34 REPERTORIO AMERICANO no.
en mente por venturosa coincidencia, tenemos el honor de que un hombre como vos, excelentísimo señor, pueda agregar a los valiosos títulos de la inteligencia que os señalan como un gran ciudadano del Ecuador, el de mandatario escogido por la opinión mayoritaria de vuestra patria.
La presentación inesperada de dos agudos conflictos internacionales nuestro continente ha venido a mostrarnos dolorosamente que nos equivocábamos al pensar que la paz entre nuestros pueblos era el natural producto de su organización tradicional, y que no necesitaba permanente estímulo ni la vigencia de un derecho distinto al que ordena secularmente las relaciones internacionales del viejo mundo. El caso del Chaco, por el aspecto negativo, y el de Leticia, 70 necesitan una presentación compleja ante las gentes de América para señalarlos como ejemplos concretos de la necesidad de dar un impulso nuevo, más vigoroso, dotado de energía americana, a la creación de procedimientos antibélicos, que producen resultados más eficaces entre nosotros cuando más se apartan de la forma académica y de las convenciones aplicadas en Europa a otra clase de necesidades.
Bien sabéis, excelentísimo señor, que Colombia antes de septiembre de 1932 podía considerarse en América como la nación que más sinceramente había abandonado la guerra como instrumento de política interna e internacional. No había otra en este continente que estuviese tan desprovista de elementos materiales de combate y de defensa. Reposábamos tranquilamente sobre el arreglo pacífico de todas nuestras diferencias con los países vecinos en la convicción de que jamás volveríamos a acudir a las armas para solucionar diferencias ideológicas internas. No habrá resultado, pues, sorprendente para la opinión americana bien informada, que Colombia facilitara el trabajo conciliador de los organismos internacionales que desarrollan su acción de acuerdo con principios que han contado con la intensa adhe sión del pueblo colombiano. Lo que sí pudiera sorprendernos y debiera halagarnos, es el fenómeno de que el primer triunfo decisivo de esos organismos juº rídicos tenga lugar entre nosotros, y que coincida con fracasos más o menos importantes cuando se ha querido aplicar el nuevo derecho de la paz a los negocios internacionales de Asia y Euroipa. El criterio antibélico que allá constituye una imposición un poco artificial de la inteligencia, en América cuenta con el respaldo de la sensibilidad popular, y está destinado a un desarrollo superior, si sabemos aplicarlo con procedimientos americanos, y bajo la dirección de los hombres de Estado americanos.
Estas consideraciones militaron en ni ánimo cada vez que tuve oportunidad de intervenir en la política internacional colombiana durante el conflicto que acaba de resolverse en Río de Janeiro, y ha brán de militar seguramente en los movimientos políticos del próximo gobierAhora mismo me están alentando en la invitación que me he atrevido a hacer a los presidentes de Colombia y Perú para que aprovechen la poderosa autoridad que con justo título ejercen sobre sus dos pueblos, por haber realizado la paz, iniciando un nuevo esfuerzo con el fin de lograr una solución pacífica de la guerra del Chaco, que ha resistido la presión moral del mundo civi. lizado y intensifica ahora entre el estupor de la opinión pública americana.
Me ha parecido que las circunstancias en que se encuentran Colombia y Perú son de tal manera decisivas para una intervención amistosa sobre Bolivia y Paraguay, que difícilmente volverá a repetirse con iguales posibilidades de buen éxito. Hemos logrado cortar en su nacimiento un conflicto que amenazaba ser tan devastador como el dci Chaco.
En el curso de las hostilidades, primero, y luego en las negociaciones de paz, adquirimos una experiencia y una comprensión viva de la psicología de los puehlos heligerantes que nos daría certidumbre en los procedimientos conciliadores y una comprensión de las reacciones de la sensibilidad guerrera mayor que la que han tenido hasta hoy quienes han querido violentar generosamente los respetables sentimientos que desataron la guerra entre Paraguay y Bolivia.
Desde nuestro encuentro en Cali quise haceros conocer, excelentísimo señor, el deseo que me anima de que las diferencias que subsisten entre vuestra patria y el Perú tengan una solución inmediata y satisfactoria, utilizando para hacerla posible, la atmósfera creada por el acuerdo de Río de Janeiro. Colombia no tuvo nunca interés en que persistieran o se ahondaran las causas de pugna diplomática entre sus dos vecinos. Ahora, que la cuestión colombo peruana está resuelta, tengo la seguridad de que nuestro pueblo miraría con regocijo que un arreglo entre Ecuador y Perú ensanchara el límite de posibilidades abiertas a una nueva política de afinidad y entendimiento entre los tres países hermanos, que les permita iniciar una nueva época de trabajo en común para el engrandecimiento y civilización de esta parte del Pacífico.
Quiero agregar, con vuestro permiso, que considero la formación de una política de solidaridad continental como una cuestión de grado, que debe desarrollarse utilizando los factores de efinidad más claros, concretos naturales, entre los distintos países de América.
La colaboración de Colombia a la obra de la unidad panamericana tiene que com menzar, pues, robusteciendo con una política deliberada, intensa y activa, la fraternidad sentimental y la homogeneidad de pensamiento que tuvieron Ecua dor, Venezuela y nuestra república en los días venturosos de la Gran Colombia. Cada día resulta más fácil este primer paso de acercamiento regional interamericano. Vos mismo, excelentísimo señor, habéis observado cuán propicias son las condiciones que lo favorecen entre nosotros, al recorrer sobre ruedas un trozo del camino que hicieron los libertadores con tantos trapiezos, rodea.
do del entusiasta aprecio de nuestras masas populares, que están señalando de esta manera la misión de nuestros gobiernos.
Colombia tiene indicado también el procedimiento para hacer extensiva su función de acercamiento a otros países; comenzando por aquellos que la limitan.
además de Ecuador, Venezuela y Pana. má. La terminación del conflicto con el Perú, el perfeccionamiento gradual de todos los acuerdos que se firmaron en Río de Janeiro para asegurar la cooperación de los dos pueblos en la cuenca amazónica, y el conocimiento de las caracteristicas nacionales que tuvimos ocasión de adquirir durante los últimos 20 meses, paradojalmente nos están acer cando al Perú mucho más de que es tuvimos antes de que se quebrantaran nuestras indolentes relaciones de amistad.
Por su parte, el Brasil ha llegado hon. JOHN KEITH Co. Inc.
SAN JOSE, COSTA RICA Agentes y Representantes de Casas Extranjeras Cajas Registradoras NATIONAL (The National Cash Register Co. Máquinas de Contabilidad BURROUGHS (Burroughs Adding Machine Co. Máquinas de Escribir ROYAL (Royal Typewriter Co. Inc. Muebles de Acero y Equipo para Oficinas (Globe Wernicke Co. Implementos de Goma (United States Rubber Co. Maquinaria en General (James Montley, New York)
JOHN KEITH, RAMON RAMIREZ Socio Gerente.
Socio Gerente.