Andrés NinViolence

te; entretanto, la Trabajo muy fino, 350 REPERTORIO AMERICANO. Cuánto por este manojo de helio Veinte, Dios mío! en una voz de Sí, señor; es cuero americano. No tropos?
sorpresa y de afligida indignación, huelen, trata de persuadirnos de la Quince centavos, señorita. Cuánto da usted?
veracidad de nuestro olfato. Diez. Se niega uno a contestar, acercándo Vaya, que huelen. Quince.
se los huaraches a las narices. El hoin ¿Cuánto da por ellos?
Se dejan los heliotropos y sigue uno bre y su mujer se ríen con ganas. Nada, porque huelen.
su camino. Pero la indita está satisfe Huelen, decimos. nuevamente olfateamos, como con cha. El duelo, aunque de unos instan No señor. cómo van a oler! y los asco, sin necesidad. a pesar de rehutes, la ha enervado.
dos se atacan de risa.
sarnos a ofrecer, el hombre y la mujer. Tienes claveles. Le digo que huelen. No es cuero vuelven a reírse de vernos hacer muecas. Rojos, señorita? Treinta centavos americano.
Dejamos las sandalias en su lugar y No. No quiero rojos. Mezclados.
meneamos la cabeza. Sí, señorita. La mujer escoge un. Cuánto da usted, señor?
puñado de claveles de todos colores y INDICE Meneamos nuevamente la cabeza, con los ata cuidadosamente, pesar, y nos vamos. La pareja se mira.
ríe otra vez de habernos visto oler Mire, señorita, iqué lindos. Ponelos huaraches y decir que apestaban, mos otros poquitos?
Efectivamente, apestan. Cada cosa No, así está bien. Cuánto es?
tiene su olor propio, y los huaraches Lo mismo, señorita. Treinta centaENTERESE ESCOJA: tienen el suyo muy peculiar. Pero dilivos.
cilmente podríamos disgustarnos con Es muy caro.
Francisco Garcia Calderón: El Whilsonismo 1. 25 una cebolla. No, señorita, no es caro. Sólo este Ilias Erenburg: El pan nuestro: 00 Gustavo Dore: Vivian Christie. Novela. Multitud abigarrada de indios tranramo vale ocho. enseña un ramillete Jorge Carrera Andrade: Boletines de mar 50 quilos, pacíficos, unos albeantes, y linmás pequeño. Vaya, que sean veinti tierra. de canciller 00 pios, otros en harapos, enseñando la carcinco.
Felipe Villaverde: Memorias del canciller ne cobriza a través de los hilachos su No. Te doy veintidós.
Principe de Bülow. 00 Alvaro Alcalá Galiano:Entre dos mundos, cios. Mire, señorita. Coge dos o tres seguido de un ensayo sobre In de Serranos en número considerable, con flores más y las une en el ramillete. 50 sus sombreros pequeños de negro fielMauro Fria Lagoni: Concha Espina y sus Dos reales así tro cónico y ojos de mirar selvático. críticos. 00 Así se regatea. Se aleja uno con los mientras se agolpan alrededor de las baPedro Henriquez Ureña: Seis ensayos en claveles. La mujer ha estado una vez Busca de nuestra expresión. 00 rracas de sombreros, por horas indecimás en contacto con un extraño. un Manuel Ribeiro: el desierto. Novela. 50 sas antes de atreverse a comprar el somverdadero extraño. Un constante cruzaElias Erenburg: La callejuela de Moscú. brero nuevo, sus cabellos brillan con (Novela. 50 miento de voces, una mezcla perenne José Vasconcelos: Tratado de Metafísica. 00 resplandores azules y negros y caen tude diversas voluntades. Es la vida. Los Zorrilla: Tabaré. Pasta. pidos sobre sus frentes, brillando como 00 Andrés Nin: Memorias del cura Gapon.
excusa. 25 centavos, una plumas azules y negras. viene el rePedro Emilio Coll: La escondida senda. 00 Las barracas de vendimias siguen hacuerdo del Buda peli azul, con la flor Sanin Cano: Indagaciones e imágenes 50 cia fuera, en líneas rectas; hacia la de Mariano Ibérico Rodriguez: El nuevo abdel loto en el ombligo recha vegetales relumbrantes: a la iz soluto. 25 Pero ya las moscas andan hasta deFranz Tamayo: Scherzos.
quierdz, pan y pastelillos.
bajo de nuestros 00 AL Pedro Emilio Coll: El castillo de ElsiLa venta dura todo el día. Los mesoquesos, mantequillas, huevos, aves, car nor Palabras. 25 nes del pueblo tienen inntensos y lúgu.
nes. En el otro extremo, las mantas re Fadeiev: La derrota. 50 Froylan Turcios: Cuentos del amor bres patios con bajos cobertizos y pegionales, las frazadas, rebozos, faldas, camisas, pañuelos. Más allá, los huarade la muerte. 00 queños cuartos alrededor. Algunas faConstancio Vigil: El erial 00 artículos de cuero.
milias que han venido de muy lejos, paFernando González: Mi compadre. 00 ΕΙ san la noche en esos cuartuchos. Otros vendedor de frazadas sarapes, Pablo Antonio Cuadra: Poemas nicaragüenses.
duermen sobre las piedras, a ras del suenos acecha y silba como si fuera un pá4. 00 Salarrue: Cuentos de barro. 00 lo, a los lados del mercado, en cualquier jaro enloquecido, gritando: Señor! Se Francisco Zamora: El salario mínimo. 50 parte. los burros, que han venido ñor! Aquí, mire! De pronto, extiende César Uribe Piedrahita: Toá. Narraciones de con violencia un sarape de colores despor cientos, invaden las cuadras y pacaucherias 50 lumbrantes, mientras el vendedor de Arturo de Carricarte: La cubanidad netios de los mesones, y dejan caer. sus gativa del Apóstol Martl. 50 punto silba con más fuerza e insistencia largas orejas con la eterna paciencia de Solicitelos al Admor, del Rep. Am.
la bestia que sabe, mejor que nadie, que para llamarnus así la atención y veamos su sarape. Diríase que aquello es una verdadera jaula de leones y tigres, aquel lugar de los vendedores de sarapes amontonados en el suelo. Se nieva uno con la cabeza y huye.
Pero para entrar a la hilera de los Max JIMÉNEZ objetos de cuero. Señor! Señor! Aquí, señor! Huara CORONADO COSTA RICA ches finos! Mirelos qué bien hechos, señor!
El vendedor gordo salta y muestra Hijo de campeón de Kentucky, un par de sandalias casi en nuestras narices. Fabricadas con tiras de cuero te Sir Inca May, y una vaca imjidas, a la última moda parisiense, aun portada, hija de la campeona de que antiquísimas para estos indígenas.
Estado de New York.
Los tomamos, mirándolos burlonamenmujer del huzrachero nos repite: Inmune a la fiebre de garraseñor. Muy fino. Mire que trabajo!
patas.
Por lo visto, los huaracheros parecen tener siempre sus mujeres al lado. Cuánto cuestan?
TRIUNE VALENTINE INKA MAY Veinte reales.
vestidos fondo, ches y art GRANJA SAN ISIDRO PRECIO: 100 (U.