Sandino

REPERTORIO AMERICANO 197 La visita del Presidente de los Estados Unidos de Norte América es no grata Proclama del Partido Nacionalista de Puerto Rico Envio del Sr. Albizu Campos. Sen Juan de perio yanqy como sucede en el caso de Puerto Rico: Ilustra cabalmente lesa situación el misterioso plan de rehabilitación para Puerto Rico. Nadie sabe nada del plan.
Los ingenuos creían que aquí existía una legislatura insular hasta que recientemente un tribunal de aduanas yanA Roosevelt De Alma Latina. San Juan de Rico decreto de suprimirlos con un simple Fué con voz de la Biblia y verso de Walt Whitman que canto a Theodore Roosevelt el abuelo Rubén y su voz tuvo el eco de un millón de clarines que soplaran blasfemias contra el mismo Luzbel Lo que dijo el abuelo cruzó toda la América: lo aprendieron los Andes, lo vivieron después las venas de los Andes los torrentes y el mundo lo grabó en su diario con espada y pincel. aun la voz del abuelo es un trueno de oro que recuerda a sus nietos lo que dijo a Roo.
sevelt; aun galopa en los aires el rugido del héroe, aun la América nuestra reza español y es la paloma que asedian los chacales del norte porque está coronada de luceros su sien; asedian a la América que vive y ama en verso, y esto os lo dice, Roosevelt, un nieto de Rubén. Es que abusáis del pueblo que no os recibe a tiros ni clava en vuestras carnes las puntas de sus. pies; y jugáis a una sota la Estatua que en New York alimenta su antorcha con el hambre y la sed de los hombres que viven de pasión y belleza, y cortáis, de un hachazo, las ramas de la Fe. a los que, e La nación está ante la expectación de otra visita no grata. Otra vez un jefe del imperio norteamericano quiere tras pasar el umbral del hogar patrio sin previa invitación de nadie en Puerto Rico. bordo de un buque de guerra, con una escuadra de escolta, forzará la entrada a nuestros puertos. Viene a título de comandante en jefe de todas las fuerzas de mar y tierra de Estados Unidos de Norte América a inspeccionar a sus subalternos encargados de mantener la intervención militar norteamericana en nuestro país.
Bajo este régimen de fuerza, la voluntad personal del jefe del imperio es cl gobierno de acuerdo con la constituLos ción y las leyes norteamericanas. con organismos subalternos, tales como legislatura insular, los tribunales y entidades administrativas, han de funcionar de acuerdo con su deseo él ignorarlos sin tener que esperar el consentimiento previo de autcridad alguna. Respºnsable en persona de la administración completa, ha de estar investido de todos los poderes.
Para atender a las conveniencias in teriores de su gabinete, resolvió traspasar Mr. Roosevelt, por sí, en virtud de un decreto, los asuntos de Puerto Rico del Departamento de la Guerra Departamento de lo Interior, del gobierno norteamericano. Por supuesto, ni la legislatura: insular ni los partidos políticcs más adictos al régimen, fueron consultados. Ni el gobierno yanqui ni su jefe actual han dado razones para este cambio. El despotismo extranjero para que sea respetable se impondrá sin explicaciones.
Algunos que están obligados a ser apologistas de semejante conducta, han pretendido justificar lo incalificable.
La nación recordará que en Estados Unidos no existe un ministerio ni mite es el poder ejecutivo, y las personas titucional. El Presidente perspia consque forman parte de su gabinete son sus secretarios particulares: tiene como tal poder, el derecho de trasladar, para su propia conveniencia, cualquier asunto que por ley queda bajo su jurisdicción como es la administración de una nación bajo la intervención militar de su país. Así la presidencia norteamericana tuvo los asuntos de Puerto Rico encomendados a su secretario de do, después los traspasó a su secretario de guerra; y ahora, los coloca bajo la épida de su secretario de lo interior.
Todo lo cual puede hacerse porque es jefe constitucional del ejército, de la marina, y de todos los institutos armados de su gobierno, y bajo su dirección cae forzosamente toda intervención militar en naciones codiciadas por el immarse a qui declaró nula una ley aprobada por ese cuerpo, disponiendo preceptos para la protección de nuestro café en nues tro mercado doméstico. Dicho tribunal yanqui dice sin ambajes la legislatura insular no tiene poderes para ocuparse de una cosa seria como esa.
Mr. Roosevelt ignora la existencia, como es de rigor, de todas las entida des subalternas del régimen bajo su comando. legislatura insular, y entidades administrativas, y por sí, nombra una comisión para que trace un plan completo de rehabilitación para Puerto Rico que él mismo se encargará de im.
plantar. die sabe nada de este plan, repetimos. nadie se ha consultado. Mr.
Roosevelt lo dará a conocer personalmente cuando llegue a Puerto para imponerlo al país inmediatamente.
La tiranía se ejerce sin diplomacia.
Los más adictos al régimen que tienen algún pudor guardan significativo silencio.
Los asalariados pretenden estar entusiasmados con la visita del jefe del imperio norteamericano, y quieran ievantarle las manos al pueblo para que aplauda a Mr. Roosevelt.
La nación está en pie y serenamente contempla a amparados en la fuerza, tienen la osadía de proclaa sí mismo árbitros de sus destinos. Mr. Roosevelt lleva quince meses administrandº a Puerto Rico. Como era de esperarse, lo único ha hecho es continuar la política trazada por sus antecesores para demoler la economía de Puerto Rico, y así convertir a una gran nación de ciudadano libres y felices, en una manada de peones en un batey azucarera a merced de los capataces yanquis. Mr. Roosevelt ha aumentado las contribuciones de consumo que paga el pueblo, en la respetable suma que asciende a más de veinticinco millones de dólares anuales, para enriquecer al industrial y al agricultor de su país.
Dentro del cerco arancelario yanqui, Puerto Rico ha perdido todo su balance comercial favorable, que ha ido a pa.
rar a las arcas yanquis, suma que as ciende a unos cuatrocientos millones de dólares en treinta y cuatro (34) años.
Dentro del mismo régimen de monopo lio comercial yanqui, obligados a ven der al precio que el enemigo imponga y a comprarle al precio que nos dicte, cálculos conservadores arrojan una pérdida para Puerto Rico para el mismo período de tiempo de unos seiscientos millones de dólares.
La administración de Mr. Roosevelt no ha creído suficiente ese tributs de mil millones de dólares durante la presencia de las fuerzas militares yanquis en Puerto Rico y sube el tributo a razón que ha Ahí est. Nicaragua, la que un dia se rajara en un parto de dioses, con su copa de hiel. Menos mal que Sandino macheteó la barbarie y contuvo la horda con la punta del pie. los astros que cantan Cuba yergue los brazos, a sus hijos que sufren Santo Domingo lee la historia de la infamia, y Haiti se descom.
pone, creyendo que las águilas se emborrachan de miel. mi Patria, la Patria de Valero y Betances, la que tuvo Soldadog y Poetas antes de que en Estados Unidos sonase la Campana; la Patria de Aguey bana y el Sol, aquella que a galope, y en Lares, desafiara a Castilla y quemara sus velas, como otro Hernán Cor.
tés; la Patria que ha sufrido tormentas y aquilones, mi Patria, llora segre. y culpo al hombre aquel, al Cazador, que in dia mereció el cañonazo que desde nuestra América le disparó Rubéu.
esta¿Las estrellas son vuestras porque Hugo a Grant lo dijo. Pesa a la pagina algu. ente)