REPERTORIO AMERICANO 267 al són dulce acordado de Itálica, que a continuación se trans que un Milciades tuvo en las batallas del plectro sabiamente meneado.
criben, lo confirman: y un Platón en el Agora de Atenas; y que en sus fuentes de dormida espuma, Continuando la lectura del mismo poe.
y que en sus bosques do el laurel retoña, Aquí de Cipión la vencedora entre flotante y vagarosa bruma, ma encontramos la estrofa diez y seis colonia fué; por tierra derribado Teocrito sueña pastoril zampoñia.
que, en mi concepto, constituye una preyace el temido honor de la espantosa Grecia, cuna del arte, y Roma altiva, ciosa confesión de Darío, aunque en los muralla, y lastimosa la ciudad en que viva versos subsecuentes aluda a Esquilo, reliquia es solamente.
la voz de Cicerón los aires hiende, De su invencible gente Homero y Teócrito: y como hacha de oro luce y taja, sólo quedan memorias funerales, que a los quirites en valor enciende Porque es más de mi agrado el engolfarme donde erraron ya sombras de alto ejemplo.
y que al varón sin fe, befa y ultraja; en mis tranquilos clásicos recreos, Roma que vió en el circo en ruda brega Este despedazado anfiteatro, en pasadas memorias y delicias al gladiador de músculos de acero, impio honor de los dioses, cuya afrenta que me suelen traer días pretéritos.
y la corona al vencedor entrega publica el amarillo jaramago, más pujante y más fiero; ya reducido a trágico teatro, en la estrofa diez ¡Grecia y Roma! y su alto poderío ocho: ¡oh fábula del tiempo! representa y su regio atavio Calló el rabel de Teocrito apacible, cuánta fué su grandeza y es su estrago. en dónde están? Los dioses las dejaron, que amor cantó de rústicos monteros; y al morir Pan los bosques suspiraron.
rodaron las estatuas de los pórticos Tal genio o religión fuerza la mente y cnmudeció el oráculo de Delfos, de la vecina gente, que refiere admirada Los poemas de Francisco Pardo y he creído descubrir reminiscencias de que en la noche callada Olegario Andrade en que Darío, al una voz triste se oye, que llorando la canción las ruinas de Itálica, de parecer, se inspiró al escribir las dos es Cayo Itálica. dice.
Rodrigo Caro (10. trofas que anteceden son, respectivar Otros de los poetas que influyeron en mente, la Libertad y Atlántida. Los Mira mármoles y arcos destrozados; la poesía de Darío son: Andrés Bello, fragmentos que a continuación se repromira estatuas soberbias, que violenta Némesis derribo, yacer tendidos.
Francisco Guaicaipuro Pardo. y. Olega ducen y que corresponden, el primero rio Andrade.
la Libertad, y los subsecuentes a Atlán En la épístola Erasmo a Publio, esLa influencia del primero consta en tida, lo comprueban: crita en versos blancos, la influencia de la siguiente estrofa que recuerda, aun los poetas del siglo xviii es notoria, y en en algunos de sus vocablos, la silva la Proietisa celeste, Agricultura de la Zona tórrida: tu dominio inmortal es la esperanza. el poema Víctor Hugo y la tumba, la de Zorrilla es patente. En efecto, la y tu gloriosa veste, La industria impera en la variada Zona; que el Iris ciñe de la eterna alianza, música de los alejandrinos de Zorrilla, hiere el arado el monte y la llanura; la humanidad a bendecir ya avanza, con su tambor batiente, sobresale en las sus frutos abundosos de Pomona, En tiempo nunca visto estrofas del poema, al grado de que, en y las trojes abona llene tu voz el porvenir profundo, determinados momentos, parécenos es el rubio grano de la mies madura.
cumpla la ley de Cristo, tar, escuchando Las nubes del propio y el sol de la verdad, tu sol fecundo, Zorrilla.
La del segundo, en la siguiente: alumbrará los ámbitos del mundo.
En El porvenir, el poema más extenso de Primeras notas, que ha llegado a Señor, yo soy el pueblo soberano Grecia le abrió los brazos, olvidada que derrota al tirano; mis manos, las influencias son numerode su antiguo esplendor. La Iberia altiva soy la revolución que en sus fulgores como severa reina destronada, sas. En él descubrimos desde luego no confunde a los esclavos y señores; dobló la frente ensangrentada al yugo, sólo la ideológica, sino también la verprofetisa inspirada que en su enojo mas no su corazón eterna hoguera bal de Rodrigo Caro: la tirania ahuyenta, en que la llama de Sagunto ardía.
y que ante las edades se presenta con rojizo fulgor.
De la ciudad alegre y populosa; con gorro frigio y estandarte rojo.
dominio de los reyes, nada queda. Largo su imperio fué. Largo y fecundo!
todo, guiado por fuerza misteriosa, la del tercero, en esta otra. El hacha del Lictor estuvo siglos vacils, se desploma, cae y rueda.
alzada sobre el mundo!
Cayó Memphis; y Tiro, Grecia, de los dioses la morada, Cantó su origen inmortal, Virgilio, Babilonia y Persépolis cayeron: tierra hermosa y sagrada sus desastres Lucano, del tiempo inexorable el raudo giro donde en las bulliciones saturnales. mientras brillaba en el lejano Oriente dejó solo memoria de que fueron.
doncellas suspirando por amores, la luz primera del ideal Cristiano. coronadas de pámpanos y flores, en brazo de los Césares dormía. se vió tras el duelo y la derrota alrededor de las sagradas piras, al rumor de los sáficos de Horacio. caldo el templo y la columna rota; formando bellos coros, enervada y tranquila, y queda al héroe antiguo por conguelo recitaban al son de acordes liras, cuando sintió tronar en el espacio de jus hazañas la memoria en pago; los ditirambos tersos y sonoros; el rudo casco del corcel de Atila!
y está la piedra que se erguía al cielo Grecia, que alzó sus templos y murallas, cubierta de amarillo jaramago.
que a la estatua dió ser, y al mármol venas. Desperto, pero tarde! En vez del rayo que en sus manos un dia Los versos de la canción las ruinas viera la tierra atónita, llevaba el aurco tirso, y en la mustia frente. la corona de yedra de la orgía. 10) Según Adolfo Bonilla y San Martin hace Corrió al foro llamando a sus legiones constar en las Flores de poetas ilustres de los dispersas y distantes, siglos XVI y XVII. Madrid. 917. conócense ciny sólo contestaron los histriones Co redacciones de esta famosa canción, escritas Abogado y. Notario mezclados al tropel de las Bacantes. respectivamente por Rodrigo Caro en los años 1595, 1603, 1604, 1608, 1612, 1614 y 1630 1647.
Las cinco fueron incluidas por Aurelio Fernández OFICINA: En el mismo poema, según el sentir Guerra y Orbe en su estudio: La canción de las ruinas de itálica, ya original, ya refundida, de Wenceslao Jaime Molins, hay trano es de Francisco de Rioja. Revista de Ma 50 varas Oeste de la Tesoreria suntos de Manuel José Quintana y de drid, Vol. III, 1882, págs. 246, 302, 446 y 548. Durante el curso de este ensayo y cada vez que de la Junta de Caridad.
Juan Nicasio Gallego.
haga una cita de las ruinas de Itálica, me referiré a la cuarta redacción inserta en las Flores Tel. 4184 Apdo. 338 Jesús Zavala de poetas ilustres a que aludo, y que, según Fernández Guerra, wes la vulgar, y entre todas, la excelente y perfecta. Concluirá en la próxima entrega)
OCTAVIO JIMENEZ Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica