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Giro bancario sobre Nueva York.
Correos: Letra SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA La Antologia Poética de Ismael Enrique Arciniegas Envio del autor. Quito, Ecuador. 1932.
driera y contempla con infinita nostalgia a la primavera que en el vecino parque canta su epitalamio eterno: La frente apoyo en la vidriera.
Un claro sol el cielo dora, Riega rosas la primavera.
El otoño en el alma llora. Ismael Enrique Árciniegas Un verdadero acontecimiento literario ha constituido, en el año que acaba de terminar, la publicación en Quito de la Antologia Poética del alto maestro, Ismael Enrique Arciniegas; libro admirable en la poesía hispanoamericana de hoy. y que ha salido a la luz con decoro y pulcritud de la Editorial Artes Gráficas. que acredita a Quito como centro de magnificas ediciones.
La Antologia está precedida de un gallardo prólogo, que es la historia de la misma y una verdadera declaración de principios.
El volumen ce coinpone de dos partes: Primavera y Otoño. La primera corresponde a la primavera de su autor; y la segunda. a su otoño? No. Porque el poeta está en el apogeo de su inspiración y de su maestria.
Entre su primavera y este que él llama su otoño mediaron más de veinte años, en los que Arciniegas se call6 para la lírica, ejercitando en otras actividades su espiritualidad innumerable. En esos veinte años, las fuentes purísimas de su poesia corrían silenciosas. y subterráneas, hasta romper en el inanantial generoso de aguas vivas que representa esta sü segunda época.
Al contemplar el panorama lirico de Arciniegas, se echa de ver, ante todo, la fidelidad a las normas eternas de la poesía eterna, a las líneas fundamentales que no pueden romperse sin romper la arquitectura del poe ma. luego la inmortal :núsica pitagórica que se oye en el cielo que sirve de dombo a esa como ciudad de los poemas perfectos. Soy fiel a las normas poéticas establecidas en cánones de preceptistas, dice el autor. Es más, soy intransigente para sus infracciones, El verso debe tener ritmo, ritmo. sin ninguna aspereza; y cuando se prescinde de la rima, aun cuando sea la facilisima imperfecta, toda combinación métrica, salvando los sáficos adónicos y las ampulosas odas en versos sueltos, queda reducida a prosa desmayada. Mi poesía, añade, es de molde clásico; pero tiene los ojos abiertos a lo nuevo, siempre que lo nuevo sea emoción y armonía.
Efectivamente, en la Babel poética de la post guerra, la poesía de Arciniegas expresa el antiguo y siempre nuevo lenguaje de la belleza. Mientra3 los innovadores y los vanguardistas tejen sus arabescos, diríase que Arciniegas simboliza la columna salomónica erguida, marmorea, hlar. ca y firme en espiral a lo infinito, alzándose serena y firme en el horizonte conmovido.
Arciniegas representa la variedad dentro de la unidad. Variedad de paisajes, de estados de ánimo, de figuras, de evocaciones, de escenas, de sueños, de todas las visiones que pueden presentarnos la realidad o la fantasia; variedad múltiple de metros, de ritmos, do rimas, dentro de una instrumentación perfectamente clásica. Unidad de maestría, de sabiduría técnica y, sobre todo, de personalidad poética, poderosa al través de sus múltiples creaciones.
En Arciniegas está toda la lira, desde la poesía romántica que recitan los enamorados entornando los ojos hasta la poesía de esmalte de Códice antiguo. desde la poesía juguetona y pictórica de la Impresión cromática hasta la poesia didascálica del Canto a la rima y de las palabras sin rima. desde el paisajismo de Tropical hasta el lamento de la Elegia a la elegida; Se oye como una voz que ruega.
Como un gemido de laud. Es en la tarde que ya llega El adiós de la juventud!
Al conjuro de la primavera, toda la vida sentimental del poeta acude en tropel a su corazón. El santuario de su recuerdo se ve invadido de los fantasmas adorables de las mujeres amadas. Hay un contraste tremendo entre la policromia radiosa del parque y el gris de capilla de su corazón. Encerrar en una estrofa a una mujer y volver hacerla vivir es algo taumatúrgico. Arciniegas lo ha conseguido. Veit corno: Midineta bulevardina, Boca roja, frente de lis, Incitadora, parlanchina, Jilguero alegre de París. del cabaret la alegría. Era del Ghin o tera del Volga?
En su vida un misterio había. Era su nombre Elisa u Olga?
En otra, del vuelo el arranque. Mirar nostálgico. y pasó!
Muchas veces junto a un estanque Soñando la luna nos vió.
Tú, mejicana parisina, De cabello como aureola De luz de sol, y habla divina Entre francesa y española, En la tristeza de un suspiro, Lejos, a la orilla del mar, Una margarita aún te miro Melancólica deshojar.
Húngara triste, flor bohemia. De ojos, miosotis del Danubio. Cuán adorable era tu anemia En marco de cabello rubio!
desde la levedad de La colegiala hasta el clasicismo del Cinto al rio Magdalena. en insuperables sáficos adónicos.
Toda la lira. acusándose firmes, sobre todas las exceiencias en este claro maestro su parnasianismo, su sentimentalismo y su preciosismo de forma. Toda su poesía objetiva es del más sereno y noble parnasianismo; marmorea, elegante, fúlgida. y eterna.
Toda su poesia subjetiva es el más hondo sentimentalismo. Pasemos por la tan conocida, solas. una de las más populares del Parnaso de lengua española, pasemos también por alto otras del mismo tono, y lleguemos y sumerjámonos en la hondura amarga y deleitosa de ese milagroso lago de sentimiento que es la poesía, el Poeta mira al parque. una de las realizaciones poéticas más admirables de Arciniegas, la que más nos emociona, la que más nos cautiva, quizá porque estamos próximos a esa hora de meditación y de nostalgia que el poeta evoca maravillosamente. En esta joya del sentimiento el laud del Trovador de Colombia arranca sones más melodiosos, más hondos y sobre todo más varios que los que arrancó a su plectro el Orfco ue Nicaragua. El estado de ánimo que se expresa en El Poeta mira al parque es el mismo que el expresado por Rubén el mago, en aquella adorable Elegia de Otoño en Primavera. Juventud, divino tesoro, te vas para no volver, cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer.
Ahi era nada tratar de expresar la misma emoción y en idéntico metro que el Genio.
La obra de creación estaba hecha. Pero cabia la obra de ampliación. Arciniegas la realiza de manera pasmosa. En El Poeta mira al parque hay más amplitud, más variedad de visiones y emociones e idénticos ritmos que en Juventud, divino tesoro. El Poeta está en su balcón, apoya la frente en la viTūs pupilas vagas de Isis Fingian decir un adiós; casi exangue por la tisis Caiste en un golpe de tos.
Este poder de cvocación y de reconstrucción del bardo esplende en la serie admirablo de las poesías de su última época, en las que revive con una maestría velazqueña cuadros seductores de los tiempos de la Conquista, de la Colonia y de la Gesta heroica de esta América nuestra. En esta serie hay miniaturas de abanico y también frescos murales, todo pintado por un maestro, cuya.
palabra destila luz, color y armonía.
Escaso marco es una nota bibliográfica para encerrar las innumerables bellezas del Florilegio de circiniegas, en el que apenas si culmina una pequeña parte de la obra vasta y armoniosa de este orfebre, que no sólo es uno de los más grandes poetas hispanoamericanos sino también, un traductor insuperable de lo más glorioso de la lírica extranjera.
César Arroyo Imprenta LA TRIBUNA Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica