EDITOR: REPERTORIO AMERICANO García Monge SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Desde que Garrison fundó su Liberator no hubo paz en la Unión: cómo crecen las ideas en la tierral José Marli.
Representanto en Hispanoamérica: Alfredo Piñeyro Téllez EXTERIOR. El semestre, 50 El año, 16. 00 am.
Giro bancario sobre Nueva York, Correos: Letra Exposición de Arte Plásticas Colaboración PINTURAS ANTIGUAS Esta nuestra retrospectiva entre varias cosas presenta un interior holandés de Van der Velden, un retrato de doña María Josefa Romana y Manrique pintado en 1791 por Rosales en la Antigua Guatemala, un Pedro de Alvarado, grande, rojizo y sobrio y también toda nuestra pasada geneneración que podia pagar su retrato por un pintor de austeros pinceles, Bigot. Son numerosas las telas y su repetición mono! ona nos hace evocar con fuerza un pasado ecles y militar. De la época de la Colonia están alli un Santo Domingo de Guzmán y un San Agustin pintados sobre lata por anónimos creyentes que no tenían inás fe que la de su religión ni mejor modo de mostrarla que pintando, hechos con una Ana linea que tiene candores infantiles.
En este salón hay una humanidad viviente quemándose la carne dorada en los fondos sucios y donde a la luz se la deja entrar con reservas. no se puede menos que pensar en los otros cuadros, en los del salón de los pintores de hoy. Allí el sol desbarata las formas, hay trópico con todas las técnicas y las figuras están orientadas hacia la luz en busca del coloro vertebrándose hacia un nuevo clasicismo.
Ese contraste de nuevo y viejo se deshace al valorar las obras, porque bueno y malo se dan tanto en un salón como en otro y las obras, aun las más separadas en el tiempo se emparentan a través de los siglos, asi el romancero guarda ingenuidades que vuelven en los versos de ahora, o la piedra esculpida honradamente engarza sin esfuerzo una tradición precolonial olvidada. La lucha del artista ha sido igual en todos los tienipos, basta recordar los frescos de Fray Angélico borrados y sustituidos por pintores mediocres. al Greco tomado en serio a raiz de ilustres visitantes franceses, hay que leer las melancólicas cartas de Miguel Angel o las de Gauguin amargas y airadas (escritas desde las islas del Pacifico) para darse cuenta como la lucha ha sido siempre contra la indiferencia y la sordidez. Es muy fácil conocer el clasicismo o el goticismo de épocas pretéritas y es difícil descubrir el espíritu que animó esas obras reapareciendo ahora en las pinturas modernas. Los del cuatrocientos creían en Dios, Jo veian y les era dulce el pintarlo, sus pinceles guiados por la fe podían decir a los hombres la epopeya de San Francisco o hacer del arte una técnica de la plegaria, por eso los medios de expresión no están recargados y la concepción de sus obras corresponde a sus vidas y al aliento de la época. Lo mismo creo advertir en Diego Rivera, al poner su pintura al servicio de fines politicos lo que hace es depurar su arte haciéndolo más sobrio y convincente.
La labor mejicana ha sido la de unir la rota tradición de la pintura teológica con la pintura proletaria.
En esta exposición de cuadros viejos, entre numerosas telas vacias se encuentra pintura en ese maridaje de linea y color, en esa herida sin cicatriz donde estilo tema pintado son: una sola cosa. Alli no existe el ato mentador dualismo de lo que se dice y el modo como se dice, aqui el pintor toma su 719 visión como realidad y las figuras pintadas existen de veras con esa vida extraña y elevada que tienen en los cuadros los arzobispos y los presidentes, los Santo Domingo de Guzmán generales y los sacerdotes que alinea histó(Propiedad de don Elias Leiva)
ricamente el salón de cuadros antiguos. Esta agloineración de retratos nos convence de que la tradición en Costa Rica ha sido pobre. Todavia en el siglo pasado los retratistas niar Guatemala cuando no se mandaban a hacer a Europa. El grupo que en el otro salón expone sus obras recientes está tratando de buscar la expresión de la tierra, y entre fecundas equivocaciones es indudable que se llegará a algo a pesar de la indiferencia que hace penosa la labor del artista: LA ESCULTURA Todavia queda la costumbre de esperar artistas de las academias. Estas solamente producen gente que satisfaga el gusto oficial. Es una sorpresa encontrar un artista de genio que se soporte una academia con su frio aprendizaje de vaciedades, como si no fuera la vida la que provee de sustancia y dentro de ella y de las necesidades del arte como se descubren de un modo viviente los más finos secretos de la técnica.
El hombre que hizo una hecatombe a los dioses porque encontró una verdad, el que ante un cuadro se sintió pintor, es porque aprendieron por la forma intensa de la revelación y todo lo que no sea esto es academia. En nuestra exposición de escultura de este año se siente un soplo de hielo en los mármoles y yesos, la vida ha sido momificada. La academia debería perder su nombre aristocrático para cambiarse en taller porque en esta exposición es solamente del taller de donde han salido los esculcores Néstor Zeledón con su sano oficio de obrero ha tallado directamente sobre la piedra un zabino lleno de unidad y devotamente trabajado.
Francisco Zúñiga expone cuatro esculturas. Las cosas qne Zúñiga tallaba hace años comparadas con las ultimas obras que exhibe indican que ha conseguido una mayor concisión, menos teatro y más vida, la expresión como en su pintura se ha hecho más recondita ganando en pureza la emoción y en opulencia la forma. El busto de mujer, atestigua que el granito para estas concepciones es superior al mármol, y que su finura gris está más de acuerdo con una estética americana. La adolescente por el tamaño y factura recuerda la serie egipcia de muchachas talladas en madera uno de sus materiales escasos y preciosos. Tiene la figura el encanto de una edad que se fuga en otra, el cuerpo va esculpiéndose hacia la muje. por eso Zúñiga ha escogido este momento para detenerlo, tratando como la naturaleza sumariamente las formas y haciéndolas despuntar con serenidad. El tipo étnico de la figura es incierto, pero corresponde espiritualniente al cuerpo libre de civilización.
Esta pequeña figura está modelada por todos lados como una columna grácil.
Dan deseos de aconsejar como creia Baudelaire y como en varias ocasiones lo hizo, de ilustrar con poemas las. estatuas y los cuadros. En realidad esta costumbre seria nueva por lo arcaica y supliría el agrio filosofismo de la critica por la efusión de los versos. Amighetti Doña Josefa Romana y Manrique, Condesa de Aycinena Retrato pintado por Rosales. De la colección de don Fernando Yglesias. Imprenta LA TRIBUNA Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica