REPERTORIO AMERICANO 331 1 labras iniciales, nos sobrecoge la insinuación de altura. La noche cubre los campos como un agua oscura y sutil. Después de ha ber penetrado hasta en las últimas conº cavidades de las dunas, eleva silenciosamente su nivel mil veces, por encima de las más altas montañas.
Alsino es el logro de un anhelo cósmico, más allá de la realidad sensible y dentro del marco de la naturaleza chilena. Está trabajada esta novela, como ciertas creaciones cinematográficas, donde se apuran los más inesperados recursos artísticos. Primero aparecen en rápida sucesión, cordilleras nevadas, lagos que pugnan por verter sus aguas al mar, detenidos por valles de arena. Trémulos pajonales que escudan altos nidos de barro, donde los flamencos se sientan a horcajadas; dunas que avanzan más de prisa en la sombra, y, en seguida, una aldea de pescadores, Las Conchas, en las inmediaciones del puerto de Illico. Al fin, el interior de una choza, donde, arrullados por el chisporroteo de los granos de arena al chocar con los techos de ramas, duermen dos niños. Son Poli y Alsino. Alsino está soñando que volar es fácil hazaña. Vuela en sueños sin esfuerzo alguno, guiado por su propio deseo, sobre las dunas, sobre la aldea, sobre el lago.
Una nueva escena nos presenta a los niños contemplando el vuelo de un buitre. Alsino se afirma en su certeza de como puede volar. Tras de repetidos ensayos, la abuela lo encuentra caído bajo un roble, con la espina dorsal quebrada.
Días de delirio en el lecho. Sus manos descubren una joroba incipiente en la espalda. Un día, impelido por un calofrío de impaciencia, huye de los suyos ansioso, como en sueños. Camina embriagado de aventura. Desde entonces, su boca es instrumento del verbo del.
poeta. Todos los caminos, se unen y forman una red sobre la tierra; por ellos circulan los deseos inexpresables. La odisea de Alsino comienza. Caminando al laco del viejo pícaro con quien se acompañó un tiempo, descubre que las puntas duras de su joroba se han trocado en pequeñas alas crecientes. Coincide con la aparición de sus alas una soltura maravillosa para enhilar bellos pensamientos. Un franciscanismo ardiente. lo posee: ante él se amansan las pumas, los lobos marinos, los perros coléricos. Las voces múltiples de la naturaleza se ha cen inteligibles para él. Se inician sus vuelos. Durante cada uno, Alsino im provisa una especie de himno que expresa su pensar. Cantemos, oh voces, oh sentimientos, oh deseos, esta necesidad de volar y volar! La onda lírica sube en estos soliloquios, donde la sintaxis se turba levemente por transposiciones, en que a veces sólo el verbo se desplaza, abrochando la frase al final.
El resto del libro es la historia de un adolescente alado que canta su portentosa aventura: al sol, que saluda con las manos tendidas las grises alas trému ras trazan líneas por encima de montes y volcanes, Sobrepasando todas las altu.
ROGELIO SOTELA ras, el pico del Aconcagua es índice gi. gantesco de vuelo.
ABOGADO En un plano de universalidad, Alsino mismo nos da la interpretación de su NOTARIO símbolo: Jamás a nada pude entregar me por completo: una de mis alas llé vame a la derecha; la otra a la izqueirOficina: Pasaje Dent da; mi peso a la tierra y mis ojos hacia TELEFONO No. 3090 todos los ámbitos. Siempre el vuelo fué para mí un goce doloroso. Es el ansia Casa de habitación, Teléfono No. 2208 de unidad suprema que inquieta a todas las almas profundas.
En cuanto a la concepción no conozco nada igual en la mitología ni en el arte.
las; al mar bosque azul; a la luna de ¿Belerofonte? No. Sólo voló sobre Pelas alturas solitarias.
Prisionero en la hacienda de Vega gaso; jamás tuvo alas propias. Icaro?
Reinoso, Alsino, alicortado, improvisa Sus alas eran postizas, inverosímiles, pluen el huerto su más bello canto: el de mas pegadas con cera. Su caída lamenamor para la niña Abigail. Entonces table carece de grandeza. Faetonte, me sabe ya ver los pensamientos ajenos.
jor, temerario auriga del carro apolíneo, Huye enloquecido por la muerte de su aunque su hazaña se realiza sin alas. Só.
lo Alsino ve brotar sobre su espalda las anada. Se refugia en un rancho cerca de las minas de maltusado: alas que formó su ambición de libertad.
Una de las hijas del dueño de la casa se enamora de él. Instigada por una Tres novelas de la naturaleza americurandera que odia a Alsino por su sa cana. Con este título publiqué en biduria ae nerbolario, la muchacha viernuestra revista Indice número de agosto te en los ojos dormidos del joven un de 1930. un ensayo interpretativo, sosupuesto filtro de amor. Alsino, ciego, bre Don Segundo Sombra, La Vorágine posee ahora todas las claves. Su voz se y Doña Bárbara. Poco tengo que añadir a vuelve apocalíptica. Habla a los peregrilo que dije entonces y no voy a repetir nos quc vienen enfermos a consultario. lo que ustedes pueden leer en cualquier Protetiza una futura raza de hombres momento. En aquella ocasión encuadré las tres novelas dentro de la vigorosa sabios que entenderán a los animales despreciados, sabrán el verdadero senti: tradición del Facundo de Sarmiento, que do de la muerte, y forjarán una nueva en 1845 adapta a la República Argenti civilización donde la suprema belleza se na la teoría de Buckle y Taine sobre la ofrecerá a la última sed. Mientras ha geografía como determinante del carácbla, los perros lo rodean silenciosos, los ter. Sigo creyendo como entonces que cabritos se refugian en sus rodillas y un de estas tres novelas Don Segundo Som.
caballo se acerca a escuchar arrastrando bra es la más acabada, la que expresa sus bridas rotas. El mito de Orfeo, re mejor lo americano dentro de una técsucita.
nica moderna y universal. Sigo viendo Una noche ante las cordilleras apaga.
en Don Segundo, la criatura de la Pamdas, Alsino escapa por un claro del bos pa, recia, grave, hecha de melancolía y que, dando al aire voces delirantes. As estoicismo. La atenta relectura de esta ciende y asciende sin parar, durante ho novela, me ha proporcionado el nuevo ras. Como de costumbre, musicaliza su. goce de imágenes y metáforas perfectas, pensamiento: Perdóriame, Señor, si he forjadas con elementos del ambiente.
cho a vuestra semejanza, yo también pampero.
sentí el ansia de estar en toda cosa. La Vorágine conserva en mi estima Echa alas hacia adelante, las ción la primacía de originalidad que le aprieta entre sus brazos. Se inicia una atribuí en aquel ensayo. Me conmovie vertiginosa caída. El roce de su cuerpo ron en primer término, el llano, la selcon la atmósfera enciende sus alas. Su va, y el lírico autoanálisis del poeta Arcuerpo se consume y brilla un instante turo Cova. Autoanálisis tan persistente, como estrella errabunda. Sus cenizas, que sólo puede escapar a una crítica suº hacia la madrugada, se funden con el perficial. Arturo Cova, desde las palaaire invisible.
bras jaiciales, empieza a darnos confe ¿Qué sentido dar a tan extraña nove siones obtenidas por el desmenuzamienla? Una respuesta se insinuó ante mí, to de su vida interior: Más que el enamientras miraba la posición geográfica morado fuí siempre el dominador cuyos de Chile en el continente. Su extensión labios no conocieron súplica. Así engaes inmensa, pero sólo en la dimensión ñándome con mi propia verdad, creí code largura. Vista en el mapa, Chile, nocer todas las pasiones y sufro el has es una estrecha faja de tierra bloqueada tío de ellas, y prosigo desorientado, ca por la cordillera Andina en el Oriente, ricatureando el ideal para sugestionarpor la más accesible Cordillera de la me con el pensamiento de que estoy caCosta en Occidente. Cuando traspasa minando cercano a la redención. tomos abra o valle en esta cordillera, nos davía otro pasaje más analítico aun: sale ai paso el mar como último confín. Mi sensibilidad nerviosa ha pasado por el mar es también una invitación al grandes crisis en que la razón trata de vuelo. El chileno está urgido continuadivorciarse de mi cerebro. pesar de mente por esta invitación. Sus. fronte. mi exhuberancia física, mi mal de pensus Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica