Cuatro cuentos de Salarrué que al chucho!
ya roto.
espumífera sistael otro lado del agua, se Ajú. en con hábil punteo, Son ya mero las tres, vos. Nos hasta 840 REPERTORIO AMERICANO Llegó el otro a ayudarle. Tiraron pe nosamente. El bote cimbraba, voltion. Sacados de Cuentos de Barro. San Salvador, Cuscatlán, 1984 En la cola de un espumarajo surgió de pronto una sombra enorme, que arrollaDE PESCA En fraterno silencio los indios cruza ba la linfa con ímpetus de marejada. La ban el agua, como si volaran entre dos luz nerviosa le mordía en redor.
Eran allá como las tres de la madru cielos. En la proa, ávida de espacio, el la ronca, mano, es tiburón!
gada. La luna, de llena, lambía las som uno empujaba con la pértiga negra y bras prietas en los, montarrascales eni larga que subía bajaba rítmicamente. Lo encaramamos?
los manglares dormilones. El estero, sincronizando con el manosear del ca Déjalo dir, chero, nos puede joder lagunoso en su calma, era como un pc nalete, el otro indio manejaba en la dazo de espejo del día; del día popa, acurrucado y friolento. En el Guá perder mi anzuelo. La playa lechosa, de cascajo crema, se centro del bote el chucho, sentado, miQué siarremedia?
dejaba espulgar por las suaves ondas raba tímidamente los cacharros del cebo.
Un col coletazo formidable hizo crujir el que la brisa devanaba sin Qué friyo, vos. bote. El chucho buscaba fijo, abricndo prisa.
las cuatro patas y hundiendo la cola.
alargaba como una nube negra felo Vamos al ramazal de la bocana? Soltaron. Se apercoyaron a las bordas tara en aquel cielo diáfano, mitad cielo, Como quiera, mano.
y trataron de nivelar. Un segundo com mitad estero. Las estrellas pintaban Los ramazales emergian del agua pu letazo ladeó el bote. Dos sombras esean ambos cielos. mar, a lo lejos, ronca rísima como inmensas arañas negras.
tes atacaban con furia.
ba adormilado por la frescura del aire y Dos, fres, cuatro. quedaban atrás.
Levante el fondo ligero!
la claridad del mundo. Un cordón de Al pasar rondando un tronco, el raizal. Aguardese!
aves biancas pasó, silencioso y ondulan projun o barzonió el bote, afligiéndolo.
Un tercer coletazo echó de bruces ai te como una culebra de luna.
salieron del paso.
indio que tiraba del fondo. La caída hizo De la mediagua oscura, salió a la pla No ya un indio. Llevaba desnudo el toiso, volcarse al bote; hubo un griterio salarrime mucho, mano!
Torcieron el hacia los calzones arremangados sobre las rovaje; las colas golpeaban en la cáscara sur; a poca disdel bote como en un tambor. Grandes dillas; se desperezaba, como queriendo tancia del ramazal, echaron el fondo y echar al suelo el fardo del sueño.
rosas de espuma se fugaban en círculos, La quedaron inmóviles. Poco tiempo desempurpurando la plata mansa. Despues, arena, al ser hollada por los anchos pies pués arrojaban los anzuelos. Con rápido todo quedó quieto.
descalzos, mascaba el silencio. Miró las ademán los lanzaban al aire. La pita estrellas con los ojos fruncidos. Se es hundia allá, con un ligero: chukuz.
pantó los mosquitos, miró el agua plaAgrupados en la orilla, los moradoLuego el cordel se quedaba ondulando rese del valle escrutaban la noche. Los tera y regresó al rancho.
encima y poco a poco se abismaba. Que gritos habían levantado a las gentes. La daban a la espectativa. Habían encen ña Gerónima, gorda y grasienta, con dido los puros y jumaban, acurrucados. su delantal de cuadros azules, comenta Una especie de aullido de pereza le Pican, mano?
ba temblorosa.
contestó. Luego, la voz atecomatada del quieren picar, compañero respondió: Avemaríapurísima. Ai veya, mano.
viejos de quijada de plomo cabeceaban, como diciendo. Amonóos.
LI Es Los indios, hurgando en la sombra del Pa que veyan.
bagre, de juro. Estos chingados de ber llevado la chimbera.
Los cipotes abrían sus bocas y se acuescogieron los utensilios y fueLa chimbera era el cebo. El indio rrucaban, para descansar las barrigas ron trasladandose al bote. El bote dorsacó el anzuelo, de jalón en jalón. Por enormes.
mía, encallado, mitad en el agua, mitad fin sobreaguó el plomo negruzco. Se Esos han sido los Garciya.
en la arena. Un chucho prieto iba y ve habían llevado el bocado. los Munto.
nía husmeando el viaje. Por efectos del. Lo vido? Son esos babosos ba Hilario y Cosme, quizá.
silencio del agua, de la luz, del cielo gres, vos. saber si jué Mincho de la seña bajero, el mundo todo parecía palpitar, Fabiana.
cabecear como un barco en marcha. Los. Si quiere nos hacemos al lado de laisla.
la Si, pué.
cocuyos, despenicados inmensiIba a sacar su cordel, cuando un fuer dad, alt ullaban la cuna de la noche con El día venía abriendo rápido, con am su triste oíeo, oíeo, oíeo. que sonaba te tirón, que ladeó el bote, les advirtió bas manos, los azules del Azul, La luna, intermitente, como la paletada blanda de una presa mayor.
marchita ya, se arrinconaba en la mon Jale, mano; debe ser mero. taña. Las ondas de la vaciante tráiban del remo que va, va, va. sin prisa y El indio tiro con todas sus fuerzas. orito en la punta. El manglar se había sin ruido. Ya va ser parada diagua, vos. Ya mero çevienta este jodido! separado del paisaje, tomando su cuer Ya paró, mano. Aiigere, puél.
Desplegaron el bote a empujones y pujidos. El bote coleó, libre, descanti In angello cum libello Kempis.
llándose tantito y revolviendo la plata las piernas, aún empujaron. Lue En un rinconcito, con un librito, go se metieron dentro y se dejaron llevar por el tranquil del agua parada. Era. un buen cigarro y una copa de el cambio de marea; las corrientes que entraban al estero, fatigadas de ir bus cando mundo, descansaban un momento, antes de regresar al mar abierto.
Entonces el peje abismado venía arriba, flordeaguando, y buscaba la calma de las ramazones y de los bancos. Ligeros suave. delicioso. sin iguai colazos de zafiro indicaban ya el punto del agua. Las sombras rojizas de los FABRICA NACIONAL DE LICORES. San José, Costa Rica parvos pasaban, esquivando el peligro, avisados por el lánguido paleteo dei canalete.
No Ya me. Eh. e punteyan, vos.
sian caedizo, en Anis Imperial