. hombre glacial, que me había mirado te de un lado a otro en su jaula, responLa larga visita terminó por fin, y me como si me odiara, como sin duda yo diendo, estrepitoso, al llamado de los senti dichoso de volver a las aves que lo odiaba, me pareció la cosa más ex pájaros libres de los árboles: y de tiemhabía dejado los tordos renegridos, los traordinaria que jamás había aconteci po en tiempo prorrumpía en gorjeos, pecho amarillos, los pecho colorados, do en el mundo.
no las tres o cuatro, o media docena de los benteveos y tijeretas, los innumera Fuc para mí una época dichosa, ese notas que habitualmente emite el carde bles chingolos de dulce voz y mil más último invierno cuando vivía sólo para nal, sino en un torrente continuo, co. aunque pesaroso, sin embargo, de de el pájaro; luego cuando los días se hi mo las volanderas calandrias, de manejar al admirado cardenal que había llecieron más largos y brillantes con el re ra que aquellos que lo oían se maravillaa querer más que a todos los otros torno del sol, yo era cada día más fe ban y afirmaban que no habían conocipájaros: estaba de nuevo en mi lejano liz al ver aumentar la alegría de mi cardo un cardenal de canto semejante. Yo hogar, en las grandes llanuras verdes. denal en su nuevo ambiente.
por mi parte puedo agregar que desde pasó el invierno y volvieron las golon Era un importante y mara entonces he escuchado a centenares de drinas y florecieron los durazneros una villoso cambio para él. Los cardenales cardenales, libres y enjaulados, pero javez más: el largo, largo, seco, y caluro capturados pichones en el nido, en los más he oido a uno de canto tan impeso verano vino después. luego el otoño tuoso y sostenido.
la parte superior del Río los tres hermosos meses de marzo de la Plata, son criados a mano por los Así continuó de día en día hasta que abril y mayo, cuando el resplandor del naturales, y luego enviados a las paja los páropanos se agrandaron desplegansol es más benigno y cuando bajo los rerías de Buenos Aires: de modo que do un toldo verde para resguardarlo de árboles hacíamos nuestras comilonas de mi pájaro sólo había conocido, prácti los ardores del sol un ligero tech de duraznos maduros, todos los días y du camente, una vida de ciudad y estaba hojas que agitadas por el viento dejarante todo el día.
ahora por primera vez en el mundo de ban, además, atravesar chispeantes reLuego otra vez el invierno y la visita los más verdes pastos y follajes, de vas flejos para animarlo, mientras más allá la ciudad distante; pero en esa tos cielos azules, y de los más brillan de las vides protectoras se extendía, anoportunidad ninguno de los niños fui tes resplandores de sol. Durante el dia te él, un mundo luminoso. Si cualquier mos llevados. La vuelta de mi madre la jaula colgaba bajo la parra, fuera del persona, aun la más sabia, me hubiera después de una de estas ausencias era corredor: ahí soplaba el viento tibio y dicho entonces que mi cardenal siempre una gran alegría y una fiesta el pájaro más feliz del mundo que, no para nosotros Tenerla de nuevo pudiendo volar dejaba de ser tan feliz nuestra compañía, y los juguetes, y los Carta alusiva.
como los demás no lo hubiera creido: libros, y las cosas deliciosas que en consecuencia fué para mí un rudo traía, nos ponían locos de contento: y (Viene de la página anterior) golpe cuando un día descubrí la jaula en esta oportunidad me vacía Mi cardenal se había escapa en comparación no eran nada todos los IV. Una traducción del último ca.
regalos todos los regalos que había pitulo del libro de Morley Roberts do! La jaula, como he dicho, era gran recibido en toda mi vida. Ella ocultasobre Hudson, que tradujo con una de y los alambres tan separados que un nota de introducción el señor Oscar pájaro del tamaño de un misto o de un ba un objeto grande Hynes.
cabecita negra, no podria haber sido y atrayendome a sí, me preguntó si La conferencia del Dr. Jorge encerrado: pero para el cardenal, más cordaba mi visita a la ciudad, hecha un Casares que fué últimamente insertada voluminoso, era una prisión segura. Des año atrás, y cómo me habían interesado en «El Monitor de Educación Común graciadamente, uno de los alambres se los pájaros en casa del clérigo. Bien. número de enero. había aflojado tal vez él mismo lo VI. La traducción de «El Cardenal nuestro amigo, continuo diciendo, se ha. y trabajando había conseguido retirado a su país y no regresará más. Historia de mi primer pájaro enjaulado) que apareció en el primer nucerlo y finalmente darse mana para La esposa del pastor. mujer suave y mero de «Trapalanda con una ilusescurrirse y huir. Recorriendo el monafable había sido la amiga más queri tración de Héctor Basaldúa, que tam te me enteré enseguida de su paradero da de mi madre, de modo que apenas bién valdría la pena reproducir.
por la recia nota de llamada, pero se podía hablar sin lágrimas de su aleja VII. Un capítulo de Pájaros del resistió a la captura, a pesar de no miento. El, antes de marcharse distri Plata sobre los Horneros que salió podía volar sino únicamente saltar y rerecientemente en el suplemento de entre los amigos más buyó sus pájaros entre volotear de rama en rama por falta de «Critica.
intimoa. Le preocupaba que cada uno destreza en sus alas.
tuviese un dueño que lo quisiese tanto Con estos siete trabajos puede Ud.
Me aconsejaron hacer un buen número del Repertorio que esperara hasta que estuviera hamlicitud: y recordando que me había obdedicado integramente a Hudson. Por briento, y lo pusiera a prueba con la si le faltara material para llenar todo jaula. Así lo hice tomándola la coloservado acechando al cardenal, pensó el número de acompañio algunas otras qué en el suelo, debajo de los árboles y que no podía dejarlo en mejores manos traducciones. De ninguna manera, le me retiré unos pasos, manteniéndola que en las mías. aquí estaba el pájaruego, recurra Ud. a a cosa sjenas al abierta por medio de un hilo que al solro en su jaulón.
tema para completar la entrega. En tarlo produciría el cierre rápido de la los siguientes libros encontrará Ud.
más páginas sobre Guillermo Enrique Hudson. La civilización Manual y otros ensayos de Sanin Cano; ROGELIO SOTELA «Ensayos de crítica literaria por Ana La Agencia de Repertorio AmeMaria Benito y Trinchera de su ricano en Manizales. a cargo del ABOGADO amigo y compañero Sr. Benigno Cuesta (hijo. acepta NOTARIO Enrique Espinoza agencias y representaciones de toda Nora del Editor del Rep. Am. clase de publicaciones y negocios en En este caso como en el anterior (el Oficina: Pasaje Dent de las entregas argentinas. nuestro ami go Enrique Espinoza sigue dando el buen general elemplo. Olala tenga seguidores TELEFONO No. 3090 tra América, y otros que puedan quieran Referencias a solicitud.
hacer como el homenales cabales a hom bres llustres que nos interesan, como este Casa de habitación, Teléfono No. 2208 en memoria de Hudson. Como de cosMANIZALES, Colombia los colaboradores de buena voluntad, nuntapado por un chal si re tumbre, los aguardamos. De esperar a ca nos hemos cansado.