94 REPERTORIO AMERICANO vulgado y pronto sabrá el mundo por sale el document, revelador. Días antes Estuvo así casi media noche. No po.
relato peruano lo que la barbarie per de haber publicado Repertorio el estudía ver ni la tierra que pisaba; la negrupetra. Desatan contra sí la persecución dio de los defensores de Haya, leímos un ra era como una masa compacta y rey si no es la cárcel la que se los traga, documentada pieza de la norteamericana cia, imposible de partir con la simple el destierro dará cuenta de ellos. Pero Anna Graves. Esta mujer admirable ha vista. veces resbalaba y caía; otras han hecho bien Ismael Bielich y Manuel recogido en todas las fuentes veraces los encontraba, providencialmente, algo donRespigliosi en diſundir dentro y fuera del informes más aleccionadores para una de sujetarse.
Perú las condiciones desiguales en que acusación contra la barbarie peruana. Lo Pensando iba en el río, que debía base encuentra Haya. Un nuevo testimonio ha hecho con devoción grande por Haya jar botao. cuando le pareció oír una para la inteligencia que no enmudece y por la libertad humana. Cómo des voz muy apagada. Fué un interminable cuando el crimen hace estragos. Un testruirá todo esto la barbarie?
momento durante el cual se le cargó el timonio que hace pensar en la fe metila Trabajar por Haya de la Torre es tra alma con la idea de muertos, fantasmas, dentro de ciertos espíritus que confían bajar por un núcleo grande de víctimas entierros. Sintió las manos frías y un a la palabra serena la destrucción de ini de la barbarie. En nuestro pensamiento temblorcillo en las piernas. Otra vez la quidades. Ajustan a términos reposados están todos los perseguidos cuando deci voz, como salida de muy lejos. Era una el relato y esperan que este trabaje en mos el nombre de la figura central del queja, pero una queja que la humeda: la conciencia humana.
movimiento aprista. Libertado uno vie traía con acento helador. Cundito Ge Si la barbarie acaba con Haya de la ne la libertad de los demás. No nos can quedó encogido, horadando con los ojos Torre no podrá perder en la indiferencia se la lucha. Mantengámosla con fe. Sen la noche, incapaz de caminar ni de pendocumentos que la van enmarcando bien tiremos muchas fuerzas oscuras en con sar, siquiera.
en su puesto de infamia. No se da cuen tra. Pero es mayor el poder de los es La reacción no tardó en llegar. Vino ta la barbarie peruana cómo es de conspíritus limpios aunados para condenar con la misma intensidad que aquel acotante y nutrida la acusación que la sigue los regímenes bárbaros.
gotador temor.
por este crimen de mantener en prisión Juan del Camino. si es un hombre? se preguntó.
a gentes de honor. De muchos rumbo: De súbito pensó que pudiera ser GeCosta Rica y febrero del 33.
nén. Si, Genén; no cabía duda. Por ahí cerca debía estar su conuco, a juzgar Cun dito por el tiempo que había caminado.
No se acordó de la galleta; en nada (Cuento dominicano)
pensó. Caminaba tan de prisa como si Envio de Santo Domingo, el camino estuviera expedito y alumbra Le dieron una galleta a Cundito comadre Masú abusa de Cundito porque ra el sol. Delante de él marchaba su aldijo Querito acercándose al grupo.
es má débil.
ma con pasos acelerados. La sentía irse. Una galleta. quién? inquirió Eso nó; eso nó! salta Ceito. Geirse. Cuando oyó otra vez la voz junto Chucho.
nén se ha engañao. Cundito no pué quelas manos a la boca, haciendo embudo. Genén, el de la vieja Masú res darse con esa galleta. Los hombres semo y sin dejar de caminar gritó a todo pondió a la vez que buscaba con los ojos pulmón: ono semo.
dónde sentarse.
Querito, metido en asombro, inquiere. Ya voooyyy. Quintín clavó la mirada en Querito. Pero tú lo sabías y no lo dijiste, Un rumor sordo, de agua que se desse rascó la barba y abrió la boca comɔ Ceíto?
peña, llegaba hasta el. Fué entonces deseando hablar; pero pareció arrepen Es que a mí no me gusta desacredi cuando tuvo la seguridad; lo que así sotirse y se conformó con lanzar a contar a naiden.
naba era el chorro que había en el fundo siderable distancia un negro salivazo.
Contesta, toma otra vez el jig üerito de Genén. Una vez en la orilla del fundo, Quintín es un hombrecillo arrugado, con su mano izquierda, echa agua en la sintió alivio.
amarillento, amigo de bien aconsejar y piedra y sigue afilando su machete. G;Genééén. Genéén. llamó.
enemigo del mucho hablar. Ahora misPero Genén no respondió. Cundito co.
Al atardecer comenzó el ventarrón.
mo pugna por decir y por no decir. El menzó a tantear, buscando la alambracaso es serio: a Cundito le han dado Cundito creía enloquecer con el ruido de da. Al fin pasó. Tentando, tentando, fué una galleta y las, galletas se pagan a pulos árboles que caían en la loma. L? subiendo el repecho hasta ver un monñaladas. De golpe, como si no comenlluvia venía a retazos, como trapos gri tón de escombros que se recortaba nezara a hablar ahora, dice: ses tremolados, y le pegaba en el rostro, gro, aún en aquella compacta oscuridad. Eso es seguro, seguro. Gumersinobligándole a cerrar los ojos. El techo Los brazos de Cundito eran fuertes; de su rancho duró mcdia hora, o menos. tenía en los músculos hierro de su ma.
da, la novia de Genén, tá en el lío. Lo apueto!
Se fué, levantado por las mil manos del chete. Comenzó a remover maderos, troviento, que comenzó inmediatamente. Me parece. aventura Querito.
pezando, cayendo, levantándose! El viendestrozar los hilos de tabaco. No se veía to había tirado un árbol sobre el rancho Emilia vive enfrente y aplancha. Se más allá de diez pasos, pero el instinto de Genén y éste fué apresado por los conoce que lo hace porque canta. Ticle llevó hasta la barranca. Allí encontró jorcones de su propia guarida. Cundine una voz agradable y entona bien esas un hueco, junto a un viejo tronco, y es to logró al fin tocar los pies y se dió a viejas canciones can del gusto de Quintín.
peró la calma. Era noche cerrada cuan jalar con unos bríos descomunales. Ge.
Detrás, el sic de un machete que do amaino.
nén se quejaba, aunque muy débilmente.
afilan, se mezcla con el canto y se va. Ah Septiemlire maldito. Siempre Fué una lucha que duró una hora larga.
de brazos con la música, por el llano aligual! Debió haber vendido el tabaco en Cundito no se daba cuenta de que era fombrado de verdolaga.
agosto, como todos los años; así no lo él mismo; había perdido la noción de Es Ceíto quien afila. Está en cucli hubiera perdido.
todas las cosas. Ahora no estaba allí llas. Por debajo de la pierna derecha Cundito oyó el viento. alejarse. Se más que un ente empeñado en sacar alpasa el machete, sujeto por el cabo con sentía igual que si un tropel de cientos go de los escombros. Aquél que se quela diestra. Ocupa la otra mano en va. de caballos corriera por el bosque, relin jaba no se nombraba Genén, ni mucho ciar, intermitentemente, agua en la pie. chando y arrancando a su paso los ar menos. Nadie había abofeteado a Cun.
dra de amolar. poco pasa la yema del bustos y la tierra misma. Como el po dito; nunca recibió una galleta de ma. dedo grueso izquierdo por el filo y lava blado estaba al otro lado de la lor. a nos de Genén. Lo cierto es que ni existía un tanto el colín.
nunca lo azotaba el temporal. Cundito Genén ni existía Cundito; sólo había dos Ceito se vuelve para ver el grupo y dispuso marcharse: y se fué, haciendo hombres luchando. Uno, mejor dicho.
oye a Quintin decir: semicírculos con los brazos, apartando Cuando logró sacar el cuerpo del otro. Pó ta mal, muy mal. El hijo de ini las ramas que le cerraban el camino. Cundito se retornó a sí un tanto, pero Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica