56 Breve historia de mis opiniones Pue verdad poéti primitivos y el caos cir a vacilar bienes un arte literario cas, ana pasarian de alconeriniuoto desorden y la obstinación, mas por el REPERTORIO AMERICANO De Jur. Buenos Aires, Rep. Argentina. Traducción de Antonio Marichalar.
El historiador de filosofía puede ser (2. Véase la entrega anterior)
todo lo comprensivo y objetivo que quiepor ellos con los más lúgubres colores, ra; pero el filósofo no puede dejar de nos era presentado, sin embargo, como preguntarse si la verdad se encuentra en prototipo y dechado de lo que debía ser.
los distintos puntos de vista, o si se des. El deber de un auténtico moralista hu cubre, cada vez más cierta, a medida que biera sido, más bien, distinguir, por en se avanza en el tiempo. Lo que no tre esta perversa o turbia realidad, la de (a menos de ser un sofista desaprenparte digna de ser amada, por pequeña. sivo) es conformarse con una que fuese, eligiéndola de entre el remala reconstrucción obpro tem. En nente despreciable. Era el universo, en jetiva de verdad, dinámico, fluente, pero este fluir fatal podía cuidar de sí mismo, y no era y depende, tanto en su contenido real como en sus materiales, de una concep tan fluido como para que no hubiera posibilidad de que se formasen en él isción convencional del mundo exterior.
la Sin esta concepción, ni la ciencia ni la lotes de relativa permanencia, en los cua.
historia les ser ficciones naciera la belleza. Una de estas islas lo que pudiera ser una era la conformidad ascética, risco difícil clasificación de coros angélicos.
mente habitable, del cual habían sido La necesidad del naturalismo, tomaactividades humanas. Los griegos, cuya excluídas todas las pasiones y todas las da como fundamento de toda seria opiética deliberada era racional, no negaron nión ulterior, fué un hecho claro para jamás los dioses pri cir mí desde un principio. El naturalismo cundante, que acaso vuelva a la postre; puede ser, en rigor, criticado; y yo estamas, entretanto, construían bravamente ba, no sólo intelectual, sino emocional sus ciudades en la cima de los montes, mente, dispuesto a criticarlo y del mismo modo que vacamos nosotros entre una metafísica religiosa y el sonuestros quehaceres temporales, aun lipsismo. Pero, si se condena el naturaJorge Santayana estando ciertos de que mañana habre lismo, no queda en el mundo real punto (Retrato de 1925) mos de morir. La vida misma existe únialguno de aplicación al sup camente por un mínimo de organización.
mo, el edificio entero del miento realizada y transmitida al través de un humano se derrumba, puesto que, en ese ritu ng era precisamente romántico. su mundo en en transformación. caso, las percepciones serían incapacea descripción de la existencia humana conmomento inicial de esa organiza. de transmitir tribuía a glorificar esa ilusión. Spinoza, ción creó, en un principio, la diferencia y los juicios no tendrían un objeto, a quien leí entonces, bajo la direccióra entre el bien y ei mal, otorgándoles su trascendente. Así, pues, se me antojaba del propio Royce, me llenaba de entu respectiva significación definitiva. De sólida, la recopstruc siasmo y de alegría. Recabé inmediata aqui que la enjundia de la vida sea fija.
ción histórica practicada por Taine, que mente, de él, una doctrina que ha per clásica, permanente. El margen de har es un empedernido materialista, que no manecido axiomática en mí desde enton de rodea,. la de ces, a saber: el el mal eran rela ése sí puede ser todo lo amplio que se lismo, aunque implícito en todo momen tivos a las naturalezas de los animales, quiera, y aun en algunos corazones más to, se hallaba disfrazado y deformado por irrevocables en relación, pero indife independientes el amor hacia ese margen una dialéctica impuesta por el historia marcha de dor, y que en el mejor de los casos só Cósmicos, puesto que la fuerza del unit. inspire puede ser tan intenso como el que inspire cualquiera otra pasión desenfrelo serviría para simplificar sus perspecti verso excede infinitamente a la fuerza nada. Pero predicar esa barbarie como vas dramáticas, prestándoles un absolu de cualquiera de sus partes. Si yo hu el único bien, prescindiendo o aborretismo ficticio y un cierto tinte de mora biera encontrado en Royce una inter ciendo de la posible perfección de todo Tidad.
pretación romántica de la vida, o pesi lo natural,. constituye un escándalo: es La influencia que tuvo en mí Royce, mismo tan sólo, o bien valor estoico y un calvinismo rezagado que se hace fapiedad panteísta a secas, no me hubiera aunque menos importante en definitiva nático al dejar de ser cristiano.
que la de James, fué mucho más activa sentido ofendido, sino Una contingencia posterior me hizo en un principio. Royce era el mejor diado pronto a reconocer lo que en esas po especialmente odiosa esta actitud. Este siciones había de verdad poética o de léctico, y había penetrado en las mateamor romántico hacia lo malo no era rias que a mi más me interesaban. Lu legitimidad moral. La conformidad con auténticamente profundo: en las cuesque sobre todo me preocupaba era la el destino pertenece, según llegué a ver Liones espirituales regían únicamente el Teodicea de Royce, o sea la justificación más tarde, a una moralidad posterior a la razón, y que constituye una actitud de la existencia del mal. Sería difícil contrario en el y en la indusnotmal, aunque facultativa del pensatria, hasta en la ciencia misma, todo ese propósito despertaba en min debía ser orden y progreso mecánico.
De este modo la ausencia de una reliadolescente. por que esa remove the Diegto humano: el amor intelectual de gión positiva, así como de una legisla. El sentimiento romántico que únicamen de ción, que semejante a la de los antiguos, te halla felicidad en las lágrimas y vir Pero tales actitudes de Royce, siendo intentara ser racional y definitiva, tud en la lucha heroica, me era familiar en sí mismas tan nobles y tan sinceras, laba se entonces, y estaba lejos de repelerme. La muy lejos de poder libertar al es. parecían estar un tanto embrolladas y píritu para más altos vuelos. Al contra mejor prueba de lo que digo es una fan sofisticadas. No era el sólo quien adop rio: daba paso a esa persuasiva tiranía tasía poética mía titulada Lucifer, y con taba esta actitud. Análoga equivocación que ejerce el mundo sobre el alma. cebida por entonces. Me sabía de me moral parecía haberse apoderado de no es sorprendente: un alma rebelde a moria gran parte de Leopardi y de Mus gel, de Browning y de Nietzsche. Lo que su propia herencia moral es demasiado set. Schopenhaur llegó a ser, bien pron me repelía en todos estos hombres era débil para trazar el contorno de su vida to, uno de mis autores predilectos, aun la supervivencia de un optimismo forza interior. Se sentirá perdida, deshabitaque lo fuera por poco tiempo. No me do, de una unción clerical, merced a los da, a menos que asuma los esfuerzos separaba de Lucrecio, y si bien su espí cuales un mundo cruel y avieso, pintado (Pese a la página 69)
el dato de ninguna guna reali dad, auténtica, y y más bien Tentes que hubiera esta su esto ha