Individualism

respuesta que es intrasmitro; y siempre aus ojos.
su vez. Per tre Lady Chce opondrá profundamente puede alcanzar y dar, Ninguscular Pero un mito no es o REPERTORIO AMERICANO meterlo a otras pasiones, a la vanidad que encuentra y su primer enemigo es viva de Mellors, o inversamente. ΕΙ especialmente de ahí el sutil sadismo el eterno femenino. Nunca el cristiano deseo de ser madre, que hace llorar a de Les liaisons dangereuses. La maes ha visto en la mujer un ser enteramente Constance ante los polluelos y la lleva tría de un heroe de Nerciet resp cto a humano.
En Asia, la antigüedad, a acostarse por vez primera con el guar.
sus sensaciones, de un Valmont sobre la mujer se comprende a través de su da, es un artificio: era necesario que las de sus compañeros, les coloca en e función y se define por ella: hetaira o las relaciones entre ella y su nuevo extremo opuesto de Lawrence para madre. En Europa, un fetiche de mimamante fuesen intpersonales; era ne quien la conciencia exaltada de la sen bre tejido por nuestros dos deseos concesario que ella se volviese su amarsualidad debe llegar a ser la expresión tradictorios: carne y pureza. Es curiote antes de saber quién es, antes de misma del individuo. Cuál es el valor so imaginar qué idea se haría del hom haberle hablado. De qué tiene ella de la sexualidad? esta pregunta resnecesidad?
bre una civilización femenina. El homDe revelarse a sí misma ponde por la voz de todos sus persona con ayuda bre no acepta apenas la sexualidad de de su propia sexualidad.
jes. No se trata de saber es inmoral, mujer más que como una agradable Poco importa el medio de este dessino de saber si tornará más grave a la la suya; está siempre dispertar. Que Mellors se reduzca prihumanidad.
amarla vicio si la siente inpuesto a meramente a un sexo experto y anónimo: que no sca, con ningún pretexto, el de nuestras sensaciones, vivir en famisabe que le escapa, seductor; el verdadero diálogo está enliaridad con ellas o, por el contrario, y ella misma. Nunarrojarlas a la vida subterránea: sin dupues la experiencia sexual es sible de un sexo al. otro; el ca Mellors se da Babilonia daba al sexo lo que nos erotismo del otro sexo es el que resulta a ella; él es es matizado, individualizaão.
otros damos al acto. Esta elección de misterioso. Para Lawrence la eterni piero 10 Jautónomo. Un guardabosque termina en definitiva el color de nues dad de la mujer está en su sexo y no no es necesariamente antiguo oficial, ni tra civilización y de nuestra vida. Pero un amante perspicaz hombre de valor.
al extremo de la conciencia individual porque la mujer es irreducMellors habla toscamente, pero con presería no tanto cumplir solamente actos tiblemente diferente a nosotros, pero meditación su sentido del destino huу personales como el cumplir concientesiempre ávida de una unidad en la cual ella mano domina el de Sir Clifford; mente todos esos actos. Dueños o no se posee más de lo que es poseída, Lady Chatterley ha tenido suerte. Prendida a de nuestro erotismo podemos dominarlo se vuelveen The serpent plumedel sexo contra el su sex indispensable instrumento para la posela muerte disgusto y si lo concebimos y lo aceptamos. Si lo hubiera sión del mundo.
podido no encontrar en el amanaceptamos no sólo como un elemento te otra cosa que un fantasma de placer sino como el sistema de reToda la técnica de la novela reside ferencias de nuestra vida. Para Lawrenmigo. Si el hombre debe encontrar su en los medios que emplea el interesado razón de ser mediante la integración ce el individuo no se expresa mediante para sustituir a la sexualidad la persona del erotismo en la vida, si se trata de la conciencia de lo que hay de particujustificar la vida, yo desconfío de las galar en él, sino por más fuerte conrantías que se encuentren en lo más ciencia de lo que tiene de común con profundo de la carne y de la sangre.
tantos otros: su sexo.
Temo entonces por su naturaleza y su La crítica, ha visto, ahí sobre todo, duración. Pues un gran sabor de soleun paganismo. Algunos myosotis fasti De la novela Canguro. Bdiciones Sur dad acompaña a los personajes de Lawdiosamente oxfordianos dábanle derecho a ello. No hay, sin embargo, libro rence: para este gran predicador de la pareja, el otro apenas cuenta. EI menos hedonista. No se trata de esca Los países nuevos eran más proble conflicto o o el acorde se establece entre par al pecado sino de incorporar el ero máticos que viejos. Se amaba el sen el ser y su sensación. Su arte consiste tismo a la vida sin que pierda la fuerza tido de desembarazo de la vieja prisión, en salvar, mediante la pintura persuasique debía al pecado. De darle todo lo el afloje de las viejas riendas de control, va de un sentimiento primitivo y proque hasta ahcra era dado al amor, de la liberación, los compartimientos estanfundo el deseo de maternidad, por convertirle en medio edio para nuestra pro cos del viejo mundo. Era domingo por la ejemplo. el tránsito de la ficción a la pia revelación. Lawrence no quiere ser feliz: çuiere ser. Una atmósfera de vida tarde; pero sin la saciadora tristeza de las afirmación étnica. la doctrina impor, tardes de los domingos ingleses. Era fofundada sobre algo tan profundo como ta mucho menos que este arte, que davia un orbe suelto y en agraz. Todo el jadeo febriscente con que se esfuerza en el erotismo ¿puede nacer de la voluntad? mundo en Sidney se hallaba fuera, en el revelar a la luz del día la faz nocturna Según Lawrence, sí. Sin duda no siem bosque o junto al mar; mundo ininterrum de la vida. por medio de este arte, pre es convincente, pero nuestra propia pido, errante. En dias de fiesta todos coresistencia da que pensar.
especialmente, será debilitada la imporrrian en tropel desde donde se hallaban a tancia de la personalidad del corripañero Consideramos nuestra actitud vital alguno otro lado. al otro dia todos iban como normal, universal: humana. compañero que ya no al trabajo, con la misma falta de sentido, 1 partir de la India, empero, sorprende a trabajando sin ningún sentido, jugando sin que solamente vale por la conciencia los asiáticos. Cuando les decimos que ningún sentido, y, sin embargo, con gran que tiene de un estado necesies racional nos responden confusamen fervor. Era simplemente pasmoso. Ni aun la caza del dinero parecía tener una verdad de que un compañero semejante sea te que nuestra música, nuestra pintura único. Ahora bien; nuestro amortienen una base erótica y que nuestra dadera motivación. En realidad, les impor literatura no trata casi mas que del taba poco el poder que da el dinero. pasión reposa en ese carácter único del angor. Yo veo en esta erotización del salvo por el sentido del poder, el dinero amante, de la amante. Se trata de dcstruir nuestro mito del amor y de crear universo, que los asiáticos creen funda carecía aquí de una verdadera significa mental, una consecuencia del indiviun nuevo mito de la sexualidad.
ción. Cuando todo está dicho echo, has.
de discudualismo; del individualismo emp ta el dinero tiene poco valor donde falta sión: vive o o no vive. No hace apelación por su forma primitiva: el alma. El al una genuina cultura. El dinero, o no es en nosotros a ros a la razón sino sino a la comnta responsable. Qué conciencia presnada, o es el medio de elevarse a un esta el hombre a la mujer? Ahí reside plicida. Nos alcanza por nuestros detado más alto, pleno y refinado de la conciencia. Cuando se rechaza de plano la seos, por nuestros embriones de expesiempre la clave del mito reinante del necesidad de una conciencia más plena, por ello la ética, desde hace un amor. Para el indio la mujer puede ser siglo, se expresa tan fácilmente a través el ¿de qué sirve el dinero? Tan sólo para instrumento de un contacto con el tirarlo o jugar con él. El mismo dinero de la ficción. Profetizar sobre esto seinfinito, pero nunca como un paisaje; medio irresponsable a la manera del paies una invencion europea: europea y amería entregarse al trabajo inútil de proricana. En Australia carece de magia.
fetizar acerca del mundo: los mitos no saje. Lawrence, queriendo que la mujer. se desenvuelven en la medida en que sea totalmente responsable, ataca en cam dirigen los sentimientos sino en la meda uno de nosotros las trazas de indio D, Lawrence dida en que los justifican.
Fragmento Buenos Aires, 1938 el amante, or que riencia