170 REPERTORIO AMERICANO Para los pobres seres proscritos, que incongcientes Hacian el mal; pero eran, por lo mismo, inocentes. pardas, amarillas, y grisáceas, y rojas, blancas con el blanco de lo muerto, las hojas Como turbas de espectros en el viento pasaban; Al oir su silbido las aves se asustaban.
Entonces lag malezas, formas de viva ruina, Huyeron de la helada a la tierra vecina.
Su decadencia y súbita evasión Fue sólo de un fantasma la desaparición!
Mas ta abeja, la efímera vertiginosa Como ei mismo relámpago, la polilla sedosa Que basa, sin dañarlos, los labios de las ilores, Hicléralas con gusto sus genios servidores las rachas aizaban las aladas simientes De su patria nativa de maleza vulgar, Hasta que se adherian los tallos lucientes Que al suelo, a corromperse, después iban dar. al pie de sus raices, la Sensitiva oia El fin de los lirones y los topos hambrientos: Yertos calan los pájaros de la atmósfera fria en las ramas desnudas quedaban enganchados. más de una tumba donde encerrada Sueña ina mariposa con la vida futura, Dejó colgando al borde de la suave y oscura Corteza de los cedros perfumada.
Los capullos acuáticos, dentro del riachuelo, Caian de los vástagos en que estaban prendidos, en los remolinos giraban perdidos.
Como los del aire en los vientos del cielo.
Al principio una lluvia pesada de deshielo Cayo, y en los ramajes nuevamente se helo; Entonces se alzo un vaho congelante del suelo Que con las gruesas gotas de la lluvia crecio, Desde el comienzo de la Primavera Hasta que el dulce Estlo finalizó, Esta hermosa criatura su jardin cultivo, antes que la primera hoja parda lucieramurió!
Luego vino la lluvia, y las ramas quebradas Cayeron en las sendas atravesadas; La red de las parásitas, sin hojas, que anteg dio Sombra, como las flores se arruino. un torbellino nórdico, vagando por allt Como un lobo que husmea el cadáver de un Lino, Estremeció las ramas graves y yertas, y Las desplomo de golpe con su carga de armino, Tercera parte Tres dias estuvieron las flores en su hermosa Morada, como estrellas si despiertà la luna, 18. de antes que entre la bruna Cortina del Vesubio se cierna luminosa.
Entre el tiempo del viento y la nieve, empe.
zaron crecer repelentes malezas que ostentaron En sus hojas groseras finos jaspeados como La hidra en el vientre y el sapo en el lomo. el abrojo, la ortiga, la cizaña lozana, el beleho, y la humeda cicuta y la bardana, Con sus vástagos huecos el aire sofocaron, Hasta que, muertos ya, los vientos se estancaron.
Cuando, tras el Invierno, volvió la Primavera Sólo un triste despojo la Sensitiva Pero hongos, y mandrágoras, y malezas dafinas, Se alzaron como el muerto de sus tumbas en ruinas, Pero al llegar el cuarto, la Sensitiva Percibió el son del canto funeral, las pisadas De los que la cargaron, pesadas y pausadas, de alguno la queja ahogada y convulsiva; Conclusion si la Sensitiva, o 10 Que en sus ramas oculto habito, Antes que su exterior se llegara a arruinar, Ahora sentia este cambio, no lo puedo afirmar. el cansado murmullo, y el allento pesado, el silencioso modo con que pasa la muerte, el olor opresivo, frío, húmedo, fuerte, través de los poros del féretro exhalado.
El césped, y las flores que entre el césped creclan, Al pasar el cortejo, de llanto relucian. De Sus quejas el viento tomó un dejo doliente, se sento en los pinos, y gimio largamente. plantas, cuyo nombre lastima el verso, Llenaron el lugar con su gremio perverso, Punzantes y pulposas, causticas, azuladas, Lividas, y de un cardeno rocío salpicadas.
Si de la Dama el espíritu alado.
Ya no ines con la forma combinado Que esparcia amor, como los astros lumbre, Donde dejó deleite, encontro pesadumbre, Y agáricos, y hongos, con moho y con verdin, De la humedad brotaron como niebla ristrera, Pálidos y carnosos. cuál si la muerte ruin De un poderoso espiritu animada estuviera!
Huevas, hierbas, basuras, con nata corrompida Dejaron el ligero riachuelo espeso y mudo, enredadas raices, en la salida Lo cerraron como hidras en apretado nudo, No oso conjeturarlo yo; pero en este suelo De error, y de ignorancia, y de enconado duelo, Donde no es cosa alguna, sino todas parecen. nosotros, las sombras que en el suelo be mecen, El jardin, antes bello, inmundo se torno, Como el cuerpo de aquella que en vida lo cuido.
Que al principio, dormido parecia reposar, después fue cambiándose, hasta que hizo temblar los hombres que nunca se había visto llorar.
El Verano en Otoño se transformaba, la escarcha entre el vaho matinal arribaba, Aunque de dia el sol era claro y brillante, Como si se burlara de 18 noche triunfante.
Y, hora por hora, cuando el alre se calmaba, Se alzaban los vapores, cuya fuerza mataba, De mañana visibles, de mediodía sentidos, De noche en una espesa tiniebla convertidos.
Es un credo modesto, pero también Agradable ai uno lo piensa bien, Profesar que la misma muerte temida Debe aer, como el resto, una cosa fingida.
Aquella hermosa dama, aquel jardin florido, Todas las dulces formas y fragancias de allá.
Ciertamente jamás han desaparecido: Es lo nuestro nosotros lo que cambiado exla.
Los pétalos de rosa, como copos sangrientos, Caian sobre el musgo que las sendas tapiza.
Los lirios se doblaban, blancos y macilentos, Igual que la cabeza de un hombre que agoDiza. de un ramaje a otro centellas untuosas Rápidas deslizábanse en pleno mediodía Sin ser vistas; la rama en que alguna caia Era mordida y seca por plagas ponzoñosas.
Como un condenada, la Sensitiva, en tanto, Llorabı por los párpados de sus hojas pleCadas, entre ellas, congelándose, las gotas de su llanto En una goma espesa quedaban transformadas. plantas tropicales del más dulce color el más dulce perfume que alimento el frescor.
Hoja por hoja, dia tras día, amontonadas En el barro común, se vieron humilladas.
Para el amor, la beldad y el placer, No hay muerte nt mudanza: su poder Supera nuestros órganos, que no sufren sefuros La luz, porque ellos son imperfectos y 08curos.
Porque las hojas pronto cayeron, y en seguida El vieato con sus bachas las ramas desprendió: La savia por los poros a la raíz bajó Como linja la sangre a un corazón sin vida.
ROGELIO SOTELA ABOGADO NOTARIO Porque llegó el Invierno: su látigo era el viento: En sus fablog. estaba un indice agrietado: Hendió las cataratas con su empuje violento las aguas chirriaron bajo el cerco pesado; La Agencia de Repertorio Americano en Manizales. a cargo del Sr. Benigno Cuesta (hijo. acepta agencias y representaciones de toda clase de publicaciones y negocios en general.
Referencias a solicitud.
MANIZALES, Colombia Oficina: Pasaje Dent TELEFONO No. 3090 Casa de habitación, Teléfono No. 2208 Su aliento era un grillete que sin un ruido La atmósfera, y la tierra, y el agua había cenido: Adivino fieramente en su carro triunfal.
Tirado por diez ráfagas de la región boreal.