REPERTORIO AMERICANO 279 da cíclica De Pompas Solares, poemas orficos. Envlo del autor. Santiago de Chile. Abril del 84 cuernos y la bestia que vi era semejante a un leopardo y suo ples como y vi una bestia subir de la mar que tenia slete cabezas y diet ples de oso. el dragón le dió su poder. Cap. Xlll. Ver. y de la Revelación de San Juan el Teólogo. La afinación de mis sentidos Boslaya sus figuras de Poeta salvaje que sobre el polvo trémulo una inquietante zoología de sentido esoterico.
11. obliga a olfatear el rastro de la Vida que huye La negra Aguila desdobla y a ofr en el discurso de mi sangre la música del Universo todas sus plumas, encorvadas como alfanges quiméricos; advierte, a la distancia, y el iracundo gelio por entre el vacuo estrépito sacude el Gorro rigio de su alta cresta en son de reto; de la Guerra en Europa, y el Leopardo crispase un hálito leviatanesco, en un rampante esfuerzo; una bocanada de abismos, y el Oso blanco un milenario soplo de misterio, sus pies gobierna con un ritmo rirme y lento; que entenebrece o ámbito, aletarga la hora y el Aguila bicéfala y hace que sonambulen como fantasmas los ejércitos.
entreabre las tenazas de sus dos picos imperterritos; Este es un grave soplo que parece y un coágulo de sangre venir de más allá de los Aedas griegos, brilla en la torva media luna del bostórico Cuerno.
y de los Poetas indios. El gallo canta por tres veces en el Inri y de los Profetas hebreos.
del patibulario madero. Oh vaho pavoroso, que se difunde y Leopardo y Aguila y Oso hasta perderse en el principio de los tiempos!
y Unicornio, revueltos, Este es el mismo soplo cálido inienten trazos de la visión que surge en que se inflaman y consuinen los tres sones de la Lira de Orfeo: del libro de los riete sellos. éste es el mismo soplo que hace retemblar las augustas doscientas quince mil armonias del Mahabahrata tremendo; el joven León belga muerde su cola en un nervioso y emblemático gesto; y este es el mismo soplo de cóleras sacerdotales y el lusitano Gerifalte que se siente pasar por los frondosos versículos del Pentateuco.
abre las elas afiorando sus históricos vuelos. Oh cosmogonico delirio!
y la capitolina Loba ¡Oh estertor ramayanesco!
aúlla enferma de heroísmos pretéritos; Batalla de batallas, que se transluce y los balkánicos tigrillos mal envuelta entre el Velo hacen rechinar rus dientes coléricos; de Isis. Holocausto y la gran Sierpe roja, humeante, fragoroso y patético, etiroscada en el centro en que los rios son desangres de la bandera asiatica, y los campos incendios; lanza un silbido amenazador y profético.
y en que la Piedra de los Sacrificios, enormemente, pesa sobre catorce hombros atléticos, Repentino el arán hierve de brutos que azuzaron Jas guerras de todos los tienpos; Catorce pueblos luchan.
y se confunden, en lo obscuro. Quienes son. los potros de Alejandro y loy camelios SE ven sólo de Anibal con los blancos elefantes de Ciro catorce rostros cadavéricos.
Son los Centauros y Lapitas, y con las fieras, orgullosas de sus pelajes pintorescos, que acompasadamente desfilaban que hacen chispear 143 Edades en un trajín pre homérico. Son los Kuravas y Pandovas, por delante de los ejércitos, ca las vetustas civilizaciones que ruedan, con litúrgico estruendo, de monumentales Asirios y de astrológicos Caldeos.
por la escalinata sombria el maremágnum se prolonga de los indostánicog versos?
en las evocaciones de las faucas de ensueño. Son log Kuravas y Pandavas, que en la gran biblia ind gena del Popol Vuh hermético, lay serpientes con plumas, y los toros con alas, y los bimanos con cabeza de murciélago.
como a la luz de tres antorchas, ac matan a la luz de tres ciudades locas en tres incerdios. Es una epopeya ce trasgos. Son tal vez los Atlantes, es una gigantomaquia de espectros. iPadres Nuestros. vista al través del opio que en invasión. como si en masa de una pesadilla de pueblos!
se volcase un Océano, Tal la alego a de las brutalizadas pasiones, trag de si dejan, por los siglos de los siglos, bajo las que se siente jadear el resuello el rumor de sus pasos en las estremecidas páginas del Timeo?
con que se anuncia, en los siglos, el monstruo ¿O son los trágicos Lemures, de las siete cabezos, las cuatro garras y los diez cuernos. Raza Raiz tercera de los dictados exegéticos, los diez cuernos luchan que hacen crujir el eje de la Tierra trepidante contra las cuatro garras, como en el suicidio epiléptico hajo sus estaturas de más de siete metros. de una bestia que se despedazase, io son los Hiperbóreos. encerrada entre circulos fantásticos de Tiniebla y de Fuego. son los Primievos. Jiombres no son acaso.
Súbito, como Angeles y Demonios si brotase del cielo, que combaten en un como torbellino frenético.
mécese y gira subre la bestia moribunda, Demiurgos contra Shives, pájaro gigantesco, Afrites persas contra Eggregores hebreos, que entre las garras blande el rayo Osiris y Tifones, Ormuces y Arimanes, como olimpico cetro antagónicos dioses multiplicados en sus nietos.
y entre el pico desgrana ¡No son dioses!
cuarenta y ocho estrellas en la emoción de un lienzo.
Er Guerra de Europa este gran pájaro solemne, mis ofdos sienten vacuo el estrépito.
al retorcer las espirales de su vuelo ¿Qué son entonces los caprichos sobre las resonantes palpitaciones de la bestia, alucinantes de ese kaleidoscopio épico?
va dejando caer la abrumadura meditación de su silencio. Por entre las complicaciones Esto es lo que recoge la afinación de mis sentidos de espirales de humo denso de Poeta salvaje que sobre el polvo trémulo. en las que se abanican alargándose me obliga a olfatear el rastro de la Vida que hüye súbitas lenguas de ágil fuego y a oir en el discurso de mi cangre la música del Universo!
José Santos Chocano