REPERTORIO AMERICANO 179 Quiere Ud. buena Cerveza. 99 Tome Selecta No hay nada más agradable ni más delicioso.
Es un producto Traube binguna vencido, en tu juventud y en charlatán. No ponías aquella cara con intención, para inspirar respeto o inculcar terror en las turbas. Eras teólogo, eras filósofo, eras profeta y, sobre todas las cosas, eras poeta y tenías tus horas y tus jornadas de contención de espíritu, de recogimiento solitario y tal vez, de estáticos arrebatos. Pero era: también un hombre, un hombre completo, con todas las concupiscencias, las fantasías, las tentaciones, las debilidades propias del hombre que no se ha liberado completamente de los fermentos de la sangre, ni del peso de la carne.
Dante fué un hombre y fué joven. yo, en vez de verle siempre con el rostro inclinado sobre los pergaminos, sumido en la meditación, le veo con gusto también en los momentos humanos, tal vez demasiado humanos de su vida ordinaria y familiar.
Te veo en tu primera juventud, en la Florencia que florecía y que amabas hasta el odio y hasta la muerte; te veo con tus amigos, no todos poetas, car en el campo los caminos más solitarios, allí donde no hay ciruelas o moras que 1:agan separar tu mano de los lirioso de las amapolas de los campos. Te veo bromear y reír con tus compañeros y tenderte en hierba con ellos, no solamente para contemplar el cielo que domina con su limpidez a la ciudad piedra, encerrada en sus murallas de piedra, sino también para charlar despreocupadamente de Monna Berta y de Ser Martino, y de la cara peluda del maestro Brunetto, y de las muchachas vistas en la misa de Santa Margherita o de Santa Reparata Porque tú también hiciste el amor y no solamente de aquella manera platónica, cabalística, romántica que refieres en la Vita Nuova, todo suspiros, llantos, visiones, sueños, saludos desmayos.
En la Vita Nuova está el artista que rehace a su arbitrio, eligiendo y deformanda, la historia auténtica de una adəración juvenil; pero, por el mismo libro, se comprende que te plació tratar con unas mujeres y cortejar a otras y ser también cortejado e invitado por alguna. tenías, en suma, aquella natural constitución que lleva a todo hombre joven a no contentarse únicamente con las sonrisas angélicas, con los impulsos cerebrales y las palabras rimadas, y tú mismo has confesado que la luju.
ria entorpeció muchas veces tu camino. confirman esta confesión los biógrafos más antiguos y las historietas, que no serán del todo verdaderas, pero que en parte contienen elementos prcbables de una tradición antigua; no hay razón seria para sostener que no tu edad madura, por las malas tenta ciones.
Pero, dejando a parte esas insinua.
ciones que no son inverosímiles, m: parece que te vez en los rincones y en las callejas de la vieja Florencia, lanzar miradas a las bellas que, poco o mucho, hicieron palpitar tu corazón de poeta joven, de filósofo novicio, de noble pobre, de partidista espectante. Al bello sol de la mañana, a la blanca claridad de la luna, te adivino acechando a una jo No quiero decir que te encanallases vencita que vuelve la esquina, o miran como un Folgore Cecco. Nada de do una ventana donde asoma un bello eso. Conservaste siempre tu dignidad.
rostro pálido y fresco. En la iglesia, tú Te atenías a la decencia, y el amor promismo lo has descrito, no te avergonpio y la alta estima de ti mismo te serzabas de mirar a las bellas mujeres has vían de freno. Pero, sin embargo, a ta el punto de llamar la atención de los ciertas horas, eras un hombre, tenías que te rodeaban. si el amor por la hambre y y sed, sentías deseos de besos angiola giovanissima no fué nunca many de sonrisas, y pedías bromear. al chado por pensamientos que no fuesen menos estar presente a las bromas.
angélicos, podemos estar casi seguros Tu vida desgraciada te llevó a tener de que tú no miraste a las otras mucha necesidad de los poderosos y no sien:chas con aquella turbación natural, sino pre se puede mostrar a los poderosos pecaminosamente, como es propio de una cara seria o absorta. La expresión todo joven que no sea frío ni santo. de la cara del que piensa fastidia a los aun terminada la juventud, duran encumbrados y la consideran como una te el ciestierro. podemos admitir como ofensa. Habrás tenido que decir palaseguro que aparecías en las casas de bras inútiles y frívolas y sonreír, o ha. los señores y en las plazas de la ciudad cer ver que sonreías.
siempre con aquella cara dura de ja después de las jornadas de medimona mustia o de tenaz metafísico? Te tación, de estudio, de lecturas, de traimagino, sin esfuerzo, hablando de co bajo poético, te nacería el deseo de ver sas vulgares con alguna bella desocuun poco de cielo de verdor, de des.
pada y, tal vez, complaciéndote en los cansar bajo un árbol, de escuchar el espectáculos públicos: la entrada de un canto de una aldeana, de coger una condotiero afortunado, una procesión. rosa en capullo, de sentarte en la ribera una fiesta popular de primavera. No me. de un río, de seguir con los ojos el vadarás a entender, por torvo que te me gar y el deshacerse de las nubes, coaparezcas en los retratos antiguos y mer un fruto maduro, alegrar el coramás notables, que no contestases jamás zón con un vaso de vino, acariciar la a bromas con bromas y que no es mórbida cabeza de un hijo.
tuvieses, al menos algunas veces, de tú De estos momentos de la vida, que a tú entre los bufones. no te ocu son los menos conocidos, pero que tal rrió nunca pararte a escuchar vez fueron para ti los más dulces, quecantador ante que se añitat da algún pero ninentonando una trivial canción, o for. guno en los libros que hablan de ti.
mar parte del círculo reunido en tor Permite a un poeta, por una vez, volver no de un prestidigitador nómada? a ver en ti no solamente al genio moaquel día que bebiste un vaso de más numental, al mártir de las propias y de vino y bromeabas con la mesonera y las ajenas pasiones, al creador de tres con los arrieros. aquel otro día de mundos superpuestos, al juzgador de la fines de setiembre que entraste sediento especie humana, al enamorado de Dios, en una viña romana y te saciaste con sino también al alegre mortal, al hijo los racimos de topacios robados con la del sol y de la tierra, al hombre humamisma mano que escribió la Divina Co. namente humano.
media?
Giovanni Papini un en La astronomia del Dante De La Nación. Buenos Aires.
Una amable pregunta de mi amigo, el observe cerca del horizonte, en el cenit notable erudit achaques dantescos o con atmósfera alterada, y según tam señor Roque Otamendi, colaborador de bién el instrumento que se aplique para La Nación. me induce a escribir este su estudio, en nuestro caso, la atención.
artículo.
El gran astro que con su hermosa luz El aspecto espiritual e intelectual de un tanto lúgubre anunciara el fin de la los grandes hombres, mirado a través larga noche medioeválica, emergiendo del tiempo, experimentan también sus solitario del horizonte oscuro, el Dante, cambios de forma, de coloración y de dió motivo con su poema a grandes disbrillo, igual que los astros, según se les cusiones; y ahora vuelve a darlo no