Omar Dengo

300 REPERTORIO AMERICANO To fué do por donde quiera como norma de su y de las conclusiones biológicas, psicoló biduría (1) y recojo de él para consaespíritu una palabra. Serenidad! La es gicas y sociológicas de la mente moder gración final del maestro estos versícu cribía en el libro que estudiaba, la escri na. No lo entendieron; en este país, los: bía al margen de los apuntes para sus decía es un gran progreso no tener El justo aunque sea arrebatado de conversaciones; la dejaba escrita en una ideas! Podríamos contemplar este lado muerte prematura estará en lugar de tarjeta en lugar bien visible de su escri de su personalidad que fué el periodista reposo. Porque no hacen venerable la torio. De seguro la pronunciaba al ama polémico y el comentador profundo a vejez los muchos días, ni los muchos necer como una plegaria maravillosa. estilo de Maragall. este otro: el con años; sino que la prudencia y juicio del. Serenidad!
versador, el conferencista, el profesor hombre suplen por las canas y es edad Serenidad. Es decir algo más que que daba clases como jugando al modo anciana la vida inmaculada. Porque el paz. Es decir: dominio perfecto del es ático con los conceptos y que sabía justo agradó a Dios, fué amado de El; píritu frente al dolor, frente a las ten bien la lección socrática del diálogo del y como vivía entre los pecadores, fué :taciones; en medio de la ruina de la alumbramiento.
trasladado a otra parte. Fué arrebata arcilla mortal; en medio de los esplen. Oeste otro, todo para el corazón, el do porque la malicia no alterase su modores del triunfo. Serenidad. Luz. hombre de hogar, el papá bueno, tier. do de pensar, ni sedujesen su alma las tranquila en medio de los vientos desa no, dulce como un niño.
apariencias engañadoras. Pues el hechitados; equilibrio de alas condóricas so Pero el tiempo vuela con alas más rá zo de la vanidad oscurece el bien verda bre los huracanes; lámpara encendida a pidas que las vibraciones que ahora se dero; y el inconstante ímpetu de la con los pies del Maestro con la llama verda llevan mi voz y es preciso decir las úl cupiscencia pervierte el ánimo inocen dera de la comprensión de la Realidad, timas palabras en recuerdo del Maestro, te. Con lo poco que vivió, llenó la cade la Vida, del Amor!
mas, como las mías si plenas de cordia rrera de una larga vida. Serenidad. Qué palabra más alta lidad no han alcanzado la vibración que Carlos Luis Sáenz para, ia conducta de un luchador! Segu viene de Dios, abro el Libro de la SaHeredia, Novbre. 18 1932.
que al pronunciarla o al pensarla sentía en su ser ese aplomo zmagnífico Vicente Blasco que tienen en los bosques los cedros iniIbáñez.
lenarios. Serenidad. Serenidad. Viene de la página 296. No pensáis en el mar en calma. No veis esos montes nevados que doran las de libros en el sentir de algunos crítiUno de los hombres más bien ente auroras. No se os presenta: Jesús, encos son nocivos porque son falsificación rados que tiene el país, que cultiva la vuelto en su túnica, descalzos los pies, de la historia, porque no respetan los ciencia sin descuidar el arte, me informó más blancos que la nieve, atadas las mafueros de la exactitud y porque los fue hace poco que ha leído en un libro de nos, como manojos de lirios silvestres y gos de la imaginación convierten a los exploraciones y cacerías en el centro con su rostro pálido divinamente encen.
personajes que actuaron en los escena del Africa, que el autor supo la muerte dido en la serenidad de la mirada de sus rios del mundo en simples maniquíes de de Blasco Ibáñez en plena selva, por la farándula que desempeñan el papel cuanto el gobierno británico tuvo a bien ojos profundos, compareciendo en el balinformar en sus vastos dominios de to cón de Pilatos ante la turba jayanesca que les asigna el capricho del novelisdo el orbe, este lamentable suceso de que vociferaba. Crucifícale!
ta; alguna verdad habrá en el reproche Crucificale. Serenidad. Serenidad!
pero es lo cierto que esos libros han te carácter mundial. En verdad que el es nido siempre la aceptación entusiasta critor que inició su carrera bajo modesMusa o ángel de alas de seda que insa del público y con estar advertido éste tas apariencias había llegado a merecer piró, desde lo alto, los últimos años del de lo la extensa notoriedad que raras veces que Maestro! Musa o Angel nacido de su que se va a representar es fábula pura, no se le falta al respeto a la obtienen los autores de obras teatrales propio espíritu, que le dió fuerza para gravedad de la historia, ni se falsean: y de relatos novelescos.
esperar la muerte y darle la bienvenida los conceptos adquiridos en las aulas. El gobierno de España, al hacerle como a una antigua prueba que trajera Por otra parte, un personaje de Shakes honores excepcionales ha querido exalen sus manos la lanza de la herida en el peare o Don Quijote de Cervantes, tar en ia personalidad de Blasco Ibáñez, costado o el cáliz del áspero vinagre pa: tienen más vida real que muchos acto en primer término a uno de los precurra su boca sedienta de luz.
res de la historia y hay ficciones que sores de la segunda república, a quien Dejemos para otra hora de cordial resería lástima destruir porque encantan después de sus luchas en el periodismo; cuerde la evocación del artista de la pa nuestra mente so pretexto de revivir la con su oratoria inflamada había logrado labra que fué el Maestro: dejemos para verdad histórica o el color local. una credencial de diputado a Cortes del otra hora señalar cómo su palabra no Cuando Blasco Ibáñez estaba en plena pueblo de Valencia, poniéndose en las fué nunca ejercicio ni pretexto para posesión de sus facultades artísticas, vifilas die vanguardia en la política, como ejercicio de vanidad o de retórica, sino sitado en Mentón por multitud de su su gran compañero de letras Pérez Galinstrumento para volcar ideas sobre las gestiones aladas, solicitado por numero dós; y como toda la pléyade de hommentc3 o sentimientos nobles sobre los sos temas de trabajo que se proponía bres de estudio que en la revolución y corazones. En otra hora pudiéramos desarrollar en los años sucesivos, ya que en el Parlamento han ilustrado los alcontemplarlo como el técnico, como el no tenía que pensar en las preocupaciobores de la vida nueva y de la regene hombre culto que busca en la ciencia y ración de las instituciones de la Madre nes materiales aseguradas cada día más en el arte las orientaciones de verdad y con el éxito de sus libros y con la rique. Patria; pero estamos seguros también de belleza que hagan eficaz y noble su za conseguida. y. acumulada que le serde que este criterio partidarista que es tarea.
vía para rodearse de cosas bellas en su legítimo, no ha sido exclusivo para acoPocos, por no decir ninguno, do villa de la Costa Azul, en uno de los siger las cenizas gloriosas que vuelvan a minan tan a conciencia en Costa Rica tios más poéticos de Europa, digno de su tierra, pues los ilustrados dirigentes los estudios de educación como los do la imaginación de aquel hombre meride ese gobierno, con amplia visión, conminó Omar Dengo. Luchó porque las dional, que tenía nostalgia, por los cátemplan a Blasco Ibáñez como lo que él discusiones pedagógicas, o educaciona lidos rayos del sol de su patria; cuando, tiene lerecho a que se le considere, coles, orientación de la enseñanza prima pues, había llegado la gloria, vino la mo uno de los valores representativos ria y secundaria, preparación de maes. muerte en pos de ella y nos privó a los del genio alegre y luminoso de España tros y profesores, programas, métodos innumerables lectores de los primores de ante el mundo, en los tiempos contem poráneos.
etc. etc. salieran del círculo vicioso de una labor literaria que salían de la ma.
la opinión puramente personal basada en no del Maestro, a plena conciencia de Alejandro Alvarado Quirós el yo creo o en el a mí une pare que sus concepciones, llenas de luz y de.
Noviembre de 1933.
ce. cuando no en el troglodita a :ní belleza podían rivalizar entre ellas, pero me da la gana y se plantearan en los que todas eran dignas y estaban segu campos técnicos de la experimentación, ras del laurel de la victoria. 1) Sabiduria. Cap. IV. vs. a 13. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica