40 REPERTORIO AMERICANO Ventura García Calderón y sus Cuentos de la Sierra De Revista de las Españas. Madrid. Mayo junio, 1932 DE sino que Foujita Cantilenas En el peruano Ventura García Calderón la América hispana tiene, por fin, un cuentista de valor excepcional que puede aguantar sin menoscabo el parangón con los mejores que hay actualmente en Europa, y cuya obra como luego veremos está alcanzando universal amplitud.
El hecho de que un americano logre tan vasto reconocimiento es halagüeño para todo hombre amante de América, pues indica que los escritores americanos se han dado cuenta por fin de las vastas posibilidades que el medio ambiente les ofrece.
Hasta ahora, és preciso confesarlo, el de la imitación de temas europeos ha sido el camino obligado para todo escritor americano. No pudo sustraerse a esta servidumbre para con Europa ni el más grande poeta, Rubén Darío. Ahora bien, ello era precisamente la causa de que a los europeos nos interesase mediocremente la literatura americana, puesto que no encontrábamos en ella el reflejo firme y espontáneo del medio ambiente, vale decir la naturaleza física y el alma continental.
iSi hasta parece mentira cómo los escritores americanos desatendieran lo que les rodeaba para sumergirse de lleno en la contemplación de esta vieja matriz de pueblos que es Europa. lo repetimos complacidos que los escritores americanos han caído al cabo en la cuenta de que si quieren llamar la atención del mundo no deben ceñirse a la imitación literaria de Europa, por más que les parezca provechosa para la gimnasia intelectual, sino que han de esforzarse en sacar la savia de su propio continente, esposada al hechizo extracontinental, pero ya radicado, intus et in cute. desde siglos, del idioma viejo de Castilla.
Desde algún tiempo, por suerte, vemos a los escritoresel Blanco Fombona de los Cuentos americanos, desde luego; un Horacio Quiroga, en Argentina; Rivera en Colombia atende: a esta tarea, y los nombres citados y otros más que omitimos, nos anuncian ya el despertar de este sentimiento de conformidad para con el medio ambiente, de apego al terruño, de rebusca de la sugestión y emoción territorial.
Es Ventura García Calderón, empero, el que hasta hoy día parece haber ahondado más en el espíritu, socavado más en la mina física y anímica de América. En su obra, él no se limita a lo superficial y anecdótico, como por ejemplo, en la de otro peruano insigne, Ri. cardo Palma, cala adentro, penetra hasta el nervio íntimo, hasta el tuétano del Perú terrestre y humano, el Perú de los Andes y la Sierra, el Perú de los indios y los conquistadores.
Por estas razones, luego de aparecer, traducidos, en París, sus Cuentos de la Sierra, despertaron un verdadero clamor de elogios en la prensa pariV. García Calderon siense. Los más esclarecidos críticos y escritores franceses apuntaron en Ventura García Calderón un escritor de recio de VENTURA GARCIA CALDERON temple, señalaron en su obra la Ediciones América Latina. 62 rue St. Lazare. París. MCMXX)
revelación de un trozo del mun Envio del autor do mal conocido hasta entonMe ha ocurrido ya, muchas veces, transitar a menudo por cami ces, y el cual, bajo el sortile. no3 que crei conocidos y alguna tarde, como entre dos luces, descu gio del escritor adquiría de brir nuevos paisajes que a pesar de su presencia fiel se habían es golpe los contornos hechiceros capado a mis ojos. Así con libros entre inis libros. uno de ellos de un país encumbrado en el Cantilenas. Una placentera angustia de arte. Ritmo, a ratos obemito o la epopeya.
diente al batir de alas clásicas, a ratos libre, con la engañosa liberEn París, pues, fué consatad de oleajes sobre las playas; pero alerta y llena de gracia, o con dulce carga de un botín de soldado macedonio en Persia, la imagen grada la fama de Ventura García Calderón como maestro del se nos entra en nuestro mundo para dejarlo más bello y más rico.
Escribió su Prólogo con la resina destilada por el fuego de Santa Te cuento exótico.
resa y recogida en frases temblorosas de amor de perfección.
Desde entonces parece que Su Blasón es un ave de esperanza partido del arca de su vida sus Cuentos de la Sierra se esy, aunque nunca retorna con el ramo de olivo, cada mañana parte.
tán vertiendo a todos los idioEsa Elegia suya tiene la aligera melodia, la mariposeante idea del mas, pues nos llega ahora a maabate bretón que vió en Jesús un hombre, y, pues que Calderón escrinos la traducción en lengua be en París, tiene fragancias limeñas este su estilo de turpial en croata. Prac Prasume, reza el parque parisien. Es la gracia melancólica, dolorida del goce intelectual de quien comprende la efimeridad de las cosas que murmu título, bastante curioso, cual si ran en los oídos de la civilización victoriosa de hoy los secretos per fuese él mismo otra frase en manentes o fugitivos de las civilizaciones del ayer.
algún dialecto indio.
Este noble entendimiento ha paseado su señorial, circundante Injusto sería ahora desconocomprensión por las ciudades de España o de Persia, de Francia o cer lo que hay de verdaderade los Andes con su sola Aguja de marear, que es joya maravillosa mente grande en este escritor, entre las otras maravillas de la urna del otoño, que este Khayam creer tan sólo que el nombre andino llamó Cantilenas.
mágico de París pudo hacer de Su amor por el Otoño es tan sincero que me parecería contagioso, si no hubies. padecido yo mismo la fascinación del crisopraso espejuelo a los demás editores de sus ojos y la caricia alterada de las rosas amarillas y las hojas extranjeros, pues García Caláureas quemándose en los incensarios oscilantes de las tardes octu derón es de veras un cuentisbrales.
ta extraordinario, además de Al borde de esta urna donde rutila el diamante de la Aguja de admirable intérprete del alma marear y los quince rubíes del Cantar de los Cantares, la rubénica peruana.
perla de El Barquero negro, la corona de ojos de la Teologia de las Quien está leyendo sus arañas yo he visto las sonrisas fraternales de Baudelaire y de Wiide, Cuentos entramos aquí en su de Darío y de Renan, de Khayam y. de Verlaine. Fraternidad de arte análisis no puede sustraerse en medio de una individualidad que encanta, así etérea, esquiva, con dejos de raza que se sabe antigua. Pues no hubo una civilización al encanto que de ellos diperuana doce mil años hace. no hubo otra más noble aún, se mana. Por más que crea uno tenta mil años ha: haber vuelto algo dupe de ¿Por qué no suponer que este señor, juzgándole por su arte ex la maestría literaria del naquisito, por su filosofia que tiene el prestigio argentado de las cenirrador, de las cualidades de eszas de las rosas de muchos climas ha visto pasar delante de sus tilo que su obra comporta un ojos la milagrosa visión de setenta mil otoños, una simple mañana en estilo extremamente concenla vida de los Andes? Brenes Mesèn trado, del que está excluído Northwestern University. Pass a la página 477 Mas parece Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica