EDITOR REPERTORIO AMERICANO García Monge Correos: Letra Suscrición mensual: 00 SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Desde que Garrison fundó su Liberator no hubo paz en la Unión: cómo crecen las ideas en la tierra. José Marni.
Representante an Hispanoamérica: Alfredo Piñeyro Téllez EXTERIOR: El aho, 18. 00 am. El semestre. 50 Giro bancario sobre Nueva York.
RINCON DE LOS NIÑOS (LECTURAS)
Poemas de niños Del 110 Misfreiwulos de Norah Borges de Torre. Ediciones Sudeste Cartagena, Murcia, Espana.
Gabriela de Carmen Conde. Poemas de Ninos, Rosas, Animales, Máquinas y Vientos. Prólogo de MARIA VEGA JAVIVA Tú has venido andando por el mar.
Trajiste en las manos la mazorca dorada de setiembre, como una antorcha.
María. Donde menos te siento es a mi lado. Cuando estás lejos de mí, te creo más cerca. Digo, con inquietud, María. y abres tu risa clara.
Sé que has venido por el mar. Tienes enredados cn los cabellos cinco luceros blancos que juegan al corro en tu frente.
GLORIA HERNANDEZ Amelia Dibujo de Sánchez Un ala de niebla bate el cielo ancho de las terrazas. Qué cerca está lo negro, de nosotros!
Siento tu latido de miedo, en mi latido. Por qué temes, si soy yo más clara que la niebla y puedes caminar por mi transparencia. Por qué temes, si somos de cielo y aunque todo esté oscuro yo soy alta y firme para ti?
Cercanos al pozo, más que pasos rotundos, levísimos sonidos. Así son mis recuerdos. El Atlas, en frente, sobre toda la infancia. Remotos riachuelos sal picaban de fuego las arenas.
Moros inmensos. Moras tristes y resignadas, Morillos desnuditos, con las espaldas hundidas por latigazos sombrios. Una niña delgada, esbelto junco imprevisto: Javiva. En la distancia, la invencible duda ortografica: Javiva. Javiva en el río, en el pozo, con las uñas pintadas y unos puntos azules estrellas en el rostro; delicado tatuaje en la frente dorada, en la barbilla, en el pecho tierno vertiéndose hacia ia albura del vientrecillo, La morita era fina cual el agua rizada del vicnto. Corría yo junto a ella encan tada de oír la greguería de sus collares de oro, de sus sartas de monedas, de sus ajorcas talladas. En un hoyo de arena hirviente, mis manos y las de javiva unieron los destinos del mundo: manos pintadas, tatuadas, de futura esclava del amor obligado; manos claras, libres, de gesto seguro y amplio.
La invitación de subir a casa de Javiva llegó inesperada. Tuve miedo. un miedo insuperable de Historia Sagrada, de Historia de España! Moras negras, envueltas en sus nombres de romancero arábigo andaluz, hablaban un español oscuro que Javiva me ponía en limpio, sonriendo.
aire de la habitación ardía en mi frente. Los espejos devolvían la música de azúcar y yerbabuena. En la calle gritaban los niños moros que traían del campo grandes sacos de palmitos que cambiaban por pan.
Javiva era sonrosada, luminosa. Recóndita y desolada como un desierto.
No olvidé jamás el halo de llamas en que se movía su minúscula cabeza.
Carmen Conde NIÑAS MORAS: FREJA Preja era más pequeña que yo, y no sabía leer. Sonreía mostrando sus dientes maravillosos que parecían granos de la hermosa fruta que yo adoraba en mi infancia: de la granada. tan iguales eran y tan bien colocados estaban en sus cncías!
Cantaba con vocecilla de vino dulce, una canción que nunca olvidaré. En los espejos de su madre alta y sonámbula, rodeada del humo de sus perfumes quemados. ascendía la música en columna.
LA HEBREA MUERTA Freja lo sabía todo por Ambar, su criado negro, y me dijo que se había muerto una muchacha hebrea, casas más arriba de la nuestra.
Fuí a verla cuando sali del colegio.
Me asomé por la ventana, abierta, que daba a a calle inundada de sol Estaba dentro de las ropas de su cama, con un brazo sobre la colcha, la cabeza levemente despeinada y los ojos tan cerrados y tranquilos, que el sueño no los tendría mejor. En una mesita cercana, alguien puso flores blancas y azules.
Cuando volví a mi cuarto me tendí en el lecho para fingirme muerta. Ante la sorpresa de Freja, alargué los brazos, escondí el color de mis mejillas y me di a pensar en lo qué diría mi madre después de morir yo. Tanto me conmovió su pena, que lloré sin abrir los ojos con dulce congoja llena de amor hacia ella. Hasta dormirme.
Se me quedaba la niña mirando a ia frente, y toda yo olía a yerbabuena. Me llamo Freja. yo, Carmen Levantada el acta de nuestra amistad, le di mis libros y ella me enseñó sus collares de medallitas con palabras árabes que exaltaban la gracia de Dios. Toda aquella primera mañana de amistad, fraternico con el olor de la miel amasada con huevo; porque Freja llevaba sus cabellos recogidos e impregnados en aquel extraño compuesto que los dejaría, luc go, brillantes y suaves. ALBERTAZZI AVENDAÑO OCTAVIO JIMENEZ Abogado y Notario ABOGADO SAN JOSE, COSTA RICA OFICINA: 50 varas Oeste de la Tesorería de la Junta de Caridad.
OFICINA: 75 vs. Oeste Botica Francesa TELEFONOS Tel. 4184 Apdo. 338 OFICINA No. 3726 HABITACION No. 3183 Imprenta «LA TRIBUNA.