REPERTORIO AMERICANO 361 propósito de Unamuno dulzura de cobrar un sueldo.
y lentos les acarrearia que la carnerada poco hizo di dos, Iriban La grey rebañega; los entendimientos sedentarios proclives a vestirse si es que se vistencon ideas ya hechas porque el menor esfuerzo mentai res de cabeza; los servidores pasivos de la opinión que, con el aplomo de discurrir es Audar hablan continuamente de lo que debe ser. han conseguido confeccionar las diocridad. Los rebeldes, los selectos que, por alimentar ideas personales, representan la inquietud, la indisciplina y la protesta, se arrastran apesgados bajo la pesadez asfixiante de ia mayoría. En la tediosa colmena humana, no es la calidad de los individuos, si no su su cantidad, lo que prevalece.
Los carneros de Panurgo. aunque mansos, defácilmente a sus pastores y caminan sobre ellos, y así, la a poco nuestra vida moral un tablero de ajedrez. La civilización, obra luminosa de unos cuantos elegies tesoro mostrenco. ia Inultitud gobierna, la rutina Borra los nuevos derroteros y en el mezquino retablillo de nuestras costumbres todo bosteza aliencasillado. hasta el espíritul.
Como en los Ministerios, en el libérrimo gimnasio de la vida, las almas adelantan sujetas a los imperativos del escalafón. La insignificancia gris de los iguales. de cuantos marchan a compás, ha buscado el escalafón un medio seguro de de fensa. En el escalafón el tiempo suple a)
mérito, y cuando éste le estorba, lo rechaza y lo anula.
El escalafón, que triunfa en la oficina como en la calle, es el adversario victorioso de la idea, la losa tumbal con que condición ardataria de las multitudes aplasta a los cidos para caminar de prisa. El dios Escalafón dirá cuándo hemos de empezar a estudiar, cuándo tendremos derecho a intervenir activamente en la vida pública cuándo deberemos retirarnos de ella. El escalafón es la batuta que regula nuestro dinamismo y que, juzgando a las almas por su envoltura carnal, le gritará al niño, ansioso de aprender. Todavía al anciano, por fuerte que sea. Basta; no luches más; retíratel. Con lo cual infringirá a entrambos notorio perjuicio.
una patetada de En estos días el escalafón ha echado ingratitud, de sombra y de silencio sobre don Miguel de Unamuno, uno de los espíritus más llenos de sol de la España actual.
Observando cómo los humanos se amparan y asociándose con fines interesados, naturalmente, logran enchufarse aquí y allá, hemos llegado a autoclasificarnos entre los inservibles. ya que nadie jamás nos otorgó protec ción ni tampoco estuvimos colocados en ninguna parte. Nosotros ignoramos la neado, clasificado, y, consiguientemente desconocePor EDUARDO ZAMACOIS mos esa alegría de a primeros De Ahora. Madrid.
de mes que esclarece el semblante de los empleados; y el hecho de que no haya habido ministro ni Sociedad Anónima que reclamase nuestra colaboración, evidencia que, desde cierto punto de vista o acaso desde todos no aprovechamos para nada.
Queda explicado el por qué no sabemos a qué edad el Estado jubila a sus servidores. O, en otros términos: a qué edad y en el brevísimo espacio de veinticuatro horas automáticamente los descalifica ifica y arrumba. Porla jubilación equivale a un certificado de incapacidad; representa in partibus la muerte civil del jubilado, y hay mucho que considerar y mucho que decir acerca de la fecha en. que documento tan trascendental puede expedirse.
Las diversas etapas de nuestra vida física aparecen limpiamente deslindadas; cada una de ellas tiene sus rasgos propios: conocemos los fenómenos que ponen término a la infancia, cuando la adolescencia se resuelve en juventud, y la época en que, apagada la hoguera viril, la ancianidad asoma. Él derrumbamiento artero de nuestra carroUnamuno ña es visible: lo acusan las pierVisto por Victorio Macho nas que se debilitan, el busto que se encorva, la voz que se Autenticidad quiebra, las pupilas que el cansancio de mirar enturbia.
Por MIGUEL DE UNAMUNO Pero quién demostró que las activi De Ahora. Madrid.
dades del pensamiento corresponden a las de nuestra materia. Acaso no esMe pregunta usted, amigo mio, qué es eso tamos hartos de conocer caracteres quinde auténticos. y sé por qué me lo pregunta.
tañones metidos en cuerpos de treinta Porque ahora se habla, más a tontas que a años y viceversa. si abundan los vielocas, de republicanos auténticos y de Gobiernos auténticamente republicanos. Como jos jóver y los ozos en ena senecpodría hablarse de monárquicos auténticos.
tud mental, habremos de aceptar la imCiento por ciento y sin trampa ni carton, Pede imponer al espíritu las ro isi viera, mi amigo, lo que me está ha edades del cuerpo. De donde deducimos ciendo sufrir asi, sufrir esta triste enfer la injusticia evidente de algunas jubilamedad rental y, por lo tanto, afectiva de ciones. La ley que esta cuestión se renuestro pueblo político, que no tiene ideas fiere, como obra que es de la colectiviclaras porque no tiene palabras claras. dad, sólo a los individuos vulgares que como no sólo se piensa, sino que se siente con palabras. Yo no sé más que ellos, que la componen merecidamente puede aplino lo saben, lo que quieren decir con esa carse. En los adocenados, los dinamisautenticidad. Oigo hablar de teocracia a los mos moral y físico mantienen un conque no saben qué es ni teo ni cracia, de feu. sorcio tan estrecho, que, al par que la dalismo a los que ignoran que no lo hubo carne se les arruga y enfría, el entendien España, y llamar medievales a monumenllenárseles de telarañas. tos o institutos del siglo xvn. Pertenecen esos estos individuos en cuitados enfermos a la laya de aquel que pula vida quienes vegetativa predominó siempre por su so con letras de almazarrón en las afueras ritmo uniforme, por su andar acompasade Valladolid este letrero: Abago la gera.
Peor que analfabetos.
do, porque siempre marcharon en fila. la sociedad debe eliminarles a fecha fiEn cuanto a lo de auténtico, le contaré lo ja, en el convencimiento de que la made aquel que, como al decir. Al fin, di con yoría de ellos arribarán a la edad triste un hombre auténtico. le preguntaran: qué es eso. respondió: Pues. pues un de la jubilación casi a la vez.
hombre de tamaño natural! así, un reómo medir por este rasero a publicano o un monárquico auténticos serian hombres de la aventajadísima talla inteun republicano o un monárquico de tamaño lectual de Unamuno? Nos parece lógico natural. Ortodoxos. me preguntará usted que a nuestro admirado, don Miguel se maliciosainente. Pues mire, en Balaguer hale prohiba montar en bicicleta, subir a (Pasa a la pagina siguiente)
un ring o intervenir en un partido de na posibilidad de no. miento parece llenar ¿Mas,