REPERTORIO AMERICANO 143 nes.
Resulta graciosa la disputa que llamaría mos caribe, por la preponderancia y la honra cafetera que yo me he oído desde Puerto Rico a Guatemala. Naturalmente, Puerto Rico cuenta en su favor la vieja tradición de su café, una fama que anda en páginas de clásicos españoles y hasta en antiguas cancioLa patria cafetera clásica no necesita para vender, publicidad loca ni alegato en el mercado; ella vende todo el café que alcanzan a dar sus plantios.
Pero después de la buena fortuna porto. rriqueña, vino la producción de cada uno de los paises centroamericanos. El de Costa Rica convenció a la clientela europea; el de Guatemala ha ganado el premio cafetero en una Exposición reciente donde se exhibían todos, unos tras, otros: Colombia impone en París de más en más su producción y El Sal vador se ha ganado el puesto más próximo al hermano, mayor portorriqueño y logra también venderse sin esfuerzo en las plazas de la competencia.
La disputa coge al viajero que, precisamente, atraviesa la zona del café, o sea, el círculo caliente del Caribe y. lo pone en aprietos para saber cuál de las partes se lleva la razón.
La que escribe, beberá un año en su Europa de ios cafés embusteros, sus dos arrohas del buen néctar salvadoreño y lo tendrá presente de la fuerte presencia que es el disfrutarlo cotidianamente. Así y todo, no sabe decir cosa válida sobre el pleito. He aprendido en la discusión, y no es poco, que es mucho más fácil apuntar dentro de un bloque de cosas malas la peor, que apuntar dentro de un bloque de excelencias la nuececilla de lo óptimo. Por algo se ha dicho por ahí que lo desagradable puede decirse hasta el grado de lo repulsivo; pero que lo dichoso se mete en las vaguedades de lo inefable y alii desaparece para nuestros ojos. Con lo cual yo no se qué me place más entre mis taza3 de cafés bebidas en tres meses de viaje por el :eino del néctar negro. Bebedores sapientes los hay como para trazar la línea de las bondades y las fallas, Brillat Savarines criollos que algún día nos pondrán sobre el papel el mazazo de la prueba. en la que tampoco creerán los disputadores.
Gabriela Mistral Sta. Margheritta, 1932.
El multimillonario en algunos días bajó diez metros de nivel, como una bestia pletórica que se sangrase hasta la medida de su bienestar. Allí volvió a quedar, rehecho y. nuevo, con islas e islotes a montón descubiertos, mostrando una cara nucva que aprenderle.
La laguna que doncelea, más verde que cualquier agua verde, en el remate del volcán Alegría, merece bien que se la cuente aunque sea pasando: Ella se las ha arreglado, como el mito se las arregla para ser fabuloso y posible; ella tiene una orilla caliente y una frigida, con una intermedia de tibieza; al que la quiera probar, le da en la lengua un sabor ácido que le quita la curiosidad del saboreo, y contiene debajo de la acidez una terrible mezcolanza de sabores revueltos.
El producto representativo salvadoreño lo constituía el bálsamo, o sea el grumo resinoso de un curioso árbol parecido a San Juan de Dios en su aplicación a curar llagas y otras fealdades que da de sí la piel nuestra. El producto fué famoso durante la Colonia, y, como también por este capitulo los paises grandes se comen el prestigio de los pequeños, nadie conocía el bálsamo maravilloso como resina de árbol centroamericano, sino como. el bálsamo del Perú. LOS españoles, querían esconder el lugar nativo del árbol extraordinario que rezuma esa medicina natural, y por despistar a los buscadores, se las arreglo de esta manera: bautizando la resina bajo el nombre peruano con el que ella ha corrido el mundo y ha estado en las bocas alabadoras de la campesina de Chile o de la curandera balkánica. Ahora. le está pasando cosa peor que eso al santo bálsamo y es que su grumo entra anónimamente en la preparación de innumerables jabones, emplastos y polvos, los cuales ya no llevan ni siquiera el apelativo falsario, sino la enjuta marca comercial que como las cosas del tiempo bancos y sociedades no lleva rubro ni confiesa paternidad de país.
Costa del bálsamo se llama todavía con lindo nombre la región donde el árbol populaba; pero en cualquier parte del país lo encuentra para conocerle la talla de suma gallardía, semejante al eucaliptu, y para tocarle el tronco de las heridas siempre manantes, el viajero curioso que gusta de averiguarlo a un territorio un poco de su indrle en la vegetación y el bestiario originales porque ellos suelen decir de una región tanto como el grupo de sus hombres.
Relegada a segundo término la explotación del bálsamo y acabada casi por completo del añil, El Salvador ha entregado los dos tercios de su suelo al cafetal productor qire rinde en abundancia y en calidad todo lo que le piden en unos suelos tan ge neroso Cafetales por donde se mira, todavía más que en Costa Rica; cafetal en laderas volcánicas, en axilas de vallecito, en costas bajas. En doce días de caminar con los ojos pegados en el campo de pura maravilla, la mirada se acostumbra a este cultivo que es, al lado de los frutales o el algodón, uno de los más lindos en el orden de la limpieza y de la pulcritud. Las grandes lluvias no alcanzan a hacer pantanales en ellos, porque el sol alacranado lo seca todo; el campesino anda siempre duendeando bajo ese ramaje del cafalo tan asactado de luz en una fineza que es casi la del mirto, limpiando el plantio como el hombre chino el de té, con unos cuidados casi femeninos de puro escrupuloso.
Los escritores y dibujantes apenas se han ocupado de decir el cafetal que tanto se lo merece en sus tres turnos: el de floración embalsamadora que vale el naranjal, el del fruto en bonita rojez contra la rama de verde barnizado y en el de su cosecha por las mujeres que ya se hubicse querido Virgilio para contarla paso a paso. Envio del autor. Tegucigalpa. Honduras la memoria del pensador Alberto Masferrer.
Vengan mis serpientes silbando sus cóleras En aquellas cajas guardas la alegria, rojas como el fuego de los templos mayas, en éstas escondes el tibio entusiasno, vengan como diablos en tropel los búfalos la salud la tienes bajo siete llaves, bárbaros y fieros de mis negros odios, son fuentes selladas la dicha, el confort.
vengan mis jaurias que en las noches gélidas sé, bien comprendo, que te hallas molesto aullan y maldicen hacia los abismos, porque no ha llegado la locomotora vengan mis tormentas, mis rayos flamigeros, vomitando fuego y trayendo del niundo vengan mis ciclones y mis terreniotos, la mejor riqueza: la esperanza humana, a hacer este canto noche infierno líricola humana esperanza que te haria dueño de lumbres y gritos como en torbellinos, de toda la vida, quizá de la muerte, a hacer este canto rigido volcánico del pasado yerto, del presente oscuro tornando en hilachas de luz el silencio, y de las auroras róseas del Futuro.
a hacer este canto fuetazo fantástico sobre el ser maldito que eterniza la época Sesostris, que dejas para tus vasallos?
de los sacrificios, de los latigazos, Asurbanipal. qué das a tus pueblos?
de las injusticias romano germánicas, Jerjes, ete has saciado de sangre y conquista?
de las inhumanas penas medievales, Alejandro, César, viejo Carlomagno, de los latigazos, de los sacrificios, tú corso, tú inca, tú azteca. estáis satisfechos de haber hecho andrajos Sesostris, conozco tu numen maldito: al humilde, al manso, al débil, al triste, levantas pirámides y levantas templos: al que el Evangelio ha ofrecido el Cielo, haces obeliscos y haces esfinges; al que yo, un poeta, señala el Infierno?
Multimillonario, nuevo Emperador: botas las montañas y secas los mares: tienes el derecho de vida y de muerte miro tus mil torres radiotelefónicas, y cuando lo quieras mandarás que bajen miro tus canales que juntan océanos, miro tus arr. adas marinas y aéreas, el sol y la luna de la excelsa cumbre.
tus bases navales, tus trusts, tus carte es, Asurbanipal, sé que eres terrible: tus mil invenciones, tus mil engañifas, cuando te emborrachas degüellas esclavos, prostituyes niñas, matas cortesanas, tus guerras que dejan caer en los pueblos echas a los leones principes vencidos, rudas tempestades de gases mortiferos.
Multimillonario, nuevo Emperador: incendias ciudades, derramas riquezas y escribes con sangre los hechos malditos yo sé que pretendes destruir a los hombres, que llamas gloriosos de tu cruel historia.
yo sé que pretendes destruir a las hembras, Jerjes, yo te he visto despidiendo rayos con tus maquinarias, con tus posesiones, y mandar colérico el castigo loco con el ruido barbaro de tus fieras fábricas, con todos tus medios fatales: de dar latigazos al mar iracundo hambre, tisis, locura, y opacar el dia de luz diamantina con las negras fechas de tus seis millones desolación, angustia, de rudos guerreros que al gritar a un tiempo que ahogan la vida con sus dedos frios.
hacen desgajarse las constelaciones.
Alejandro. cortas el nudo gordiano; Son tus compañeros los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, Cesar, ya pasaste los Alpes siniestros; por eso te llamo yo el Quinto Jinete del Apocalipsis, Carlomagno, fundas un inmenso imperio; pálido, Napoleón, te burlas de todos los reyes; huesoso, siniestro, Atahualpa, tienes un Perú fastuoso; Moctezuma, puedes saciar los deseos espantoso.
de todos los dioses rudos y antropófagos.
Multimillonario, nuevo Emperador: toma en cuenta que no vendrá nunca ¿Y ahora? Maldito, refinado y suave la locomotora, monstruo del progreso, con el mismo espiritu has hecho la torre trayendo del mundo la mejor riqueza de Babel, un alto y férreo rascacielo, que desea tu alma fenicia: donde en cajas negras guardas despiadado la bella esperanza, el sudor huniano convertido en oro, la energia humana convertida en plata, único perfurde, el niveo silencio de los dulces niños, único reducto de estrellas los sueños azules de las quinceañeras, de todos los pobres de espiritu.
la paz de los viejos de testas de armiño, el vigor del hombre, el amor de la hembra, Multimillonario, nuevo Emperador.
vueltos piedras raras de fulgor glorioso, piedras que dan llamas como las estrellas: Medardo Mejía único tesoro. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica