Víctor Raúl Haya de la Torre

REPERTORIO AMERICANO Tomo XXVI SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1933 Sábado 18 de Febrero Año XIV. No. 623 Núm. Los utopienses.
Do una santa mujer que se ha interesado por la iverte do Haya de la Torre Las fontanas de Cartago.
Poemas.
Vida, obra y aventura de Baldomero Sanin Cano SUMARIO Francisco Grandmontagne B, Sanía Cano.
Acotación. Stevenson.
Juan del Camino La canción del farolero.
Mario Sancho Jesus Zavala Libros y Autores Hernando Téllezy El nuevo Ministro de España en el Uruguay.
Leopoldo Gil Jaramillo En el cincuentecarlo de Olegario Andrade Guillermo Valencia William James Adolfo Salazar Alardo Prats Rafael Alberto Arrieta Existe una antigua traducción espa: Los utopienses a ra casarse con Ana Bolena. El rey desñola de La Utopía. del célebre canci. conoció la autoridad del papa, que reller inglés Tomás Moro. Data esta ver De Caras y Caretas. Buenos Aires, chazaba el divorcio, y se convirtió en la sión del año 1637, y la realizó del lasuprema cabeza de la Iglesia anglicana, tin al castellano don Jerónimo Antonio.
La herejía luterana triunfó. Ana Bolede Medinilla y Porres, gran Caballero na fué coronada. Tomás Moro no cedió del Hábito de Santiago, que con igual en sus principios católicos, y después de destreza manejaba la espada y la pémuchas peripecias que no hemos de reñola. En unas líneas preliminares juzga latar, fué condenado a ser ahorcado, al autor en esta forma: Dió institucioarrastrado y desentrañado. juntamente nes que no alcanzaron los lacedemonios, con el obispo de Winchester, que con atenienses y romanos. Para don Jeróigual tenacidad se oponía al arbitrario nima Antonio Medinilla y. etc. La repudio de la reina.
Utopía no es una especie de ínsula Barataria, o lugar fantástico. utopía. voz En la tradución de La Utopía. a lor.
griega, significa inexistencia de lugar. habitantes de la isla feliz no se les llasino un Estado perfectamente dichoso ma utópicos o utopistas, como ahora se por haber cortado de raíz las compe; dice y escribe, sino utopienses, como si tencias entre los hombres, destruyendo con ello se les diera cierto carácter de sus vicios, y reduciéndolos a vivir en coseres reales.
mún, sin poseer cosa alguna en partiAunque, como en todos los sistemas cular; de tal suerte, que cualquiera acción pública, o privada, no se encamide este género, el conjunto sea fantástine a la codicia de muchos, ni al antojo y co, hay, no pocos detalles que podrían mal deseo de pocos.
aceptar todos los gobiernos. La organización fúndase en elecciones legales. He ahí el mundo arreglado de un solo un Filarco (magistrado) gobierna golpe. Igual armonía que Moro en La treinta familias, y un Protofilarco. riUtopía persiguieron otros soñadores: Dibujo de Caballe. ge diez filarcos. El rey lo es vitalicio.
Campanella, en su Civitas Solis. HaEstos magistrados se encargan de distrirrington, en su Oceana. Bacon, en su buir los instrumentos de trabajo. La co Nova Atlantis. Hall, en su Mundus cen, y los que obedecen se gobiernan munidad de bienes es completa. Todo el altèr. el abate Saint Pierre, en su Suepor él, ni a aquéllos será carga, ni a éstos mundo trabaja, y así la jornada es breño de paz perpetua. Morelli, en su Ba.
cuidado. Quevedo creía que al con. ve, quedando tiempo para el estudio y siliada. Restif de la Bretonne, en vertir en isla La Utopía (era istmo, los goces espirituales. nadie aniquila Descubrimiento astral. Esteban Cabet, en su Icaria. y tantos más que harían pero Moro le da un corte para transfor. la tarea corporal. Tolerancia religiosa. marlo en ínsula) tuvo el propósito de costumbres apacibles; uso, sin abuso, de interminable la reseña. no hablemos criticar la tiranía de Inglaterra. Por los placeres. desprecio de los metales de los sansimonianos, de los falansteria30 dice Quevedo hizo Isla su, idea y, preciosos. En fin, Jauja.
nos y los múltiples discípulos de los dos juntamente, reprendió los desórdenes pesar de la organización indicada.
grandes fantaseadores de la edad mode los más de los Príncipes de su edad. la familia, particular no desaparece. Pa.
erna, Saint Simon y Fourier.
Quien dice que se ha de hacer lo que na. ra que no falte población a la ciudadLa traducción española de La Uto die hace a todos reprende: esto hizo por dice Moro, no se aumente en demasía, pía ofrece el interés de llevar al frente satisfacer su ceio nuestro autor.
se tiene ordenado que ninguna familia un conciso y sustancioso prólogo del Choca que la traducción y el prólogo (de las cuales ticne seis mil cada ciudad)
gran Quevedo, fechado en su Torre de de una obra tan revolucionaria no en pueda sustentar menos de diez manceJuan Abad. Al hablar de Moro, el in. contrara obstáculos para su publicación bos, ni más de diez y seis. Los que somortal satírico se pone serio y nos dice: en una época en que el espíritu inquisi bran pasan de una familia a otra. en Vivió en un tiempo y reino que le fué torial era extremadamente vigilante y caso de multiplicación excesiva, con forzoso para reprender el gobierno que cruel. Probablemente diósele curso li los que sobran reparan lo que hay despadecía, fingir el conveniente. Escribió bre debido al carácter católico y papista poblado en otras ciudades.
aquella alma esclarecida con espíritu de de su autor, del canciller Moro, carác Son éstas cincuenta y cuatro, rodea.
tan larga vista, que como yo mostré en ter bravamente mantenido que le costó das de magníficos jardines. La capital mi carta al Rey Cristianísimo, antevió la vida. Sabido es que Moro, principal del Estado se llama mauroto y está en los sucesos presentes, asistiendo con sa, gobernante de Inglaterra, se opuso al el centro de la isla. Las casas perma.
ludable consejo a las cabezas de los tu. repudio con que el rey, Enrique VIII, necen abiertas. todo el mundo, porque multos. El libro es corto, mas para en después de veinte años de matrimonio, como nadie posee casa particular, no tenderlo como merece, ninguna vida se quiso desligarse de la reina Catalina de existe el deseo de robar. Las moradas rá larga; si los que gobiernan le obede Aragón, hija de los Reyes Católicos, pa se trueçan cada diez años, echándolas a su. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica