Cuban RevolutionImperialism

328 REPERTORIO AMERICANO Estampas Digamos a la gente nueva de nuestra América. Ya tiene. José Martí el relato de su vida. Colaboración.
Ya tiene José Martí el relato de s! vida. Leamos el libro admirable (Martí, el Apóstol) del cubano Jorge Mañach. Leámoslo siempre como inspiración creadora, pero leámoslo hoy que necesita. Cuba hacer pensar a estos pueblos que su destino no puede dañarse sin que se dañe el de cada uno de ellos.
Está defendiéndose Cuba de la ab sorción y hay que ayudarla. Martí sigue en la batalla de redención y por eso dijo: Lo que tengo que decir, antes de que se me apague la voz y mi corazón cese de latir en este mundo, es que mi patria posee todas las virtudes necesarias para la conquista y, el mantenimiento de la libertad. Fué visión la de Martí, porque todos los males han caído sobre esa libertad sini abatirla. Males de afuera y males de adentro. La codicia impe rialista que desgarra y la miseria del descastado que prepara la con quista. La libertad como hilo de diamante y manantial de luz destruyendo tiniebla. Así ha sido Cuba y el libro de Mañach guía y despierta amor por un pueblo atormentado.
El que se interesa porque al relato biográfico no falte exactitud externa, bus cará en las páginas de Mañach, el detallillo tonto y lo tildará de infiel a la verdad histórica. Señalará alborozado el error en una fecha, o el suceso nimio de un entierro o de la reunión social. La verdad histórica sirve para tantos lucimientos! Sin embargo, queremos para este libro edificante otra clase de lector. Precisamente el lector que quiera ver a Martí desde su interior. Hay un relato profundo y breve que explica el. sentido de nuestro parecer. Martí conversa con amigos que están como él preparando la revolución cubana. De pronto deja oír su suspiro habitual. Un compañero le reprocha y pretende ha cerle sentir que debe volverse fuerte.
Martí contesta: Pero un suspiro no es una queja, ni es una debilidad. No ha estado usted en Yucatán? Pues hay en Yucatán unos ríos subterráneos y salo.
bres; de trecho en trecho, la tierra sc abre, dejando oír por las grietas el rumor del río, que va con sus aguas amarº gas a perderse en el mar. Los llaman cenotes. Pues eso, cenotes, son mis suspiros. Mañach ha encontrado to dos los interiores de Martí y su biografía es cosa viva. El río que de cuando en cuando se oye por la quebradura del cristal finísimo del alma ha movido por las más apartadas honduras al biógrafo sutil. No podemos quedarnos asomados a las grietas. Martí tiene ahora trazado el itinerario que lleva a su espíritu Mañach titula El Presidio el capítulo sombrío en que refiere los días de celda y de cadena del adolescente José Martí. Es un relato trascendental: El de abril le trajeron de la cárcel, le pelaron al rape, le dieron su jaba y su peta te. Ya era el número 133 de la primera galera de blancos. Le pui sieron en seguida a mover la rocosa palanca de la bomba. Estaba solo.
Los demás presos habían salido para las canteras con el alba y no volverían hasta la puesta. Desde el brocal del aljibe, bajo la mirada irónica del brigada, fué viendo menguar la viva franja del sol en las fachadas altas del patio, hasta que quedó en sombra el alero, y callaron los gorriones, y sobrevino una quietud melancólica. Al fin se oyeron voces apagadas, imprecaciones, sordo rumor de gentes y de hierro. Eran los presos que volvian de las canteras. Los vió ha.
José Martí cinarse en el suelo, las espaldas Del natural. Oleo de Herman Norman (1891)
contra la pared, los rostros lívidos sumidos entre las rodillas, o vueltos hacia la bóveda de la de apóstol. Lo traza precisamente el es galera en un gesto anhelante. Atócritor representativo de los ideales del nito separó Martí en un viejo que se luchador visionario. No ha querido Ma desplomaba súbitamente como si se le ñach hacer un libro, sino el libro que hubiera quebrado el último resorte que necesita la gente nueva para vivir y le tenía en pie, Acudió a él. Era es crear la aspiración nueva. Por eso es pectral: blanca de canas la cabeza, hondo el relato y hace meditar.
blancos de cal los pies, el rostro sin coEl colonia je fué destructor para Cu lor. Qué le pasaba? El viejo lo miró ba. Loz soldados de ocupación tuvieron de sos! ayo; le consideró la juventud, el que tenérselas tiesas con el criollo leaire zovicio y musitó desvaidamente: vantisco. como dice Mañach graciosa. Pobre. Cuando Pepe insistió en mente. Ese criollo conspiraba contra el auxiliarle, el hombre se tornó y, levanº español buscando anhelante su libertad.
tándose la blusa ripiada, le mostró la es el español era implacable en su per palda cebrada de surcos, cada surco una secución. Martí vive la época cruel del llaga. Aquel presidio es horrible y coloniaje: Su padre es español de los Martí lo siente devorándole su alma de que guardan con celo el dominio de la adolescente. Sufre de ver sufrir a los Corona imperialista. Es militar y Espa que no tienen como él una rebeldía creaña le paga. Martí es un adolescente y dora. No se aisla en las canteras que ni su sangre española ni los métodos de consumen tantas vidas de hombres y destrucción del coloniaje matan su alma de niños. Las anda con el grillete al pie para la redención de Cuba. Ha tenido la y ayua la a levantarse al infeliz que el fortuna de encontrar un preceptor gran palo cel soldado tendió moribundo por de en don Rafael María Mendive, pedir cualquier clemencia; socorre al lado aprende mucho y saca contrastes desgraciado atacado del cólera. Fuerte aleccionadores, Martí recibe el fuego de es la batalla de Martí en aquella prisión una rebeldía creadora.
bárbara.
El medio es de barbarie pura y tiene. Un día le dan libertad y sale medio un mismo rasero para el hombre que paº ciego. con una lesión inguinal producira el muchacho. No ser sumiso a España da por un golpe de la cadena, más deles atraer contra sí los mil medios de gado, más pálido, más dulce en la sonº destrucción infame del coloniaje. Martí risa. Tenía diecisiete años.
condena la conducta de un antiguo dis Sale Martí sin miedo, sin haber sido cípulo de su preceptor don Rafael Ma envilecido por la cárcel. Sale a libertar ría Mendiva que se ha enrolado en un a Cuba. El horror del coloniaje no lo regimiento español. Lo llama apóstata apoco. Su espíritu volvía hecho luz a y la milicia que todo lo espía lo lleva a regarse sobre aquella tragedia.
la cárcel. Pasa a la página 332)
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