86 REPERTORIO AMERICANO Romances del a diós Envío del autor. De Colombia ¿Es el sol de la tarde, o es un árdor que exhala ese hielo dormido dcsdc el fondo de sus inismas entrañas?
20 TO Con el autor: Pretendo hacer un esfuerzo para volver a la diafanidad, de que tanto quiere huir el modernismo, y buscar la novedad en la forma sin estrangular el ritmo, sino conservando sienipre un compás fundamental. Algo así como la técnica de Debussy en la música.
Este poema que le adjunto. Romances del adiós. se compone de seis composi.
ciones coordinadas, en periodo em. ocianal ascendente, y con bastante fondo de humanidad.
Aislados o desordenados no producirían la misma impresión. Le agradeceré por tanto que los publique en una sola entrega, en la forma en que van legajados. Luis Enrique Osorio.
AITA MESSI Mini Tu mano, antes furtiva, un instante se acerca a la mía en las sombras, y se rinde, y la estrecha.
En el salón oscuro tu bracito me ofrenda un nido tibio y blando, y bajas ia cabeza como diciendo. Cálmate. No sufras. Todo llega. DRAR tamnom DO (Fragmento de carta al Editor del Rep. Am. Guayaquil, Dic. 24. 1932. IT IG ¿Es el sol de mi espíritu que en tus nieves penetra, o es algo que en el fondo de tus mismas entrañas se despierta. NOW 10 Dt. X3 EL CAOS Sólo sabes de amor cuando gueñas. aunque el sueño se arrulle en palabras, la existencia monótona extingue ese fuego fatuo de tus ansias.
Me embriagué en tus frases ardientes y sobre esas alas volé hasta la nube que ante tu conciencia se rasga, buscando recónditos estremecimientos, caricias. siquiera miradas.
TEN Twin ¡Mira cómo la nieve brilla y se tornasola. Cómo el sol, sin quemarla. le acaricia las ondas. Va a convertirla en llamarada o a sublimarle apenas la epidermis de rosa. Carpas doradas Madera de Laporte Pero no. Tus ojos huyen de los mios.
Tus manos escapan con cierta frialdad ondulosa!
que me deja hielo clavado en las palmas.
Puñales de hielo que al ahondar arrancan tristeza. tristeza.
como si mis dedos sangraran.
Ya no eres a mis ojos sino un fresco. sagrado que la vida en ambiente de cárcel diseño.
Tu alma blanca, perdida por laberintos llenos de incomprensión, transíorma sus blancuras en los colores del espectro: en azuloso inístico, amarillo de tedio, o rojo del instinto que te mueve a decirme. Tengo miedo. No nos quedemos solos. Me temes. No. Me temo!
Han triunfado tus ojos; que ya no los asedio mendigándoles el efluvio de la promesa y el deseo.
Al alzar los brazos huyendo mis besos pareces un ancla.
No quieres lanzarte al abismo, sino en tus cadenas geguir enredada.
Mi afán, al diluirse, es nube de ternura que en torno a tu amargura no cesa de ondular y se agobia en los muros de tu prisión heráldica, vagamente animándote la pupila glacial.
No vaciles, nevada.
Colórate en mis sueños.
Soy el sol que declina regando en el paisajtodo su abatimiento. Que se aleje el barco de las tentaciones. El barco fantasma!
Hoy prefieres dormir sobre la proa de tu carabela, que vive en la playa; mirar las gaviotas y las lejanías, siempre encadenada.
Ya mi acaso no arde.
Su boato de incendio verterá apenas en tu pesadumbre los bálsamos claros y tiernos de un alma herida que se inflama, de un corazón abierto.
Sobre mis frases locas triunfa al cabo tu acento, que desgrana nistorias banales en el caracol del teléfono.
Que el piloto audaz de las tormentas no aliente esperanzas.
y hacia el torbellino de los oleajes y vientos dispare su angustia. malsana, y se pierda en fantasmagorías oceánicas de púrpura y gualda, o persiga el reflejo de la luna sobre altamares negras, en noches de bonanza.
Por él se precipitan todos mis juramentos, que tu oido benévolo deja siempre brotar.
Es laguna que absorbe los tesoros del alma sin que vibre su piélago. sin colmarse jamás.
No esperes. Un crepúsculo jamás ha sido eterno.
El sol se hunde poco a poco sin herir, y se va por caminos inciertos, sombrios, atormentadores.¿No ves que se está yendo?
Venció tu faz risueña al fervor. Desde entonces ya no te miro con el vértigo ni la codicia de los hombres.
Me hundiré en el caos alegre y seguro si conmigo avanza tu imagen. tus brazos abiertos que hacia la bahía tímidos me llaman.
La soledad que otrora flagelaba mis noches se ha vuelto bonancible. Cuando apago la luz, tu sonrisa de ingenua que se anima en las sombras es una melancólica fuente de la salud.
Muy pronto la luna de las soledades será la que dore tu cuerpo. será la que alivie tu espíritu si guardas la tibieza de este sol andariego que al hundirse despliega sus cendales de grana sobre la nieve dúctil que abriga tus anhelos.
DESHIELO Media noche. Las horas se van me dicen las campanas lejanas con su luengo, su lento tan tan. Tal vez algún día pueda anclar en tus sueños, amada!
LA CUMBRE Tu frialdad ha imperado. Sabes. Ya no estoy triste!
Ya no desmayo por tu boca ni me tortura e! imposible.
Me voy. Ya sólo falta estar lejos. No verte más ni oirte sin que se apague tụ recuerdo ni me torture el imposible.
El silencio yace en torno de mí.
Han llegado las horas cortantes de partir y sólo me acompaña la sombra del teléfono paralítico. Ha muerto su alegre retintir.
JUEGOS DE LUZ ¡Mira el nevado. Resplandece. Va tiñéndose en grana!
Voy a ti con mi cuerpo trepidante de savia y a cambio de la súplica me nace la oración. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica