362 REPERTORIO AMERICANO VO como un fantasma fatídico, perdió naba saliendo por la puerta del peque. quejaba lúgubremente entre los pajona.
se envuelto en las sombras de la Noche. ño fogón de barro o por los agujeros les de la llanura.
de la parte posterior.
Un perro ladró a lo lejos.
Comieron en silencio, haciendo dar Los demás del Ayllu, contestaron, coLos bueyes levantaban nubes de pol vueltas a la chua sostenida por la ma mo si aquel primer ladrido hubiera sido en las chactas ya escarbadas. Sus no derecha, ayudándose a veces con los. la señal para comenzar, mujidos resonaban lúgubremente en la dedos de la otra mano, para llevarse a Ladraron por algunos minutos. Des tarde. la boca los últimos restos de una especie pués todo quedó otra vez en silencio.
El sol prendido en el último. picacho de mazamorra de quinua con pedazos. La vía láctea fulgía como un sendede los Andes, parecía esperar en el úl. de chuño. Cada uno se comió dos plaro de plata.
timo hondaso del Inca, para desapatos de aquella frugal comida. Algunos La vieja Gregoria salió de la habita.
recer.
bebieron agua del mismo cántaro y en ción de la enferma: Los hombres sudorosos, con los ros general todos pijcharon coca.
tros curtidos y llenos de tierra, sin de Todo se consumaba en silencio. Pa Jesús, Mariyay, José. ¿Dónde están. inquirió.
cir palabra, habían vuelto a la choza. recía que estuviesen asistiendo a un ex. Permanecían mudos, como monolitos traño rito. Obsesionados por la ttala de Los indios se movieron borrosamenbroncíneos; unos apoyados en las pa la Marta, rumiaban en silencio sus pente, pero ninguno contestó. Luego desredes del aprisco, otros en cuclillas cersamientos.
filaron al cuarto. Era llegado el mo.
ca de la cocina.
Sigilosamente abandonaron la cocina, mento de la ceremonia.
Los lekechus por: parejas, chillahan uno tras otro, y tomaron sus respectivos La Marta era una india joven, bastante bonita y bien formada. En el agoreros. Las gallinetas en el río. atur: sitios alrededor de la cabaña.
dían con sus tic tic tic. tic tic tic.
Reinaba una completa tranquilidad. pattati se retorcía, dándose diente con De uno de los cuartos de la cabaña La lumbre había dejado de alumbrar diente. De rato en rato articulaba paen la cocina. El silencio envolvía todo; labras incoherentes.
salió la vieja Gregoria y explicó a los hombres: cuando de pronto se oyó: Los indios se sentaron en los rinco. Tic tic tic tic tic tic.
nęs de la choza silenciosamente siempre. Sigue la ttala Está muy mala! EsLos hombres se sobrecogieron ligera. Ni siquiera repararon en Kutipa, el vie.
ta noche tendremos que hacer la ceremonia, para curarla.
mente, al oír aquel extraño ruido; pero jo hechicero del Ayllu.
Los hombres oyeron sin pestañear.
nadie dijo nada, hasta que el viejo Hila una señal de la vieja Gregoria, torio abrió la boca: dos se descubieron religiosamente, Los músculos firmes no dieron señal de Es el kcate kcate.
emoción, a pesar de que la ttala había El hechicero con un plato de barro atacado a Marta, la mujer más bella y explicó en seguida, por decir al lleno de brasas se levantó, espolvoreó más joven del Ayllu, go, aunque estaba seguro de que na incienso, levantando espirales de un huLa noche comenzó a extender su die ignoraba aquello.
mo azulado. Se arrodilló y oró con la manto sobre el paisaje. El kcate kcate es una cabeza que vista en lo alto; luego se volvió a los. Muchachos, es la hora del payivuela en las noches. No hay que imi. cuatro costados de la habitación y acermasculló. gravemente el viejo Hilario tar su grito, ni mirar hacia arriba, ni cándose a la enferma la sacudió brutalLos hombres se movieron como si des señalar con el dedo, pues al que hace mente de los cabellos.
pertasen de un sueño milenario y dijeeso, vuelve la cabeza, le hace caer unas La enferma prorrumpía en gemidos ron algo entre dientes: gotas de su sangre y el atrevido muere ininteligibles.
Cuando oscureció completamente y a instantáneamente. Ana nay. ana nay. Hí híhí hi lo lejos. todavía chillaba alguna retra Nacie respondió. No se podía saber hí. hi.
sada pareja de lekechos, el viejo Hilario, si aquellos hombres se hallaban vivos o Que Kutipa el hechicero iba tradupor decir algo, contestó. ciendo a los presentes: Yo tengo mucho miedo al payi. Es. La noche avanzaba. El viento se Dice que este año no lloverá. le esa hora en que termina el día y comienza la noche. En esa hora los ojos no ven y todas las cosas parecen borro.
sas. Se aparecen entonces mujeres enlutadas que lo desvían a uno. del camino. SAN JOSE, COSTA RICA Se calló.
Nadie respondió. En oscuridad, cualAgentes y Representantes de Casas Extranjeras quiera hubiera creído que hablaba solo.
Los demás indios no respondieron. Con la mirada perdida en el infinito pijchaThe National Cash Registor Co.
ban la coca. Sólo de vez en cuando se oía el crujir de los dientes cuando mordían la llujta.
En la cocina el fuego crepitaba déBurroughs Adding Machine Cn.
bilmente, alumbrando de vez en cuando las paredes ennegrecidas por el humo.
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Pitucha, la madre de Marta, llamó a los hombres con voz chillona, anuncián.
doles que la comida estaba lista.
Globe Wernicke Co. Los indios se movieron; en silencio, uno tras otro, penetraron en la cocina, Implementos de Goma saludando: United States Rubber Co. Winas noches tatay.
en General Winas noches mamay. se acurrucaron en los rincones, co.
James Montley, New York mo pudieron.
JOHN KEITH, RAMON RAMIREZ Eran siete. En las paredes de la cocina sus sombras danzaban adoptando Socio Gerente: Socío Gerente.
mil formas, porque el fuego ya ilumi: muertos.
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