Imperialism

154 REPERTORIO AMERICANO GRANJA SAN ISIDRO MAX JIMÉNEZ CORONADO COSTA RICA Toro importado de la Finca Emadine.
Raza Guernesey. El padre costó 000. 00 a las horas de nacido.
Se venden hijos aclimatados a la fiebre de Texas, en. 100. 00 Pida: Pedigries Fotos SAN ISIDRO MASTER PIECE El día de agosto, cuando en Ale mania se celebraba con una alegría des bordante la toma de Lieja, huímos de Berlín quince españoles. Cuarenta y ocho horas empleamos para recorrer la distancia desde Berlín a Amsterdam, que de ordinario se salva en brevísimo tiem po. Dos noches dormimos en los bancos de las estaciones, donde los ferrocarriles pasaban para retroceder, seguir caminos distintos al que nosotros deseabamos. La huída tenía a Holanda como meta de aspiraciones. Cuando el 19 de agosto de 1914, ya hace más de un decenio, desembarcamos en La Coruña, Del Río, Jardón, Barcia Trelles y yo, éramos como her manos. Desde entonces he seguido pa so a paso la labor de Barcia Trelles, con emoción y con cariño, satisfecho de verle ganar una cátedra universitaria y de presenciar cómo se iba cubriendo de autoridad, hasta ser un maestro indiscutible en cuestiones internacionales. Acaso no se dé jamás un divorcio más flagrante entre los estudios a que Barcia se dedica y la apariencia exter. na del profesor de Derecho internacional de la Universidad de Valladolid. Las gentes gustan imaginarse a las personas que laboran en cuestiones internacionales con un atuendo de frase y un atildamiento en el vestir que no hallarán en Barcia Trelles. Con el grueso sobretodo desabrochado, el sombrero flexible derribado sin gracia sobre los cabellos, prematura mente encanecidos, y los zapatos sin lustre, Barcia atraviesa las calles de Vam lladolid en busca de su cátedra, las calzadas madrileñas que conducen al Ateneo, con un ademán despreocupado y embebido, que mira más al mundo de interiores pensamientos que a tes que se cruzan en su camino.
una ocasión le robaron la maleta al venir a Madrid a dictar un curso de conferencias invitado por la Universidad. En su equipaje llevaba, además de numerosos libros, pocos vestidos y un sombrero. Barcia se preocupó de renovar las obras perdidas; pero hizo nulo caso de sus trajes; durante una larga época fué a su cátedra vallisoletana con un abrigo viejo y una boina vasca.
las gen En cos como Fernández Medina, Rodrí guez Mendoza y González Martínez, es tudian los más distintos problemas del Nuevo Mundo.
De sus estudios nació, entre otras, su obra El imperialismo del petróleo y la paz mundial. libro en el cual se trata, en un especial capítulo, de la cuestión del petróleo en Méjico, en sus repercusiones internacionales. De cómo los mejicanos apreciaron la obra de Barcia Trelles da idea este hecho: Cuando en agosto último fué Barcia Trelles a Méjico, recibió la visita de distintos representantes del ministerio de Fomento, rogándole se sirviese aceptar una invitación de dicho departamento para explicar al pueblo mejicano lo que para su independencia representa la cuestión petrolífera. Más reciente mente todavía, con ocasión de la visita a Méjico de los delegados del Monopo lio español de petróleos, en un banquete ofrecido por el opulento industrial don Abel Pérez a los comisionados españoles, decía éste. acabo recordandoos que și que réis conocer bien el intrincado problema del petróles en el mundo y lo me dular y decisivo que ha sido para Méjico, como dice vuestro gran internacionalista Barcia Trelles, recurrid obra El imperialismo del pe tróleo y paz mundial. en ella analiza con profunda, sabiduría tan palpitante cuestión.
Dicho libro influyó poderosamente en América; en algunos Parlamentos podemos citar, entre otros, el argentino el libro de Barcia se recordaba diario, con motivo de una discusión sobre la ley de concesiones petrolíferas. Tan es esto cierto, que a a las enseñanzas con tenidas en esa obra es preciso atribuir el sentido que informa a a muchas leyes dictadas en el Nuevo Mundo, y que tienden a la nacionalización del subsue lo y libertar a los países donde se promulgan de la insaciable codicia y de la ilimitada falta de escrúpulos de los grandes trusts petrolíferos.
Pero la consagración del ilustre profesor como internacionalista vino des pués, En 1926 llegan a Salamanca Comisiones holandesas, portadoras de la medalla de oro de Grocio, conferida a aquella Universidad. Piensa la Facultad de Derecho en la designación de un catedrático que explique ante los delegados neer landeses las teorías de Francisco de Vi toria; se designa a Barcia Trelles; éste acepta. El nombramiento no place a los elementos de las derechas por la signi ficación claramente liberal del designa do, y hasta un profesor salmantino firma, con un seudónimo, artículos hostiles para Barcia Trelles. Aquello preparó el epílogo, que fué, sencillamente, triunfal. Cuando Barcia salía del paraninfo de la Universidad se escucharon las más cálidas ovaciones que se recuerdan. Maestros como Royo Villa nova Maldonado sentían que la emoción despertada por el disertante humedecía sus ojos.
Los delegados holandeses tornan a su patria. Allí emiten un informe de lo presenciado en Salamanca. Se habla en el mismo de Barcia Trelles en términos tales, que, conocida su actuación por el Curatorium de la Academia de Droit Internacional de La Haya, ésta le in vita para que explique un curso de diez conferencias sobre Francisco de Vitoria. Va a la patria de Grocio, Barcia Trelles.
Es interesante la referencia que de estos cursos dió el profesor Andrés Torres Ruiz, penetrante filósofo y ex quisito poeta. El auditorio lo formaban gentes de 37 nacionalidades. Aplaudido calurosamente Barcia al ocupar la tribuna, ancho de espaldas, con su camisa de cuello zabattu y la color del rostro morena, atezada, que le semeja a un contramaestre, exclama: Mesdames, messieurs todos le ven como un nauta que va a contar hechos azarosos de una larga, trabajosa y heroica odisea. eso iba a contar, sino que el nau ta es un fraile español y la nao boga en un mar ideal, y la tierra de promiel mismo Nuevamente se expatria Barcia Tre lles. Es en 1916: en plena guerra. Va a Berna, también pensionado. Regresa en 1918. Un año más tarde el 12 de diciembre de 1919 obtiene, por opo sición, la cátedra de Derecho interna cional de la Universidad de Murcia.
Pasa después, por concurso de traslado, a Valladolid; funda allí, por iniciativa de Gay, la Sección de Estudios Americanistas, que hoy preside. Sin medios económicos, a costa de sacrificios, consigue editar una Biblioteca de estudios americanos.
Se han publicado veinte volúmenes, en los cuales profesores como Torres Ruiz, Jiménez de Asúa, Gay, Maldonado, González de Echávarri; diplomáti