alcaide y que varió el que consis afiladas; poeta vendescribir el 20 REPERTORIO AMERICANO Estampas tiempo que una ciudad se divierte con un paso doble.
Colaboracion La banda de música que Caracas sos hay un monstruo que cuenta los golpes tiene para el regocijo de sus habitantes y grita. Más fuerte!
ejecuta en estos momentos un paso do hay sangre en el patio.
ble en la Plaza Bolívar. Lúgubres soni Escuchad como tocan a diana, dos para nosotros que los oímos y pen ¡Clento veinte y cinco. samos al instante en que la misma gran ¡Ciento veinte y seis. ciudad tiene a la misma hora un antro Ya el hombre no grita.
de pavor. Cerca o distante del sitio público alegrado por el paso doble existe En el corazón de Caracas La Rotunda. Cuántas vidas convertidas están matando un hombre a latigazos.
en ruinas miserables en la prisión de tormentos inconcebibles! Nos penetra En ese mismo corazón de Caracas y honda tristeza a medida que el alta voz de seguro a pocos metros de la prisión traduce claros los sonidos marciales. Una maldita otros hombres alborozados oyen ciudad que se divierte teniendo en la los sones de una pomposa música de cárcel a miles de seres en agonía. Hay banda: Es cruel el suceso. Porque no aplausos nutridos y voces que piden el hay venezolano que ignore las iniquidabis. El son vuelve a repetirse y es to davía más lúgubre para nosotros. Lledes a que son sometidos los presos de gará también a La Rotunda? El Cabo La Rotunda. sin embargo, se han de Presos debe haber instalado algún vuelto indiferentes y acuden al sitio que modernísimo radio receptor para estar el régimen despótico mantiene para re en contacto con el mundo. desde su partir entretenimiento musical. Estos despacho saldrán, no hay duda, las mis aplausos nutridos resuenan en mi habimas notas que el micrófono recoge en tación tanto como en lo hondo de mi la Plaza Bolívar. Se regarán por La alma. También a los torturados de La Rotunda, como se riegan ahora por nues Rotunda a quienes lleguen arrastrándose tra casa. Mortificarán a la población desde el despacho del alcaide les deben martirizada por los sayones de crueldad infinita. Mientras tanto el alcaide idea penetrar profundamente. reflexionarán.
desalentados. Sus carnes están abiertas rá un nuevo tormento para la víctima por el palo, descargado sin piedad. que el esbirraje hizo caer en aquel in sangran sobre el suelo húmedo y mu Otros oirán esta música indiferentes o griento. Tienen hambre y sed esos torcomplacidos. Nada sabrán de los horro turados. El calabozo es oscuro. Por al res de La Rotunda o sabiendo algo los guna esquina y al alcance de la mano justificarán como genialidades del gober temblorosa está el tarro para orinar y nante cuyas bodas de plata acaban de defecar, podrido, incómodo, inhumano.
pasar. No podemos ser indiferentes a la No ignora nada de esto el gentío con tragedia de aquel pueblo. La Rotunda gregado en la Plaza Bolívar por la banda de música.
miento se padece angustia espantosa. Se divierte el pueblo, la población ur bana, en el corazón de Caracas y allí va acaba de poema de la mismo existe otro suplicio horrendo: desesperación. Son estrofas conmove doras. El dolor cierto les da vida. Cuan ¡Mirad, mirad ahora!
do oímos el vocerío de la gente que está Un poco más lejos han colgado un hombre.
pidiendo a la banda de música de la Plaza que repita su paso doble, recordamos Al desatarlo de la soga el vergo descriptivo de Otero Silva: se desmorona desarticulado como si estuviese vacio.
Un grito humano palpitando entre los sonidos metálicos.
Vedle la cara intensamente pálida, La corneta y el tambor los ojos teñidos de muerte se esfuerzan por abogar los gritos. que se asomaron a la muerte misma.
Escuchad las voces de mando Las manos crispadas de horror y cómo silba el látigo que buscaron apoyo en el vacío.
y cómo cae látigo sobre la carne freaca. Los pies alargados por el esfuerzo El grito humano es alarido de asirse a la tierra, y luego murmullo Como el latigueado del patio y se torna alarido otra vez ya tampoco grita.
y después es quejido y llanto Ya no es un hombre. Es un guiñapo.
y es silencio al fin.
La sangre corre por los muslos Mácidos.
Pero el látigo sigue cayendo y silbando Isocrono lo abandonan en la tierra cual si fuera el péndulo para ver si lo acepta la muerte.
de un reloj dantesco. Abrid los ojos totalmente! se trae en sus fibras piltrafas Mirad ese hombre que han colgado de la carne fresca.
en el corazón de Caracas.
país de No hay desahogo lírico en el verso de este poeta venezolano que vamos recor dando mientras se extiende en nuestro alrededor la música radiodifundida desde la Plaza Bolívar. Es la descripción real de las torturas infames a que el régi men del gomezalato somete a sus des afectos. La Rotunda es una de las tantas prisiones en donde acaban los ve nezolanos de vergüenza. Sus iniquidades Ja han convertido en el antro más es pantoso de la América nuestra Cada cada Cabo de Presos inventa el padecimiento que más dolor y humillación lleve a la víctima. Cuentan de un Francisco Antonio Colmenares Pacheco que impuso a los presos un tri buto y fué el iniciador de tanta crueldad: de un Marcial Padrón que manejó el látigo sin saciarse nunca; de un Duar te Casique que modificó el Tortol aplicando la cuerda los testículos del pre so; de un Carmelo Medina suplicio de La Coronación. tía en una correa muy fuerte aplicada sobre la cabeza de la víctima, convirtiéndole en un círculo de acero con púas de un Benicio Jiménez que usó con maestría todos los suplicios; de un Nereo Pacheco, cruelísimo y brutal. Mu cho cuentan de La Rotunda enclavada en el corazón de Caracas, como dice el verso de Otero Silva. El pensamiento reflexivo se pregunta cómo puede exis tir semejante pudrición en un la América nuestra. Mivares de vidas caen allí y si el azar devuelve a algunas de ellas, poquísimas sin duda, es mutiladas y vencidas. Las más padecen lar gos años de agonía. el mundo sabe lo que son aquellas cárceles del gome zalato. Lo sabe la América nuestra y se ha vuelto indiferente. No existe clamor contra esa monstruosidad. Parece gozar gomezalato de un fuero invul.
La queia del poeta venezolano Otero Silva es desoladora, porque continente adormecido, desunido, des orientado. través de el vuelan ondas sonoras radiodifundidas desde el cora zón de Caracas. sólo vuelven curiosos a tantos espíritus sin fuerza para la protesta que condene y demuela. El crimen logra hacer sus estragos y unas generaciones suceden a otras bajo el mismo inconmovible azote.
El són marcial se ha sido apagado, desvaneciendo y nos hemos olvidado do los que acudieron a escucharlo. Así deben hundirse los lamentos de los prisio neros. Las estrofas del poeta vuelven a nuestro recuerdo: Pero id más adentro que en un calabozo del fondo hay uno que habla y otros que escuchan. en la propia palabra del hombre que habla explicaos los horrores que vistels.
Oid como dice que cárceles torvas y torvos verdugos son armas que esgrimen los explotadores para la defensa de su explotación.
Old como anuncia que sólo la fuerza de los explotados ha de hacer añicos cárceles, verdugos, grillos y torturas.
nerable.
en un