99 Guillermo Enrique Hudson y su amor a los pájaros Spencer, fusión Ombú esine REPERTORIO AMERICANO nías. Buen jinete a los años, se explayaba como el hijo del gaucho, en perpetuas correrías sobre su petizo, diestro en las artes de bolear chorlos y ca De El Monitor de la Educación Común. Buenos Aires. Enero de 1985.
zar perdices con caña y cerda, y afanoso por encontrar variedades, para él nuePor encargo de la Sociedad Ornitoló de cercos y de rieles. El 10 de octubre, vas, que por la noche describía a sus gica del Plata debo ocuparme de Gui niño de dos meses cumplidos, era traihermanos mayores, al amor de la lum: llermo Enrique Hudson y su amor a los do por esos andurriales a la calle Canbre, en la vasta habitación, presidida, pájaros. He pronunciado el nombre en efigie, por el gran hombre (ha: gallo frente al paredón de la Merced, bla Hudson) Don Juan Manuel de Roa la criolla. creo con esto no ofen para recibir las aguas del bautismo en sa3.
der los oídos del Embajador Británico. la Iglesia Metodista, aquí presente. Sirva la traducción, Su padre Daniel (2) norteameriA su traviesa penetración nada escapa, En el rigor del invierno, en los por lo menos, para establecer el distingo cano de origen, con gotas de sangre ircontados días, tibios de sol, confortancon sus dos homónimos contemporá landesa, y su madre (3. descendiente tes neos, dos William Henry Hudson: puy Serenos, se divierte en atisbar de un puritano del May Flower, se esblicista profesor de matemáticas uno. tab tablecieron en la Confederación Argen las pocas golondrinas que aparecen sin el King College de Londres: se como criadores de ganado, activi que nadie pueda adivinar de dónde. cretario, el otro, de Herbert dad que completaron luego con el ejer extrañado por la incógnita, aun en pie, catedrático luego en las universidades cicio del comercio al trasladarse, en las del letargo invernal de las golondrinas.
de California y Chicago, y autor de la estancia Desde esa época, feliz entre todas, prin cercanias de Chascomús, a innumerables trabajos sobre crítica li Las Acacias (4. vieja residencia cocipia a cosechar el caudal inmenso de teraria.
lonial, donde no faltaban la impresiones visuales auditivas, que Mas, para nosotros argentinos, la con el monte de frutales, circundados por guardará como su más preciado tesoro, no debiera ser posible aunque, profundo foso y doble hilera de ála: y que han de servirle de inagotable fuerza es confesario, poco sabemos mos de Italia. Ese fué el hogar, por fuente para sus obras, escritas trasacerca de nuestro Hudson.
largos años, del matrimonio y sus seis puesto el medio siglo de existencia.
Hemos leído algunos de sus cuentos. vástagos; donde bajo la vigilancia plá Creció y se hizo mozo sin más aspira El entre otros, consagrado cida, casi mística de la madre, se man ción que conservar lo que ya tenía. como uno de los mejores relatos del tenía el orden y la tradición en las nor contemplar el cielo la herbosa tierra habla inglesa: sabemos que su prestigio mas cotidianas que se iniciaban con el húmeda de rocío. en continuas andanen las letras crece de día en día; y nos breakfast matutino, a base de café con zas, solitario casi siempre. absorbien consta que sus descripciones. usos y leche, huevos de avestruz, en tortilla, do como él decía el aire puro a bocacostumbres de las aves argentinas, no o de tero y una renombrada conser nadas como una aspiración de vida eterhan sido ni serán superadas.
va de duraznos, obra maestra de Misia na. anotando en todo momento los rePero en cuanto se pretende situarlo Carolina Kimble de Hudson, No falta sultados de sus observaciones, reiteraen el mundo de los vivos, su figura se ba tampoco el alimento espiritual en das y constantes, sobre la biología de desvanece. Hudson, por sus modalidauna no mal provista biblioteca.
las aves; en incansable acecho para redes, ha contribuído a que su vida resul El joven Hudson recibía la instruc petir experiencias que confirmaran sus te difícil de seguir. Además, una circión posible, en aquellas, entonces, lejanotas. cunstancia particular y dramática fué Fué un gaucho vagabundo que entre causa de la deformación de su carácter, los (2) Daniel Hudson nació en Marblehead, Masgauchos vivió, y con quienes tenía abstraído y sombrío: a a los 17 años, a sachussets, el o de mayo de 1804. Falleció afinidades, hasta físicas, en los ojos peconsecuencia de una arreada en la pamen la ciudad de Buenos Aires el 14 de enero de 1868. queños de mirada penetrante y or pa, bajo (3) Carolina Augusta Kimble nació en la ciula lluvia. contraio una fiebre jas separadas, como para auscultar el dad de Berwick, Estado de Maine, el 10 de que lo invalido con una octubre de 1804. Murió en Buenos Aires, el desierto. Como ellos conservó una nunafección cardíaca tan honda que la torde octubre de 1859.
ca desmentida cortesía, indiferencia papeza de sus médicos no tuvo reparo en (4) Según la tradición que conservan los des ra los fuertes y el invencible atractivo declararle, a él mismo, que sus días escendientes, los padres y los abuelos de Daniel por las interminables charlas de fogón, taban contados. pesar del fúnebre Hudson fueron propietarios de astilleros, y la voluntaria expatriación de éste, fué debida, más que en las cuales le sorprendía el amanecer.
pronóstico vivió 80 años, pero bajo la a las razones de salud, al deseo de alejarse del Como ellos, también, enrolado en la angustia perpetua de la muerte. Como ambiente Quakero de la familia Kimble, muy Guardia Nacional, rindió tributo a la religiosa y severa, tanto que los padres no permireacción, se le despertó un ansia tan ve tian a sus hijos hablar en su presencia sin permiso.
tierra en que naciera. Esa tierra que de vivir, un horror tal al pre Trajo algún capital que invirtió en tierras y ovejas.
recorrió hasta más allá de Río Negro, la imaginación todo aquello que pudieta representarle la fugacidad del tiempo: ahorraba fechas en la correspondencia: ocultaba su edad, que rara vez coincide con los hechos que refiere; hombre sencillo, llegó a a teñirse el pelo expedientes cual si con ellos despistara al destino. Era reservado, no hizo jamás una confiden Тоте cia, misterioso aun para sus propios, hermanos.
Se sabe sin embargo que nació aquí, a sólo 20 kilómetros de donde estamos, No hay nada más agradable en Quilmes, en una quinta llamada Los ni más delicioso.
25 Ombúes. por el año 1841 (1) en el período agudo del terror manejado por Cuitiño, y cuando nuestros campos conEs un producto Traube servaban su primitivo salvajismo libre en reumática. que Quiere Ud. buena Cerveza. y a recurrir otros (1) El de agosto.