a otro en prisionero. ice a la puerta de no en edificio y hice ano hasta llegar basura, galpón lleno de revolvía con la pala, y pre dome Bespués de un momento de descanso pecho Pude.
REPERTORIO AMERICANO 107 puerta. El cardenal se agitó mucho al Fue un final feliz. Mi pájaro había viento sud y las noches traen escarcha, ver la jaula y ya muy hambriento bajó recibido una lección que no la olvidaria, escarcha en seguida al suelo y, para contento mío, no habría más sacudones a los alambres, que dura a veces todo el día y aun varios días.
saltó sobre ella. Pero no entro: pare ni desearía la libertad de nuevo. Ego Entonces fue cuando eché de menos cía considerar el asunto atraído hacia imaginaba yo. Pero estaba equivoca a mi pájaro, y me preguntaba con fredos direcciones opuestas por dos impul do. Desde entonces la indole del pája cuencia qué le habría sucedido, si se hasos igualmente apremiantes, ro cambió: siempre en impaciente desa bría refugiado él también al norte en que podría traducirse así: Debo en zón, revoloteaba de un lado un país más cálido, con las golondrinas trar satisfacer mi hambre, pero vivir la jaula, piando fuerte, pero sin cantar afuera, consero quedarme nunca, ni siquiera otros emigrantes. No era presumible.
Pero ya no se le encontraba en el monuna nota; la alegría var mi libertad y andar hambriento? que le hizo cantar tan maravillosamente, esa protectora isla de árboles en en el Permaneció junto a la te, se había extinguido. invariablejaumar herboso la examinando el grano, luego giró, me mente después de saltar durante un rapampa.
miró a mí y a los lo vi más, ni supe cuál fué su destino.
los árboles, contemple to volvia al alambre que había aflojado Un el agosto, los peones estaban de nuevo, levantó y agachó su el grano punto débil reparado ya, brillante copete, meneó las alas y la empeñados en la gran campaña contra рага tironearlo sacudirlo otra vez. Por las ratas, suerte de limpieza de prima cola;. estaba como excitado por esos dos último, con gran sorpresa mía, consiE1 vera fuera y dentro de las casas.
deseos guió en efecto torcer el mismo alambre incertidumbre; fiy en una sola amparo del inmenso una vez más y escaparse.
henso y nalmente viejo foso y el de los árboles y después de una ojeada más al otra vez fuí a buscarlo jaula en de de las pilas del leña, grano tentador, gradualmente voló. cuando mano, pero revoloteó, a la rama más próxima, luelo encontré se resis cueros crudos, atraían cantidades de tió go a otra, hasta llegar a la cima misma la tentación. Lo dejé por un día esos molestos animalitos que constituían del árbol, como si procurara alejarse lc librado al peligro y probé de nuevo, y una verdadera más posible de la jaula tentadora!
así muchas y muchas veces durante metropoli de las ratas.
Era costumbre desalojarlas al comienzo Fué para mí una desilusión, pero es muchos dias seguidos; pero ahora tenía de la primavera, antes de que el pasto taba resuelto a cazarlo: porque ya era nuevo y los yuyos se desarrollasen y tarde y no se trataba de un experto pa rendir; y aunque invariablemente lla cubriesen el suelo. Se las sofocaba fujaro montaraz que pudiera defenderse maba y aparecía para darme la bienve migando dentro de las cuevas un humo de las ratas, lechuzones, comadrejas ovenida con su recio gorjeo, se negaba a envenenado con azufre y tabaco. Esras y otros astutos enemigos que enbajar y después de aclamarme agitadauno de los trarían actuar de inmediato. Lo per mente y sacudir las plumas, unos ins abría las madrigueras después de la opeseguí de árbol en árbol hasta que tantes, se alejaba.
ración del humo cuando mi vista se imsalir del monte a un sitio abierto Poco a poco me resigné a la pérdida presionó por un un resplandor rojo entre donde aleteó sobre el llano porque aunque el propio pájaro ya no un montón de paja y que al borde de la enorme zanja foso, co era mi cautivo, lo tenía cerca, viviendo mo de doce pies de profundidad y vein en el monte y lo veía con frecuencia. recogí el reluciente objeto ticinco de ancho. se va De vez en cuando, con intervalos de po Era el copete de mi perdido cardenal!
y entonces dra a caer adentro, podré apresarlo; pero cos o muchos días, cuando mi extravia ahí también se hallaban sus alas gri: do aunque no del todo perdido carses y las plumas de la la cola y las blancas denal se me iba olvidando, lo encontra del vesar y en la otra banda. Ahoba en en el campo alimentándose en com sos.
dolor! Encontró muy frío ra es mío!
cruzando el fo pañía de una bandada de tordos rencso pronto estuve en su tenaz persecu gridos el guarecerse en los árboles sin hojas de pechos amarillos bajo el viento helado y la lluvia, y busción porque del otro lado la tierra se cuando todos se elecando refugio más abrigado en el suelo extendía lisa y sin árboles, sólo crecía vaban y dispersabana na mi arrimo. ei fué cogido y llevado a la cueva y devosólo, después de acompañarme un corto pasto y altos cardos. Pero ahora sus rado por una rata.
alas se iban fortificando con el ejerci trech trecho, se desprendía del tropel y se Experimenté un nuevo y mayor docio y me arrastro de a poco en su per posaba en un tallo o en una mata de lor por su desgraciada muerte, una sensecución como unas doce cuadras; lue cardo, como si pareciera mirarme go desapareció en un gran cardal, que sación tan punzante que el recuerdo ha saludarme con con su recia nota, para decir perdurado hasta hoy. Porque era mi crecía cerca de una viscachera la vis que me recordaba todavía, y en seguida preciado cardenal, mi primer pájaro encacha es un roedor grande que vive en volaba en busca de los demás. fué también el último. No comunidad, en grupos de enormes cue Esa Expresiva actitud de su parte me tener otro, la lección que me dió vas con las entradas muy juntas. Se ha consoló con creces de su pérdida, encaquedó grabada en mi corazón: saber qu?
bía introducido dentro de uno de estos también para un pájaro el mundo es agujeros y esperé en vano que saliera. amargura infantil por una nueva y exmuy hermoso y la libertad muy queripor último me ví forzado a volver a traña satisfacción ante su felicidad.
las casas sin encontrarlo.
Pero la historia no termina todavía.
mer pena aguda, legue hasta regocijarNo sé si esa noche dormí, pero una Aún a esta distancia después del transme de que mi cardenal hubiese consehora antes de la salida del sol estaba lecurso del tiempo que nos transforma guido escapar, de que al fin conociera vantado y afuera: tomé la jaula y partí y endurece experimento cierta aver esos milagrosos meses de existencia feen su busca con poca esperanza de en sión o pesar al contarlo.
liz, viviendo la vida verdadera del pácontrario porque en ese paraje había Los claros meses calurosos pasaron; jaro para la cual la naturaleza lo había zorros, toda una familia con cría, que yo y fué invierno otra vez esa estación formado y y equipado En todos los años había visto y y los sanguinarios hurones fría de mayo a agosto cuando los árde su cautiverio no alcanzó tal felicidad boles están sin hojas, sopla el lluvioso ni puede alcanzarla pájaro enjaulado grosos todavía. Tan pronto llegué al sialguno, aunque cante jubilosa y dulcetio donde lo había perdido fui saludado mente para conseguir un terrón de azúpor su recia nota. Ahí estaba saltando car o una hoja de lechuga de su afecentre los cardos, como cosa desampaClemencia Chacón de Mora tuoso guardián, engañándolo con la idea rada.
El plumaje húmedo y sucio, y que está en paz con su prisionero, OBSTETRICA ENFERMERA sus patas cubiertas por espeso barro de que no se ha cometido ninguna inblando. Pero se alegró de verme! Ape Recomendada por competentes y distinguicos justicia.
nas puse la jaula en el suelo se fué de facultativos. Ofrece sus servicios profesionarecho a ella; sin vacilación salto dentro les. 75 varas al Sur del Instituto Biblico Guillermo Enrique Hudson y empezó a regalarse con el grano. Traducción de Jorge Casares)
de algirde