AFIASPIRINA el producto de confianza blas mas unidas dejan enormes rendijas Del libroʻ El Cristal Indígena. асиno Chat.
mediodía REPERTORIO AMERICANO 213 tenazas del tiempo la media noche. Una bombeta hurgó en la concavidad del fir mamento con estrépitos de cañón. Qué sono, Mitica. Dan primero pa la misa del gallo, Para todo dolor. respondió la anciana. Por qué no siacuesta? Estoy que no puedo dormime de lo fríos que tengo los pieses. Acuéstese antes que ven ga el niñitodios y la encuentre levantada y se vaya sin dejame la muñequita. BAYER Largas horas de la noche en que el alma es prisionera de la angustia, del do lor y de la miseria. largas horas en que el pensamiento lucha denodadamente para frir.
romper las barreras de tanto su¿Dónde están las monedas que permi ví a tirar a la calle; me vine corriendo, ba trémula y gesticulaba febrilmente.
tan a la anciana franquearse la salida corriendo, sin golver a ver patrás de En el vacío, sus manos sostenían la mudel almacén, llevando en sus brazos y miedo que me siguiera la polecía. Naide ñeca de una ilusión delirante. La pooprimida contra su corazón, la muñeca me vido. más que Dios. pero él ha bre anciana había soñado y en su sueño que la nieta pidiera al Niñito Dios? En de guardame el secreto y ha de perdo perdió la razón.
el fondo del viejo cofre no hay un solo name el pecao. porque se la robé a ur, centavo. Sus manos encallecidas y chiquito rico que no le hace falta.
Ric. Jiménez Alpizar agotadas por los años no dan ni lo su Sus cjos brillaban como ascuas, esta San Jose, Costa Rica frío arrecia; las hojalatas y las ta por donde el viento entra sale y chilla las carnes enjutas de las compa en prensa. Por la Editorial America. Quito, Ecuador. Envio del autor ñeras. La anciana tirita; sus ojos bus can en la oscuridad un punto donde fi2. Espejo de 30 años: el amor, la belleza jarse. En el respaldo de la cama cuel(Vea el numero pasado)
ve; las tinieblas son espesas, y los años El de El Nuevo Luciano es el Es muéstrase como defendido e inmune. For han accrtado las facultades de sus ojos; pejo de los treinta años. En el doctor ya no es turbador latido el de busca a Dios.
indígena estalla la treintena con afán una llegada nueva, ni las vehemencias ¿Dónde está Dios. se pregunta. complejo de ascender y se patinan de cruento anhelo, con hambre y frío, sentimos ganas se da, como el ingenio desparramado en la virtud ruborosa de los adolescentes.
de llorar; nuestra tristeza es infinita y otras evoluciones, al trazo de la geo. Se torna de ácido sabor el fruto logrado de llorer. com nos retuerce el alma. Quién sabe, sino metría galante percuciente o vaEl, de nuestras necesidades y de nues ga resonancia de los versos que suelen el balbuceo de la primicia, triunfa e! dotros sufrimientos? Pedimos a los hon: alentar al amador viril en sus aventuras minio. Entonces afán de la explotres los hombres nos miran con clesу templadas por el calor de la cima. Inración se vuelve más intenso y el cer. confianza; lloramos nuestros pesares y clinado sobre la mesa centenaria en la tero goce del descubrimiento alcanza vemos dibujarse la cara de quien nos ordenación de sus cuartillas, disponese las más remotas latitudes.
oye, un rictus de malicia y de ironía.
a verter sabiduria infusa, como los hom En el doctor Espejo las expansinnet estas horas debe estar naciendo el bres del siglo xviil, en paseo de refe de la hora meridiana no se confian ni Redentor.
rencias y de lecturas, pero alumbradas a la llamada de las seducciones femeni7 con esa su sonrisa de curiosidad y de les ni al libro de amor en el cual deben análisis, no propiamente la del filósofo el ánimo de la la ventura conscClareó. La vieja, febril, agitaba stis sí la de quien, doblegado guida o la inquietud del empeño que se manos en el vacío y llamaba llena de re por la esperanza, no vacila en declararse pierde. No quiso decir nada de gocijo: viajero por trechos de sombra, aún va de los amores, ni dio tampoco a su Chela. Chela. dispertate que cuando todavía resista al contención la válvula de las páginas aquí está la muñeca que te trujo el ni to vernal la candileja de la colonia. que, libertándonos de la confidencia. Los treinta años. La edad de abren nuevo camino al paso rejuvenecidespertó dándole brincos el co por las fuerzas la onda vilvíase en él, otra vez, aun cuanrazón y buscó ia muñeca.
tanda hacia el ápice del corazón do no con la justeza de la primera edad. Onde, mitica, onde está?
edad de disponerse, en el cerebro, como la casi limitación del sabio frustrado Aqui. No lestas viendo?
en arquitectura de resistencia, los más para los amores de tierra, que acaba extendia sus manos como si en ellas graves pensamientos. Mas de la voiun por resolverlo todo en la lenta y diaria aprisionara un objeto.
tad del sentimiento y de la forma, ya elaboración de su pensamiento. Vesti Aqui está tu muñeca, hijita, aquí clara y distinta de la idea, reclama ese do de puridad llégase al modo exterior está.
precoz ritmo de las cosas y en ellas, a poco tiempo.
Chela no veía nada. Aquellas maUnen Pos íntimos de su linterna penetrativa ilumina el anáValor igual manenos temblorosas no sujetaban sino lo ra como en la evolución biológica se cie lisis, cuando no brota de su genial preabsurdo de su ilusión.
rran las epífisis y se completa y se cnjuicio el irónico tactear de la forma im ¿Onde, Mitica?
durece la figura ósea y, asimismo, co perfecta. Pero no la ves? Me la robé anoche; rrespondiendo a la fortaleza de los teji No conocemos al Espejo galante y en dentré en una casa muy rica onde es dos en la vida física, el hombre interior sus libros, pesados como misales y de taban cenando y naide me vido; tuiticos mensura de sensaciones, elaboración apoyar ahora en el fascitol, no hay ni la estaban privaos. Levanté la ventana continua de los centros nerviosos, ple memoria nimia de una mujer que humuy quiditico, cogí la muñeca y me vol nitud tiroidea, riqueza endócrinal. biese dejado huella en su destino, lo mismo comprender, No Tenemos a en volcarse el cínico cural soplo del hálide trepar adormiladas la on la un rien equilibrado.