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REPERTORIO AMERICANO 283 nario y natural es rodearla y salir del otros quieren dar el fruto de envenenada ya con tanto in dor, al americano Román Bal Congreso con el propósito sus meditaciones. estos pre jerto; de hombres puros y: dorioty Castro.
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en México:en 33. Viene de la página anterior)
aunque ya es tarda para un movimiento de reacción que las masas. no tolerarian: la primera parte del problema agrario se ha cumplido, el reparto de tierras, que debe extenderse a todas las corporaciones que aún carecen de ellas; pero falta la segunda que puede formularse en un dilerna: o la economia agraria del país se basa en la producción de los ejidos o la hacienda aniquilará a buena parte de los ejidos volviendo a explotar a sus poseedores conjo peones asalariados. El Gobierno del General Calles inició la educación técnica de los campesinos y fundó el Banco Nacional de Crédito Agrícola, con el fin de resolver esta segunda parte del problema: la enseñanza agrícola ha tropezado con serias dificultades y el dinero prestado a los ejidos equivale a una gota de agua en labios de un sediento de varios días.
En cuanto a los obreros, la legislación que los protege ocupa el primer lugar en América. La Ley Federal de Trabajo que tiene dos años de estar en vigor y que derogó a todas las leyes expedidas por las legislaturas de los Estados, conculca muchos de los derechos que la ciase obrera había logrado alcanzar e imponer a los patrones creando un robusto derecho consuetudinario obrero; pero, en cambio, entre la situación de hoy y la de 1910, no cabe la comparación siquiera: en la época de Porfirio Díaz en las haciendas y en las fábricas había cárceles para los obreros, carecian éstos del derecho de asociación profesional y la huelga era considerada como un delito. Los salarios de algunas de las ramas de la industria son mucho más altos de que los de hace diez años; pero en esta materia es en la que existe más atraso: como la economía del pais descansa aún en la libre concurrencia y no existe una ley que limite los derechos del patrón como propietarios de su negocio, a pesar de la iey del salario minimo éste se fija por la oferta y la demanda, debido a lo cual en esta época de crisis miles y miles de trabajadores no calificados reciben salarios que no les bastan para comer. Sin embargo, los obreros organizados tienen otras ventajas materiales: atención médica y medicinas, indemnizaciones por causa de despido injustificado, por riesgos profesionales, y por otras responsabilidades en que incurra el patrón, contratos colectivos de trabajo que implican el derecho permanente al trabajo en tanto que no cambien las condiciones normales de la industria, en muchos casos el control de la mano de obra y el derecho de huelga sin que pueda oponerseles, como en ciertos países europeos, el lock out.
De esta exposición brevísima, esquemática, de la situación de la clase trabajadora de México, podría inferirse quizá que su progreso es casi nulo, y asi es juzgando más por lo que se necesita hacer que por lo que se ha hecho; pero en donde radica el verdadero avance del proletariado no es en su situación material sino en la fuerza moral e ideológica que representa en el país. Entro los obreros alcoholizados, apáticos, timoratos y dispersos de hace quince años y los obreros de hoy, existe un abisino: el progreso no sólo se nota en la colectividad sino también en las personas que ante los ojos de los mismos que viven en México se superan constantemente. Anarquista en su origen, la clase obrera ha pasado sucesivamente por los períodos de su intervención en la politica militante del país, para llegar al estado en que se halla y que significa una abstención pasajera en las lides electorales, para, robustecer si conciencia de clase, educar a la generación joven. en la doctrina socialista y señalar al Gobierno reformas de fondo al régimen que prevalece, para garantizar al proletariado la posibilidad del desarrollo de su fuerza, y esperar el momento oportuno en que debido al proceso histórico del régimen capitalista pueda la misma clase obrera asumir la responsabilidad completa del Estado.
Muchos suponen en el extranjero que México vive actualmente un momento difícil, de postración, de indiferencia, de desaliento, a causa de los abusos de los gobernantes y que reina en el país una tirania semejante a la de Ubico en Guatemala o la de Juan Vicente Gómez en Venezuela. Esta opinión es falsa: es cierto que la prevaricación de algunos de los proceres de la Revolución les ha hecho olvidar sus primeras promesas y que enriquecidos en los puestos públicos no tienen ni deseos de seguir luchando por la transformación de las instituciones sociales ni permiten que otros elementos compartan con ellos el Poder o los reemplacen en el manejo de la nación; pero justamente por estos motivos la clase obrera es más lúcida que nunca, la masa estudiantil más enérgica y rebelde que en años anteriores y el espíritu general del pueblo más certero en sus convicciones y más exigente en sus demandas. La Revolución no ha construído nada definitivo en lo material; pero ha edificado un México espiritual nuevo, poderoso, limpio y ágil que ha de obrar en el instante propicio para cumplir el programa inconcluso. Este México no se puede apreciar en fotografías ni en las estadísticas, ni en los desahogos de los fracasados, ni tampoco en los ditirambos de los que disfrutan del Gobierno y pretenden hasta levantar un monumento gigantesco a la Revolución triunfante.
La Revolucióa no ha triunfado hasta hoy plenamente. Juzgada en su tercer aspecto, como una substitución del régimen capitalista por el socialista, puede decirse que nunca ha existido; pero como fuerza consciente de porvenir inmediato y como reserva moral y mental para el país, la Revolución vive ahora su verdadera juventud, fecunda en promesas y en hechos futuros, precisos y eficaces, purgada ya de actitudes románticas, de ideas inútiles y de métodos confusos.
La labor educativa realizada por el Gobierno ha contribuido a despertar este estado del espíritu público. Desde 1921 hasta hoy es honrado confesar que todos los gobernantes de México se han esforzado por multiplicar las escuelas, por crear centros de orientación para las diversas necesidades de los núcleos de campesinos, por mejorar la condición económica de los maestros su preparación cultural, por crear instituciones de enseñanza técnica que aumente la capacidad de los obreros por difundir el libro, por cultivar el sentido estético de las masas, por independizar la enseñanza universitaria de la política militante, por suprimir las escuelas profesionales y obligar a todas las privadas a seguir la orientación de las que el Estado sostiene. Esta cruzada permanente en favor de la cultura popular y de la orientación social de la enseñanza, está noy en su mejor época.
En suma: la Revolución como intento de realización del régimen democrático puro de Gobierno, ha fracasado; México sigue siendo un país de caudillos, no un país de tiranos. El grupo que detenta el Poder usa de las formas electorales como simples envolturas para no colocarse voluntariamente en el papel del delincuente que confiesa su falta. Al proletariado no le interesan tanto las personas que gobiernan como el uso que hacen del Poder; por eso espera.
más de su mejoria económica que de sus libertades políticas. Como liberación económica de la clase trabajadora la Revolución ha hecho poco; como liberación espiritual de las masas ha conseguido un gran éxito. El ánimo público de hoy representa una fuerza consciente, experimentada y resuelta a la acción.
Creo que en ningún país de América se vive la vida tan intensa y tan llena de promesas que México tiene. Si la Revolución de 1910 no ha triunfado del todo, la revolución de mañana ha de tener una verdadera importancia para el Continente Americano y ha de constituir un ejemplo para Europa en muchos de sus aspectos.
El México de 1933 no podria ya admitir tiranos: si es cierto que los tiranos envilecen a los pueblos, también es verdad que los pueblos hacen las tiranías. Mi paig enterró el espíritu servil hace dos décadas y vive hoy preparando un mundo totalmente nuevo.
Vicente Lombardo Toledano San José, Costa Rica. 10 de Mayo 1983. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica