REPERTORIO AMERICANO tras vanos temores, reconciliábase con la to, una pelota que, ha de saber su merced, La pelota cayó fuera del convento. pelotita, digna de él y de toda alma jus. los vecinos aseguraban era la imagen del fiesta de brincos y rebrincos de corderillo ta, por su afán elástico de levantarse al demonio.
en libertad, y, dando un salto inusita.
cielo. tan liviana, tan ágil, tan blan do, abriose como por encanto en forma así fué como en aquel convento, en ca. de sombrero negro sobre la cabeza del tanto unos monjes cultivaban las Belles. El monje se detuvo de la puerta para niño, que corría tras ella. Era el sombreartes y otros las Ciencias y la Filosofia, no caer del susto, y, dando la espalda a ro del demonio.
el nuestro jugaba en los corredores con la madre y al niño, escapó hacia su así nace al mundo el Sombrerón.
la pelotita.
celda, sin decir palabra, con los ojos nublados y los brazos en alto.
Miguel Angel Asturias Llegar alli y despedir la pelotita, to.
Nubes, cielo, tamarindos. Ni un aldo fué uno.
ma en la pereza del camino. De vez en. Lejos de mí, Satán. Lejos de mí, Lector: hagase de un ejemplar de Leyendas cuando, el paso celeroso de bandadas de Satán!
de Guatemala. Con el Admor, del Rep. Am. Lo consigue a 00.
pericas domingueras comiéndose el silencio. El día salía de las narices de los bueyes, blanco, caliente, perfumado. la puerta del templo esperaba el Historia del Sombrerón.
monje, después de llamar a misa, la llega(Viene de la página 43)
da de los feligreses, jugando con la pelo riqueza y le gustaba echar piernas y tita que había olvidado en la celda. Tan pero el tiempo. asó y al fin llegó a cumquedar bien. Sin hacer caso de las conliviana, tan ágil, tan blanca. repetíase plirse el nuevo plazo. Una noche, don diciones impuestas, regaló una mula Juan había apurado docena y media de mentalmente. Luego, de viva voz, y magnífice al cura, que se la agradeció botellas y estaba cantando y fumando entonces el eco contestaba en la iglesia, infinito y ponderó mucho la generosimuy alegre, cacerrado en la sala de la saltando como un pensamiento. lan lidad del señor don Juun. Al día siguiencasa de la hacienda. De repente sintió viana, tan ágil, tan blanca. Sería una te se le apareció el Sombreron, entre que le ponían lina mano sobre el hom.
lástima perderla. Esto le apenaba, arieoscuro y claro, y le dió una paliza que le bro y fué como si le hubiesen arrimado dejó medio muerto. Llegaron sus criaglándoselas para afirmar que no la peruna plancha ardiendo. Volvió la cara dos, le levantaron y estuvo un mes en dería, que nunca le sería infiel, que con espantado y 36 encontro con el Sombrecama, diciendo que se habia caído del carón. Tuvieron una gran disputa, y el el la enterrarían. tan liviana, tan ágil, ballo.
resultado fué que todos los arrendantes, tan blanca.
Don Juan de Orena vivis contento mozos y criados oyeron un gran true¿Y si fuese el demonio?
feliz durante los tres años, ocupando los no, y habiendo salido a ver lo que causaUna sonrisa disipaba sus temores: era días y las noches en jugar, comer, beber ba aquel ruído extraño, pues no había la menos endemoniada que el Arte, las Cien y cortejar; pero cuando se le iba acermenor señal de tempestad, vieron por el cias y la Filosofía, y, para no dejarse mal cando el plazo fatal, comenzó a entrisaire a don Juan, a quien se llevaba el Sombrerón, tirándole por los cabellos.
aconsejar por el miedo, tornaba a las an tecerse y a discurrir cómo haría para dadas, tentado de ir a traerla, enjuagánCorrieron a la sala; pero ya todo habla dejar burlado al Sornbrerón. Por más cambiado, no quedando más que el misdose con ella de rebote en rebote. tan que hacia, le ed iniposible hallar arbimo rancho miserable del español. Al si.
liviana, tan ágil, tan blanca.
trio para salir de aquel atolladero. Por guiente día habinn desaparecido las sePor los caminos aún no había calles fin, después de mucho cavilar, dispuso menteras y el molino, y muchos vieron cn la ciudad, trazada por un teniente paentregar al enernigu un pastorcito que al Sombrerón que iba arreando el canara ancrcar llegaban a la iglesia hombres cuidaba los ganados El Sombrerón sado, hasta no dejar una sola reg. Las tiey mujeres ataviados con vistosos trajes, bía más que el español y dijo que le torras aparecieron cubiertas de ceniza y maba a cuenta y prorrogaba el plazo azufre, que hasta el dia están así.
sin que el religioso se diera cuenta, arropor seis meses mais Contento don Juan, bado como estaba en sus pensamientos. volvió a comdr, beber, reir y divertirse; José Milla La iglesia era de piedras grandes; pero, en la hondura del cielo, sus torres y cúpula perdían peso, haciéndose ligeras, aliviadas, sutiles. Tenía tres puertas mayores en la entrada principal, y entre SAN JOSE, COSTA RICA eilas, grupos de columnas salomónicas, y altares dorados, y bóvedas y pisos de Agentes y Representantes de Casas Extranjeras un suave color azul. Los santos estaban como peces inmóviles en el acuoso resplandor del templo.
Cajas Registradoras NATIONAL Por la atmósfera sosegada se esparThe National Cash Register Co.
cían tuteos de palomas, balidos de ganados, trotes de recuas, gritos de arrieros.
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llas infinitas, abarcándolo todo: alas, beMáquinas de Escribir ROYAL cos, cantos. Los rebaños, al ir subiendo Royal Typewriter Co. Inc.
por las colinas, formaban caminos blancos, que al cabo se borraban. Cami Muebles de Acero y Equipo para Oficinas nos blancos, caminos móviles, caminitos Globe Wernicke Cn.
de humo para jugar una pelota con un monje en la mañana azul. Buenos días le dé Dios, señor!
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La voz de una mujer sacó al monje de sus pensamientos. Traía de la mano a un niño triste.
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